Por: Pedro Pablo Rincón -
Gracias
a la ciencia y a los conocimientos acumulados por la experiencia
humana, hoy día sabemos que el agua es el elemento de la naturaleza que
encierra los más grandes misterios del origen y existencia de la vida, y
que por lo tanto su valoración, acceso y conservación son los desafíos
más grandes de la humanidad para este milenio.
Un cuento milenario
Lo
que se sabe y se cuenta de este precioso liquido viene desde lo divino,
pasa por lo cósmico y llega hasta lo humano. En general, en todas las
culturas se comparte que el agua hace parte de los 4 o 5 elementos que
son el principio organizativo del universo (tierra, aire, agua, fuego y
éter).
Muchas tradiciones coinciden también en el significado
dado a algunos de sus usos. Por ejemplo la inmersión en las aguas
simboliza la disolución y el renacimiento a una nueva vida, como en el
bautismo, donde la persona sumerge su cabeza para enterrar su ser
terrenal y resucitar a su ser espiritual.
En la mayoría de las
religiones se comparte el agua como fundamento del origen y continuidad
de la vida, para algunas representa la bendición de los dioses y el
descenso de la gracia divina sobre la tierra. Los Chinos hablan de ella
como la residencia del gran Dragón, y en la India es considerada el
elemento mantenedor de la vida, que circula en forma de lluvia, savia.
Leche y sangre.
Un desafío cósmico
Pero
si por la religión y la cultura llueven los misterios del agua, en la
ciencia no escampa. La NASA anunció en mayo de 1997, la observación de
cuerpos de 12 m. de diámetro, semejantes a bolas de nieve, volando en
grandes cantidades desde el espacio hacia la tierra; que sugieren la
idea de que miles de cuerpos celestes llegan del espacio diariamente y a
medida que se acercan a la tierra se decomponen y se convierten en
parte de las nubes. Según los expertos, este fenómeno podría dar
explicación a la aparición del agua sobre la tierra hace millones de
años.
Dicen los científicos que un planeta cubierto el 70% de
agua debería llamarse agua y no tierra, así como por ser el único
planeta del sistema solar que posee agua líquida y abundante, y además
conservando los mismos volúmenes desde sus orígenes, hace más de 3600
millones de años.
La ciencia también nos ha demostrado que en el
universo todo está enlazado por el agua, su movimiento mantiene las
células y órganos de los seres vivos, transporta los minerales y
nutrientes que permiten la supervivencia de todas las especies del
planeta y nos enlaza con el cosmos.
¡Tenía que ser el hombre!
Pese
a todo lo que se ha dicho y lo que hemos aprendido sobre su importancia
y misterio, su radiante belleza se ve empañada por el poco valor y
cuidado que muchos de los seres humanos le hemos dado a este líquido
vital.
Según datos aportados en la cumbre mundial del agua que se
celebró este año en México, en la actualidad más de 1.200 millones de
personas en el mundo carecen de agua potable, y 2.400 millones no tienen
servicios sanitarios. Por esta causa, millones de personas, la mayoría
de ellas niños, mueren cada año. También se calcula que 4.000 millones
de personas podrían sufrir escasez de agua para el año 2025, inclusive
en regiones con abundancia de agua como las Américas.
Si a estos
escalofriantes datos le agregamos que la presencia del agua dulce y
accesible para el hombre es menos del 1% de la que existe en el planeta;
que de ella más de las dos terceras partes (70%) se utiliza para el
riego en la agricultura; y que además, la poca que tenemos disponible la
estamos contaminado vertiéndole aguas residuales y desechos
industriales, esta historia de amor sobre el agua empieza a volverse de
terror. No en vano, algunos ecologistas como Andrés Hurtado, han
pronosticado que si las cosas siguen como van, las próximas guerras
serán por el acceso al agua potable.
Agua, un mensaje de esperanza
Gracias
a Dios, y a la magia de la vida, no todos los seres humanos somos
iguales y para esperanza de todos, algunos de ellos han hecho del agua
su fuente de inspiración y el reflejo de su conciencia. Este es el caso
del Dr. Masaru Emoto, un científico japonés que se atrevió a
experimentar con el agua y demostrar al mundo que el agua tiene memoria y
que es posible aportarle información y alterar su estructura molecular
para purificarla utilizando el lenguaje, la música, nuestros
pensamientos y emociones.
Estos nuevos conocimientos, resultado
de sus experimentos los ha compilado en un hermoso libro llamado
“Mensajes del Agua” al que tuvimos la fortuna de acceder en una
conferencia reciente a su paso por Colombia. Sus observaciones lo han
llevado a comprobar que el agua es el gran espejo del planeta y que
además de reflejar la luz y el sonido, refleja el estado de nuestra
conciencia.
