El tambor es la herramienta del chamán. Es usado para inducir el trance (estados expansivos de conciencia que son experimentados físicamente) permitiéndole abandonar su cuerpo y viajar a otros mundos o moverse en otras realidades invisibles a nosotros. También ha sido usado para invocar los espíritus y la adivinación. Permite que nuestros espíritus vuelen para conectarse con la Tierra y sanarnos a nosotros mismos y a nuestras comunidades.
Un tambor se percibe como un guía espiritual, puesto que está hecho de madera y piel de animal. Cuando nosotros vamos a un templo de la religión que sea, acudimos para hacer plegarias u orar, de tal manera que invocamos o hacemos una petición al Creador; pues bien, en el caso del tambor también se puede decir que hacemos una plegaria pero con el sonido que emana al vibrar la piel del animal cuando lo tocamos, por lo que también invocamos, pero a los reinos animal y vegetal, en UN LENGUAJE NO VERBAL.
Tradicionalmente el tambor es un método disponible por los sanadores para tratar los desórdenes físicos y psicológicos, ya que con el ritmo de la percusión nuestros cuerpos y espíritus se sincronizan armoniosamente. Estudios científicos han comprobado que los individuos que meditan y aquellos en trance chamánico, producen gran cantidad de ondas cerebrales en ritmo Alfa (7 a 13 ciclos x segundo) y Theta (4 a 7 ciclos x segundo) más que la gente común ensimismada en sus conflictos personales, familiares o laborales. Estos ritmos cerebrales crean trance y sanación psicofísica. En un estado de conciencia ordinario, que es el común de todos nosotros, representativo de un día cotidiano normal lleno de responsabilidades, se ha comprobado que tenemos mayor cantidad de ritmo cerebral Beta (14 a 30 ciclos x segundo).
Cuando
tocamos el tambor Djembé, el sonido de tono bajo o grave, se obtiene
cuando se golpea el centro del tambor, asociándose a un ritmo Theta. El
ritmo Alfa se produce con un golpe medio. El ritmo Beta corresponde a un
Slap. No todos los tambores tienen estos tres sonidos y no toda la
gente resuena con este modelo.
El surgimiento del ritmo depende de diversos factores:
-La vibración del ejecutante. Su intención de sanarse a sí mismo y a los demás.
-La vibración del paciente por su enfermedad y su predisposición a ser sanado.
-La responsabilidad de nosotros ante la vida, y
-El lugar donde se toca (el mejor es en el campo, con la naturaleza).
-La vibración del ejecutante. Su intención de sanarse a sí mismo y a los demás.
-La vibración del paciente por su enfermedad y su predisposición a ser sanado.
-La responsabilidad de nosotros ante la vida, y
-El lugar donde se toca (el mejor es en el campo, con la naturaleza).
EL RITMO SURGE ESPONTANEAMENTE, SIN INTERFERENCIA DEL PENSAMIENTO ANALITICO.
Diferentes
ritmos crean o invocan diferentes energías. Cuando tocamos el tambor la
energía latente en nosotros se expresa libremente sin que intervenga el
pensamiento, ya que no se razona y emerge espontáneamente.
Nuestro cuerpo físico cuando está saludable tiene un ritmo natural, y lo expresamos hacia nuestro alrededor y a las demás personas, se dice que tenemos “buena vibra”. De esta manera, cuando tocamos el tambor (tiene que existir la intención de sanar) armonizamos al paciente (siempre que tenga predisposición a ser sanado), por lo que sus dolencias físicas y mentales se mejoran, ya que produce relajación así como liberación de un trauma emocional y una integración con los demás y consigo mismo. Esto se logra por el ritmo que surge del tambor ya que altera las frecuencias de las ondas cerebrales. Estudios científicos explican que esto es debido a la gran producción de ondas cerebrales Theta y sincronización hemisférica, por lo que sugieren tocar el tambor entre 3 o 4 ciclos x segundo para sincronizar el cerebro a este ritmo y que algunos han llamado Estado de Conciencia Chamánico, logrando que el paciente perciba los Estados No Ordinarios de Conciencia. El canto o la repetición de mantras así como el sonido monótono de la maraca tienen también este efecto.
Cuando tocamos puede ocurrir que surja otro ritmo, y ello indicará que la energía del paciente ha cambiado y necesita dicha modificación para obtener una mejora física y mental, o bien, estar abiertos a nuestra intuición. Dicho cambio indicará también que estamos resonando en otro órgano del paciente para su armonización y bienestar.
Se sugiere comenzar con un ritmo acorde al ritmo cardíaco, y posteriormente ir aumentando en velocidad, que condicionará una purga emocional. Cada sanador creará su propio método.
NO SE DEBE ESCUCHAR EL SONIDO DEL TAMBOR, HAY QUE DEJARSE LLEVAR POR ÉL.
La
Terapia con el tambor tiende a restaurar la integridadvibracional de
cuerpo, mente y espíritu. Las ondas sonoras producidas por el tambor
imparten su energía para hacer resonar al cuerpo físico, mente y
espíritu en una vibración por simpatía. Las frecuencias del tambor
interactúan con las nuestras creando un ambiente armónico, que perdura
de 48 a 72 hs o incluso hasta una semana posterior a una sesión con
tambor.
La
ciencia reconoce el efecto terapéutico de la percusión, comprobándose
que el sistema inmune se incrementa después de una sesión con tambor.
Otros estudios han comprobado su beneficio en pacientes con Alzheimer,
autismo infantil, disturbios emocionales en los adolescentes,
drogadicción, politraumatizados y población de prisiones y de asilos, ya
que el sonido del tambor logra su atención y por ende produce quietud
en estos pacientes con mejor coordinación motora. También demuestra su
eficacia para manejar el estrés, fatiga, ansiedad, hipertensión arterial
sistémica, cefalea, asma, dolor crónico, artritis, desordenes
emocionales y del sueño, así como en el manejo de las adicciones.
Cada
terapeuta crea su propia técnica, sin embargo, se recomienda una sesión
de mínimo 25 minutos. Los primeros 20 minutos el ritmo es lento y se
acelera en los últimos 5 minutos. Los resultados científicos indican que
se logra una purga emocional. Pueden estar varios percusionistas y el
paciente generalmente está en medio del círculo de ellos. El ritmo y
melodía surgen espontáneamente. El paciente debe dejarse ir por el
sonido del tambor sin prestarle atención, y paulatinamente el cerebro
estará en simpatía con la percusión y posiblemente tenga Estados
Alterados de Conciencia, o bien, se dormirá, indicando que se produjo la
Respuesta de Relajación y por consiguiente bienestar psicofísico. En
nuestra experiencia damos sesiones con duración mínimo de 1 hora. Hemos
tocado hasta 5 horas con excelente respuesta de los pacientes ya que
logramos en ellos una sensación de liberación física y mental.
compartido por: caminosagrado.com
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