En la medicina tradicional existe el
consenso de que la palabra chamán correspondería al homónimo shamann de
las tribus Tungus de Siberia, es decir tendría un orígen asiático
localizándose en términos territoriales entre Rusia y Mongolia. El
chamán siberiano fue y es un hombre sagrado, que debe mediar con los
espíritus, aquél portador de sabiduría, que en momentos de trance logra
sanar las enfermedades del alma y del cuerpo de su comunidad. En las
culturas de todos los continentes la presencia de los chamanes ha sido
más que evidente y cada pueblo lo denominaría muy a su propia tradición y
lenguaje. Lo común es el rol central e histórico que han ocupado en
cada civilización. Algunos autores e investigadores datan de la
presencia de los primeros chamanes desde el hombre de Cromagnón (50,000
años aC.), con lo cual conformaría la primera fuente de la medicina y
espiritualidad en el mundo.
El chamanismo ha sabido conservarse al
paso del tiempo, aún hoy en la actualidad los chamanes ejercen una labor
espiritual paralela a las religiones y al sistema médico convencional.
El chamán es el eje central de las llamadas medicinas tradicionales,
originarias o ancestrales que conviven en los rezagos de cada cultura
regional. El sistema médico y científico califica peyorativa, paradójica
y prejuiciosamente las prácticas chamánicas como primitivas,
especulativas y hasta antisaludables, sin embargo en la práctica buena
parte de la población cura sus propios males con la intervención del
chamán y muchos médicos recurren a las prácticas ancestrales cuando
agotan sus propias posibilidades de curación.
El chamán es visto muchas veces como un
personaje raro, misterioso, antisocial y hasta alejado de la realidad.
En occidente, las palabras que se utilizan para identificar al chamán
son curandero, maestro, sanador, guía espiritual, espiritista, vidente,
hechicero y hasta brujo. Existe una serie de mitos que la sociedad ha
construído respecto de la práctica chamánica y en teoría no existe una
aceptación cabal, ni legal de su función social y sanitaria. Pero un
hecho es evidente, el chamanismo existe y está presente. Es parte de la
propia realidad y de todo lo existente. Y por contradictorio que
parezca, el chamanismo es un movimiento universal que está cobrando
fuerza gracias al despertar espiritual de muchas personas. Los senderos
no son nada sencillos al inicio, pero se sabe y se siente que de a poco
es un camino que toma claridad, forma y fuerza en cada ser humano que
explora las dimensiones sagradas de la vida.
El sendero del chamán es entonces, el
sendero sagrado de la vida, un personaje que puede servir de puente y
mediador entre los espíritus que habitan en todos los planos
dimensionales, aquél que vive en contacto permanente con la naturaleza y
con sus bondades, un hombre o mujer de conocimiento y medicina que ha
sabido sortear el llamado original, diversas pruebas de paso y una
preparación generalmente rigurosa. El chamán puede transportarse a
realidades mayores y viajar a esos estados de conciencia elevados que ha
explorado con anterioridad. Su función pasa por acompañar a otros a
emprender el camino de autocuración y de conexión directa con la vida.
El sendero del chamán es un camino de luz y de conocimiento del cósmos
interior.
Fuente: http://www.takiruna.com
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