lunes, 27 de octubre de 2014

EL MAMBE.




Hace varios siglos, la planta de la coca llegó a Colombia. Los indígenas que habitan la zona selvática del sur del país le han dado un uso tradicional a su hoja. Desde entonces, las diversas tribus de esta zona la han incorporado a la medicina tradicional y a sus rituales. El mambe es un buen ejemplo de ello. Muchas de las etnias que habitan el Departamento de Putumayo -Murui, Kamsá, Inga Quichua y Siona- comparten esta tradición.
       El mambe nace de la combinación de la hoja de coca tostada y pulverizada y de la ceniza de yarumo. Esta última tiene como función liberar el alcaloide de la planta para  dejar al descubierto sus propiedades. Una vez obtenido el mambe, se combina con una pasta de tabaco denominada ambil.
       La población indígena en el Departamento de Putumayo es de unos 30.000 habitantes. Existen en la zona 126 cabildos y 39 resguardos donde habitan las distintas etnias. En el cabildo Piñuña Negro existe una comunidad biétnica formada por familias Murui y Kichwa. El clan Murui se desintegró en distintas comunidades por la explotación cauchera y la guerra contra Perú esparciéndose a lo largo de la región durante la tercera década del siglo XX. Las consecuencias para todas estas tribus fueron nefastas.
       Hoy en día, cerca de 6.000 indígenas Murui viven en el sur de Colombia. Estas comunidades están organizadas en casas multifamiliares o malocas. En cada una de ellas habitan los padres y los hijos varones con sus respectivas familias. Cada miembro de la familia desempeña una función. Su medio de subsistencia es la horticultura, la caza, la pesca y la recolección.
       El jefe de la maloca es el encargado de garantizar la protección y seguridad de su clan, siendo la autoridad máxima. También lleva a cabo los rituales del saber tradicional como el de la siembra, la recolección del maní o el de la cacería. Todos ellos orientados a propiciar una buena cosecha y garantizar animales para la caza. Además, recoge los conocimientos de la medicina tradicional y es el encargado de realizar la ceremonia del mambeadero, que se desarrolla cada día en la maloca y que supone la ingesta de las plantas sagradas de la coca y el tabaco.
       En esta tribu Murai de Piñuña Negro, Eduardo es el encargado de elaborar el mambe y llevar a cabo dicho ritual. Para esta comunidad, la coca es una planta tradicional utilizada en los rituales de la tribu. Se utiliza y cultivada con fines medicinales y  no comerciales. Al igual que otras tribus de la zona, los Murai de Piñuña Negro han sufrido las consecuencias del plan Colombia en la erradicación del cultivo de coca en la región y se han visto obligados a obtener permisos para realizar plantaciones lícitas de este cultivo.
       No sólo su tradición y su cultura ancestral se han visto afectadas negativamente, también el territorio en el que habitan. Las tribus indígenas, para quienes la selva es un espacio sagrado que respetar, se enfrentan hoy en día al deterioro del suelo causado por el uso del glifosato y otros herbicidas utilizados en las fumigaciones aéreas, así como otos productos químicos -cal, acido sulfúrico o gasolina- que se usan en el proceso de elaboración de la base de coca. Estos elememtos han arruinado bosques y otros cultivos provocando un desastre ecológico y sanitario que ha afectado tanto a seres humanos como a animales y del variado ecosistema del sur de Colombia.
       Por otro lado, tras la implantación de Plan Colombia, los indígenas de esta zona se han visto afectados por la fuerte presencia militar, generando una desconfianza mutua y una tensa convivencia. Los militares vinculan a los indígenas con la guerrilla, a pesar de los reiterados desmentidos, acusándolos de colaborar con la insurgencia

Pilar Rodríguez






ARMANDO RODRIGUEZ MORALES
Soberano de la República Errante MENDA LERENDA.
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sábado, 11 de octubre de 2014

LAS ENFERMEDADES MENTALES VISTAS DESDE EL CHAMANISMO.

 

SEGUN UN CHAMAN AFRICANO.



