¿Pueden la cobardía y la hipocresía también ser hermosas?
Si
tienes el ideal de ser un hombre valiente entonces se ve feo ser un
cobarde. Pero la cobardía es un hecho, y el ideal es precisamente un
ideal, una fantasía de la mente.
Sacrifica las fantasías por la
realidad, deja todos los ideales, y entonces la vida comienza a
integrarse. Todos los fragmentos rechazados empiezan a regresar a su
sitio, lo reprimido empieza a aparecer. Por primera vez empiezas a
sentir una especie de comunión; ya no estás separado.
Por ejemplo,
si me mantengo en ser una buena persona, no seré capaz de permitirme
el reconocer y aceptar sensaciones de enojo cuando aparecen en la
consciencia, porque la gente buena simplemente no se enoja.
Por
lo tanto, para obtener una unidad personal en la consciencia, debo
primero tomar mi posición como si no fuera algo fijo o duradero, sino
que me mantengo en ser solamente la realidad experimental
momento-a-momento que aparece en la consciencia.
De
esta manera en algunos momentos estoy enojado, luego en algunos
momentos estoy triste, luego en algunos momentos estoy celoso, luego en
algunos momentos estoy alegre. Momento-a-momento, lo que suceda es
aceptado. Entonces llegas a ser uno. Y esta unicidad es el asunto más
fundamental para entender.
El maestro debe ayudar al discípulo a
confrontar y a integrar esos aspectos experienciales rechazados de sí
mismo de lo que él realmente es en un momento dado, en vez de intentar ayudarle a realizar su opuesto compensatorio o lo que el discípulo siente que debe ser, o eso que está intentando proteger, realzar o afirmar sobre sí mismo.
Mi
propósito, mi función, es quitarte todos los ideales. Has venido con
ideales; quisieras que yo realzara tus ideales, quisieras que te apoyara
y que te ayudara a ser aquello que quieres llegar a ser. Esa puede ser
tu motivación para venir aquí, pero ése no es mi trabajo.
Mi
trabajo es justamente lo contrario: ayudarte a aceptar lo que ya es y a
olvidar todo acerca de tus fantasías. Quisiera que fueras más realista y
pragmático. Deseo darte raíces en la tierra, y tú estás anhelando el
cielo y has olvidado completamente la tierra.
Sí, el cielo también
está al alcance, pero solamente de aquellos cuyas raíces han penetrado
profundamente en la tierra. Si un árbol desea elevarse hasta el cielo y
susurrar con las nubes y jugar con los vientos y tener cierta comunión
con las estrellas, entonces el árbol tendrá que echar raíces más y más
profundo en la tierra. Lo primero es echar raíces en la tierra, lo
segundo sucede por sí solo. Cuanto más profundamente van las raíces, más
arriba el árbol va; no hay necesidad de hacer nada más.
Mi esfuerzo aquí es enviar tus raíces profundamente, en la tierra de la verdad. Y la verdad es aquello que tú eres.
Entonces
repentinamente las cosas comenzarán a suceder: comenzarás a elevarte.
Los ideales que siempre habías intentado y que nunca habías podido
alcanzar comenzarán a suceder por su propia cuenta.
Si una persona
puede aceptar su realidad como es, en esa misma aceptación toda tensión
desaparece. La angustia, la ansiedad, la desesperación, todas ellas
simplemente se evaporan. Y cuando no hay ansiedad, ni tensión, ni
fragmentación, ni división, ni esquizofrenia entonces repentinamente hay
alegría, entonces repentinamente hay amor, entonces repentinamente hay
compasión. Éstos no son ideales, son fenómenos muy naturales. Todo lo
que se necesita es remover los ideales, porque esos ideales están
funcionando como bloqueos. Cuanto más idealista es una persona, más
bloqueada está.
Tan peculiar y contradictorio como puede sonar, la
paz se ha de encontrar solamente en medio del dolor y nunca luchando en
contra o escapando de lo que es considerado negativo o doloroso.
Sí,
la cobardía te ocasiona dolor, el miedo te ocasiona dolor, la cólera te
ocasiona dolor, éstas son emociones negativas. Pero la paz puede ser
lograda solamente aceptando y absorbiendo lo doloroso, no rechazándolo.
Rechazarlo te hará más pequeño y más pequeño y más pequeño, y tendrás
menos y menos poder. Y estarás en una guerra interna constante, una
guerra civil, en la cual una mano luchará con la otra, con lo que
simplemente disiparás tu energía.
Una cosa muy fundamental para
recordar: solamente la comunión con dolor psicológico abre la puerta
para su liberación y transcendencia, solamente con dolor psicológico.
Todo lo que es doloroso tiene que ser aceptado; un diálogo tiene que ser creado con ello. Eres tú.
No hay otra manera de ir más allá, la única manera es asimilarlo.
Y
tiene un enorme potencial. La cólera es energía, el miedo es energía,
lo mismo la cobardía. Todo lo que te sucede tiene gran ímpetu, una gran
cantidad de energía oculta en ello. Una vez que lo aceptes, esa energía
se hace tuya. Te vuelves más fuerte, te expandes, comienzas a ser más
espacioso. Entonces tienes un mundo interno más grande.
Osho
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