Todos estamos conectados con la vida
a través de diversas cosas:
la sangre y la respiración,
los huesos y tendones,
los elementos y las estaciones...
por la esencia de todas las cosas.
Cada uno de nosotros,
existimos en el centro
de nuestro propio universo,
que es diferente para cada uno
y, sin embargo, compartido por todos.
A partir de este centro
puedes extenderte hacia afuera
para reconocer tu parentesco
con todos los seres vivos,
y estar en una relación de armonía con todos.
Experimentar esto es sentir
tanto una tremenda libertad
como una profunda sensación
de la gloriosa naturaleza de la vida.
Con el siguiente ejercicio podrás establecer y mantener este parentesco con la trama de toda la Creación:
Una
aspecto central de la práctica chamánica es una íntima conexión con el
mundo natural, tal como se concibe bajo la modalidad visionaria, y tal
como lo ven nuestro cinco sentidos cotidianos: vista, oído, olfato,
gusto y tacto. El ritual siguiente te permite reconocer cual es tu lugar
en la trama de la vida y del ser.
-
Empieza por buscar un lugar al aire libre o despeja un espacio dentro
de tu hogar y ponte en el centro, mirando al Este. Cierra los ojos,
respira profundo y relaja tus músculos todo lo que puedas.
-
Ahora extiende tus sentidos hacia el Este, y reconócelo como el lugar
de los principios, de la luz, del amanecer y de la primavera, de la
nueva vida. Mientras respiras toma conciencia del aire entrando y
saliendo de tus pulmones. Sin él, no puedes vivir. Reconoce como te
sustenta el aire, y como sustenta a las aves que vuelan sobre él. Siente
el hilo de la vida que te conecta con el Este, reconoce las energías
que vienen a ti desde esta dirección.
Reconoce cada respiración dadora de vida.
-
Ahora gírate al Norte y toma conciencia de todo lo que viene de esta
dirección. Considera la fuerza y resistencia de la tierra y de la piedra
que te sustenta, los gélidos vientos invernales que arrancan las hojas
muertas y limpian el mundo, preparándolo para su sueño invernal y
eventual renacimiento. Recuerda las criaturas que corren y caminan sobre
la tierra, con las que compartimos nuestro lugar en el mundo. Reconoce
tu conexión con todo lo que respira y tiene su ser sobre la tierra.
-
Ahora gira hacia el Oeste y toma conciencia de todo lo que viene de esa
dirección. Toma conciencia del agua revitalizante sin lo cual no es
posible la vida. Recuerda los peces que nadan en las profundidades y son
sustentados por este elemento. Reconoce la importancia del agua a la
hora de traer al ser la nueva vida, como la lluvia que cae sobre la
tierra y fomenta el crecimiento de todas las cosas. Considera la
plenitud y el propósito de la vida que te rodea. Sé consciente del
amanecer, de los cielos serenos y de la humedad fresca. Siente el hilo
que te conecta con el Oeste.
-
Ahora gírate hacia el Sur y toma conciencia de todo lo que viene a ti
desde esa dirección. Toma conciencia de la sangre moviéndose en tus
venas, de la calidez del sol que sustenta toda vida, del pulso de la
creación y de la pujanza de todas las cosas durante los meses de verano.
Toma conciencia de la luz del mediodía, o de las sombras, del olor de
las flores y las plantas verdes. Reconoce el glorioso don que es la vida
y todas las riquezas que aporta. Siente el hilo de la vida que te
conecta con el Sur.
-
Ahora siente la fuerza de la tierra debajo de ti, que te mantiene y te
sustenta en cada momento, tanto al caminar como si yaces sobre ella. A
continuación extiende tus pensamientos al cielo que te cubre, que te
abraza como la haría una madre, con ternura y cuidado, dándote la vida y
la fuerza y trayéndote rumores sabios de todos los puntos de la
brújula.
-
Ponte de pie durante un rato y toma conciencia de las seis direcciones y
de la séptima, tu propia forma y espíritu internos, de como cada una te
conecta con todo el resto, uniéndote a la trama de la vida,
compartiendo contigo su abundancia, creando nuevos comienzos con cada
momento que pasa y cada respiración que tomas. Reconoce tu parte en este
proceso que continúa indefinidamente. Tu también eres una parte
esencial del mundo, y desde tu centro personal puedes extenderte en
todas las direcciones para honrar la trama de la vida a la que
perteneces.
Cuando
estés preparado para abrir los ojos y mirar a tu alrededor, reconoce la
sacralidad de todo lo que ves, tanto si está dentro de tu hogar como
fuera en la naturaleza. Cuando hayas completado esta ceremonia varias
veces, empezarás a sentir los hilos de la trama de la vida con más
frecuencia, sustentándote y energizándote, y conectándote con el
Universo en que vives.
Publicado por Begoña Rojo en:chamanesdelmundo.blogspot.com.ar
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