Según la visión chamánica, las enfermedades mentales simbolizan el “nacimiento de un sanador”. Malidoma Patrice Somé nos explica que los trastornos mentales son crisis espirituales que deben considerarse como tales con el fin de asistir al sanador en su nacimiento.
Lo que los occidentales consideran enfermedades mentales, los Dagara lo ven como “buenas noticias desde el otro mundo.” Las personas que experimentan la crisis han sido escogidas como intermediarios entre la comunidad y el mundo espiritual. Según el Dr. Somé “los trastornos mentales y las disonancias conductuales de cualquier tipo ponen de manifiesto que se fusionado en el mismo campo dos energías totalmente incompatibles.” Estas perturbaciones se producen cuando la persona en cuestión no recibe ayuda para manejar la presencia de estas energías procedentes del mundo espiritual.
Cuando el Dr. Somé visitó por primera vez los Estados Unidos en los años 1980 como parte de sus estudios de postgrado, se sorprendió al ver cómo se trataban las enfermedades mentales. Cuando uno de sus compañeros fue internado por una “depresión nerviosa”, el Dr. Somé fue a visitarlo.
“Fue todo un shock. Era la primera vez que presenciaba cómo trataban acá a las personas que manifestaban los mismos síntomas que había visto en aldea.” Lo que más conmocionó al Dr. Somé fue el énfasis que hacía en la vertiente patológica de los síntomas, como si fuera algo que debiera detenerse. Este abordaje es totalmente opuesto a la visión de su cultura en relación con este tipo de “enfermedades”. A medida que observaba a su alrededor, entre pacientes con camisas de fuerza, pacientes completamente idos debido al efecto de los fármacos, pacientes gritando… se dijo a sí mismo “así que esta es la forma en que se trata a los sanadores que están intentando nacer. Menuda pérdida, sobre todo para una persona que finalmente se ha alineado con una fuerza del otro mundo.”
Otra forma de expresar lo que él experimentó, y que tendrá más sentido para la mente occidental, es que en Occidente no se nos enseña a reconocer la presencia de fenómenos psíquicos. De hecho, las habilidades psíquicas son menospreciadas e incluso denigradas. Cuando este tipo de energías emergen en la psique occidental, el individuo en cuestión no está equipado para integrarlas o incluso reconocer qué está pasando. El resultados puede ser aterrador. Sin el contexto y la ayuda pertinentes para lidiar con la apertura hacia otro nivel de la realidad, a efectos prácticos, esa persona está loca. Las elevadas dosis de antipsicóticos agravan el problema e impiden la integración que podría llevar al desarrollo y el crecimiento del alma del individuo que ha recibido estas energías.
En la tradición Dagara la comunidad ayuda a la persona a integrar las energías de ambos mundos. Entonces, la persona puede actuar como un puente entre dimensiones y proporcionar a la comunidad la información y sanación que necesita. Así, la crisis espiritual termina con el nacimiento de otro sanador.
Los seres que acentuaban el dolor de los internos del hospital psiquiátrico en realidad estaban intentando fusionarse con ellos con el fin de pasar mensajes a esta realidad. Las personas que habían escogido para fusionarse no estaban recibiendo ayuda alguna para aprender a cómo ser intermediarios entre ambos mundos, lo que frustraba los intentos de los seres por fusionarse con ellos. Como consecuencia, el trastorno energético inicial se mantenía y se impedía el nacimiento de un sanador.
“La cultura occidental ha ignorado sistemáticamente el nacimiento del sanador,” afirma el Dr. Somé. “Es por eso que el otro mundo seguirá intentándolo con la mayor cantidad de personas posible, para así llamar la atención de alguna de ellas. Tienen que seguir intentándolo.” Los espíritus se sienten atraídos hacia personas cuyos sentidos no han sido anestesiados. La sensibilidad es una especie de invitación para ellos.
Aquellos que desarrollan los llamados “trastornos mentales” son aquellos que son sensibles, algo que en muchas ocasiones se percibe en Occidente como hipersensibilidad. Las culturas indígenas no lo ven de la misma manera, por lo que las persones sensibles no se perciben a sí mismas como extremadamente sensibles. En Occidente, el ritmo frenético, el bombardeo de los sentidos y la violenta energía que reina por doquier pueden abrumar a las personas sensibles.
Alex: Loco en los EE.UU., sanador en África
Con el fin de poner a prueba su creencia de que la visión chamánica de las enfermedades mentales es igualmente válida en el mundo occidental y en las culturas indígenas, el Dr. Somé se llevó consigo a África a un paciente. “Me sentí motivado por mi propia curiosidad de descubrir si era cierta la universalidad de que las enfermedades mentales podrían estar siempre conectadas con una alineación con seres de otro mundo,” declaró el Dr. Somé.
Alex tenía 18 años y había sufrido un brote psicótico cuando tenía 14 años. Presentaba alucinaciones, tendencias suicidas e incluso sufría intensos periodos de depresión. Estaba internado en un hospital psiquiátrico y recibía múltiples fármacos, pero nada le ayudaba. Sus padres ya no sabían qué más hacer con él.
Con su permiso, el Dr. Somé se llevó a su hijo a África. Tras ocho meses, Alex estaba en un estado prácticamente normal. Incluso participaba en las sesiones con los otros sanadores de la aldea. Alex se quedó por voluntad propia cinco años más en la aldea, ya que se sentía mucho más seguro allá que en los Estado Unidos.
Para alinear su energía con la del ser procedente del mundo espiritual, Alex pasó por un ritual chamánico concebido para tal propósito, aunque con ligeras alteraciones para adaptarlo al hecho de que no había nacido en la cultura Dagara. El hecho de que la alineación de esas energías curase a Alex, demostró al Dr. Somé que la conexión entre otros seres y las enfermedades mentales es universal.
Tras el ritual, Alex comenzó a compartir los mensajes que los seres espirituales tenían para los seres de esta realidad. Esta experiencia llevó a Alex a graduarse en psicología, y tras cuatro años más, Alex volvió a los Estados Unidos ya que había descubierto que ya había hecho todo lo que tenía que hacer en África y podía entonces continuar con su vida.
Tras presenciar la eficacia del ritual chamánico para Alex, el Dr. Somé llegó a la conclusión de que los seres espirituales desempeñan el mismo papel en Occidente que en su pequeña comunidad, solo hay que prestarles la atención que merecen. Debe encontrarse la forma de prestar menos atención a la patología en sí y buscar el ritual adecuado que ayude a alinear e integrar las energías que llevan estas personas.
BNE

Fuente: Artículo original The Shamanic View of Mental Illness de Stephanie Marohn
Traducción: Christian Simón Bueno