El primer gesto humano es el abrazo. Después
de salir al mundo, al principio de sus días, los bebés manotean, como buscando
a alguien.
Quienes se ocupan de los ya vividos,
dicen que los viejos, al fin de los días, mueren queriendo alzar los brazos.
Y así es la cosa, por muchas vueltas que le
demos al asunto, y por muchas palabras que le pongamos. A eso, así de simple,
se reduce todo: sin más explicación, transcurre el viaje.
Fuente: Eduardo Galeano.
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