El Dr. Emoto cuenta que todo empezó hace 13 años
cuando de América recibió un aparato usado en la homeopatía: Analizador
de Resonancia Magnética (MRA), que además de servir para codificar los
patrones de energía o vibración de los átomos, mide si estas leves ondas
o unidades mínimas de energía (HADO) producen resonancia o no.
En
otras palabras es como encontrar la frecuencia exacta en que dos
personas producen empatía o se atraen, para medir su campo magnético y
poderlo codificar. Esta información (energía), así como puede ser leída
puede también ser transcrita a un objeto o una sustancia como el aceite,
el alcohol y ahora al agua, (gracias al descubrimiento del Dr.
Lorenzen), y utilizarlo para que las personas recuperen su frecuencia
natural de vibración y de esta forma se sanen. Con este método de
transmisión de energía o “información curativa”, a través de la
resonancia el Dr. Masaru ha logrado diagnosticar y sanar a más de 15 mil
pacientes.
Los cristales son la cara del agua
Pero
los descubrimientos no pararon ahí. Pronto pudo comprobar que aunque en
general se dice que el agua es inodora, insípida e incolora, en
realidad no existen dos aguas iguales. Esta reflexión lo llevó a
inventar un método que le permitiera apreciar las diferencias de
información que cada tipo de agua contiene y que es lo que hoy mantiene
deslumbrado al mundo. La pista se la dio un libro que preguntaba si era
posible que hubiera dos cristales de nieve que tuvieran la misma forma.
¡Esa es la clave! expresó el Dr. Masaru. De ahí en adelante todo fue
fotos de cristales.
Pasaron varios meses en su laboratorio,
ensayando con la temperatura, el tiempo y la calidad del agua, hasta que
pudo congelar una gota que le permitiera una estructura de cristales
fija, y las condiciones necesarias para apreciarla en el microscopio,
fotografiarla y registrarla cientos de veces para lograr la
repetitividad requerida por la ciencia.
Las diferencias
apreciadas en los distintos cristales de las aguas examinadas le
permitieron concluir que la calidad del agua depende de sus alrededores y
de su capacidad de almacenar información.
El paso siguiente fue
analizar las aguas de todo el mundo.Tomó muestras de acueductos de
distintos países y concluyó que además de las aguas contaminadas,
algunas tratadas tampoco muestran cristales, o los muestran
parcialmente. Los más formados y hermosos los encontró en Vancower
Canadá, Manaus Brazil y Buenos Aires Argentina.
Amor y gratitud los más bellos
Su
curiosidad lo llevó a registrar la formación de cristales en
manantiales, arroyos y ríos que nacen en lugares místicos como Nanay y
Machu Pichu en Perú, así como las aguas de fuentes consideradas sagradas
como Fátima y Lourdes. Los resultados fueron cristales únicos y bellos.
Para
el Dr. Masaru estos lugares que durante años y siglos han concentrado
gran energía de amor y gratitud y admiración, reflejan esta vibración a
través del agua, lo que las hace poderosas y curativas. Esto explica por
qué se cura una persona que bebe o se baña con esta agua.
Si
todo vibra en el universo, todo produce energía y sonido. Con este
principio experimentó colocando sonidos, música y ambientes al agua y
registrando la formación de sus cristales. Mientras el agua destilada
sometida a música clásica de autores como Mozart, Chopin y Bethowen
mostraron cristales que parecían fractales hermosamente ordenados, la
música metálica o el rock pesado, no formó ningún cristal.
Cristales “diabólicos”
Pero
¿qué pasaría con los cristales del agua destilada si se sometieran a
las altas odas electromagnéticas y la radiación emitida de aparatos como
el computador, el horno microondas y las llamadas de celular?. Forma
cristales feos y amorfos que el Dr. Masaru llama gustosamente
“diabólicos”.
Y las preguntas continúan: ¿si esto le hacen al
agua, qué le hacen estas radiaciones altas a nuestro cuerpo que es el
70% agua?. Para este científico inquieto la respuesta es simple: tiene
efectos nocivos para la salud.
Para el Dr. Emoto, el secreto para
contrarrestar los efectos nocivos de estas radiaciones está en los
mensajes de amor y gratitud que se le imprimen al agua. El agua
destilada que fue sometida primero a esta información (mensajes)
positivos y luego se expuso a las radiaciones nocivas no registró
alteración alguna en sus hermosos cristales. El Dr. Emoto afirma que ha
curado muchos de sus pacientes “enfermos mentales”, con agua “buena” o
“viva”, simplemente deshaciendo estas altas cargas magnéticas en las
personas.
