¿Qué es lo primero que
podemos asociar con el insomnio?
El
miedo. La desconfianza en el proceso de la vida…
¿Qué
pasa cuando queremos y debemos dormir y el sueño no llega?
Los
problemas para conciliar el sueño pueden tener varias causas. Una muy común es
el desequilibrio entre los egos. Recordemos que nuestra dimensión psíquica está
formada por cuatro egos: el intelectual, el emocional, el libidinal y el
material. Pasar de la vigilia al sueño es abandonarnos con confianza y ello es
imposible con un flujo de pensamientos activo. Cuando el ego intelectual es el
que lleva las riendas de nuestra vida, éste no puede soltarlas, tiene miedo a
que salirse de la vía racional lo lleve a la cuneta.
¿Por
qué a veces se duerme mejor fuera de casa?
En
esos casos habría que analizar con que persona duermes en casa y que objetos te
rodean en el dormitorio. Los ambientes tóxicos dificultan la conciliación del
sueño. Hay muchas parejas que durante el día casi no se ven, ya no se aman y de
pronto, llega la noche y sus cuerpos están obligados a permanecer a apenas un
palmo de distancia.
¿Qué
más causas?
Hay
una falta de confianza en el polo femenino. Las personas que sufren insomnio
realzan el pensamiento masculino. Un exceso de energía vital se concentra en el
cerebro. “Yo soy mi mente, si la apago desaparezco”. También hay miedo a soñar,
porque no queremos reconocer que “la sombra” también es parte de nosotros.
Son
temores inconscientes…
Sí,
pero aunque lo entendamos y lleguemos a admitirlo, la angustia que genera las
noches sin dormir empeora la situación, pues suman más y más pensamientos de
falta de control.
¿Y
si tomamos un somnífero?
Pues
seguiremos sumando problemas sobre problemas. Los somníferos están indicados en
pacientes muy específicos. Crean adicción y, como las drogas, cada vez se
necesita una dosis más alta para tener los mismos efectos.
Podemos
preguntar a terapeutas creativos que remedios proponen:
Milton
Erickson: A los que padecían de insomnio, les detectó cuales
tareas o actividades les disgustaban, les ordenó que, si después de cierto
tiempo de haberse acostado seguían despiertas, se levantaran a subir y bajar
escaleras, a encerar los pisos y otras tareas para ellos desagradables. Asunto
arreglado.
Gabriela
Rodríguez: recomendó a una consultante con graves problemas
de insomnio, a la que la madre le había deseado que no naciera, enterrarse en
vida y nacer de nuevo. Es un acto psicomágico que simula el ritual de la
muerte.
Alejandro
Jodorowsky: “Por la noche, sobre todo en este momento en que mi
actividad es intensa y me cuesta conciliar el sueño, practico un ejercicio que
me gusta mucho. Me digo:
-A
partir de ahora, dejo de pensar.
Me
relajo y, al cabo de un momento, mi pensamiento se disuelve. Entonces añado:
-¿Y
ahora? Ahora me entrego a la nada. No soy nada.
Me
entrego a la nada un cierto tiempo, luego se me ocurre pensar:
-Estoy
muy contento. Lo consigo… ¡Basta! ¡Deja de estar contento” Si estás contento
dejas de estar en la nada…De acuerdo, no estoy contento.
Entro
en esta idea, pero termino diciéndome:
-¡No
estés tampoco triste! ¡Abandónate a la situación! ¡Entra en la nada! ¡Acéptala!
Al
cabo de unos segundos, duermo profundamente. Parece que uno se duerme en el
momento en que acepta la nada porque el intelecto desaparece. Cuando anulas el
intelecto, duermes: entras en el Universo.
No
hay nada más vivo que un ser dormido. Completamente en el Universo, su
intelecto se ve absorbido. Entrar en la nada sin dormirse sería maravilloso.
Por desgracia, todavía no lo he conseguido.”
Ruediger
Dahlke recomienda:
-Cerrar
conscientemente el paso del lado masculino del día al lado femenino (la noche),
con un ritual, por ejemplo, dando un paseo nocturno, una oración, Mandala,
meditación…
-Cerrar
el día como una vida (tomar en serio el sueño como un hermano menor de la
muerte).
-Ocuparse
del carácter efímero de las cosas y de la muerte.
-Cambiar
del lado derecho al lado izquierdo del cerebro mediante la meditación,
concentración en la respiración y mantras.
-Contar
del 1 al 100 y luego al revés (ovejas, por ejemplo) hasta que el aburrimiento
haga conciliar el sueño
-Intentar
resolver un Koan o problema prácticamente irresoluble.
-Baños
de pies ascendentes o aplicaciones Kneipp (para dejar la cabeza sin sangre)
-Sexo
satisfactorio y agotador antes de dormir.
-
Pasar revista del día.
Según
este autor, para dormir bien, hay que emplearse en reconciliar el lado oscuro
del día y de la realidad, aceptar las cosas pendientes, desprenderse del
perfeccionismo y despertar la vida de nuestra propia alma.
¿Alguna
cosa más?
Apunta
Jomán Romero que el que sufre de insomnio debe dejarse llevar por la vida,
aceptando que no se puede controlar y dominar todo… Por otra parte, si se dice
que el sueño es el hermano menor de la muerte (lo desconocido), si la tememos
podemos encontrarnos con problemas de insomnio.
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