El poder de la palabra
Muchos
libros sagrados afirman que la palabra tiene tanto poder que ha sido el
medio a través del cual, energías superiores han creado mundos y han
logrado transformar realidades. Para el Dr. Masaru esta afirmación es
correcta. Explica que la vibración (energía) de las palabras, por sí
mismas, producen efectos sorprendentes en la materia. Para comprobarlo
llevó a cabo el siguiente experimento:
Sometió dos vasos con
arroz cocido a mensajes diarios de un niño de 10 años. Al primero, la
voz del niño le decía ¡hey estúpido! Y al segundo le decía ¡gracias!. Al
cabo de 3 semanas, el vaso de arroz al que se le maltrató con la voz se
volvió picado y negro, mientras que al que se le agradeció se fermentó y
se conservó blanco. Según el Dr. Emoto, esta experiencia realizada por
muchos niños en el Japón, logró demostrar que hasta las bacterias y
microbios entienden nuestro lenguaje. Cuando se les regaña no les gusta,
y entonces, no hacen su trabajo y la muestra de arroz se empieza a
picar.
Y como para que no quepa duda del efecto de las
vibraciones de las palabras en la naturaleza, el mismo experimento se
hizo con el agua destilada, pero esta vez sólo con las palabras pegadas
en el frasco. A unas les pegó: ”estùpido”, “demonio” y a otras:
“gracias” y “ángel”. Las diferencias en sus cristales fueron
contundentes: las vibraciones de las palabras positivas generaron
belleza y geometría, mientras que las negativas generaron fealdad y
deformación.
La Conciencia de la gente puede cambiar el agua
Si
exponer el agua a la música, al lenguaje y a las palabras, resultó un
experimento asombroso, lo que ocurrió con la energía mental lo es
todavía más.
Todo empezó al observar los cristales formados en el
agua, horas después de un gran terremoto que en 1995 sacudió a Koben en
el Japón. La tragedia, la pena y el miedo causado por el desastre
fueron captados por el agua, mostrando unos cristales totalmente
deformados. Sin embargo, 3 meses después cuando la gente de Kobe recibió
expresiones de ayuda, bondad y comprensión del mundo, los cristales del
agua recibieron estos sentimientos formando hermosos cristales
geométricos.
Estas observaciones lo llevan experimentar con la
energía del poder mental para intentar purificar el agua del lago Biwa,
el más grande y contaminado del Japón. Con la ayuda de un monje de 72
años y 350 personas que acudieron a la convocatoria, armaron una cadena
de oración que creó un campo de fuerza armónico que hizo que el agua
pasara de ser oscura y maloliente a un agua clara y sin olor. Como un
acto verdaderamente milagroso, lo registraron los principales medios
locales.
Para Masaru, lo sucedido en el lago tiene su explicación
científica. “El lago estaba contaminado por la presencia de algas que
producían dioxinas en demasía. La energía generada por la oración
irradió vibración a una frecuencia tal que hizo que las burbujas de aire
formadas en el agua explotaran atómicamente, separando el dióxido y
restableciendo su relación original” Los cristales obtenidos antes y
después de la purificación reflejan este cambio extraordinario.
Esta
conclusión bella y esperanzadora: el agua tiene memoria y es el espejo
de la mente. Cualquier agua del mundo, así esté contaminada puede ser
transformada a través de pensamientos conscientes de los seres humanos.
Ese es el secreto y el misterio que ahora le regala al mundo.
Ya
está en marcha un super proyecto que pretende llevar, en forma gratuita,
este mensaje del agua y sus enseñanzas, a todos los niños del planeta.
Desde
hace un par de años, el Dr. Masaru ya no atiende en su consultorio,
está dedicado a irradiar este mensaje del agua por el planeta a través
de sus libros y conferencias, y haciendo que sea la misma fuerza del
amor y de la gratitud de las personas quien les restablezca su vibración
original para que se curen de todos sus malestares y de paso, entre
todos, le hagamos un gran homenaje a nuestro “planeta agua “.
Gracias
al Dr. Masaru Emoto, ahora duermo más tranquilo, porque sé que el agua y
la vida de muchos niños en este hermoso planeta depende, menos de la
voluntad y las acciones de todos esos “líderes políticos” que cada tres
años se reúnen en las cumbres mundiales a “mal decir” con sus palabras, a
hacerse cruces con las cifras y a firmar promesas muertas con su
suerte, y en cambio, depende más de la conciencia y la mente prodigiosa
de seres gratos y amorosos que dedican su vida a enseñarnos cuánto poder
y cuánto misterio hay dentro de cada uno y a comprobar lo grande y
transformador que es ese poder cuando muchos seres vibran juntos y
enfocados en el mismo objetivo.
¡Gracias Masaru por ese gran regalo y hermoso recuerdo!.
MASARU EMOTO
Nació
en Yokohama en Junio de 1943. Dr. Diplomado y Licenciado en Medicina
Alternativa en la Universidad Internacional Abierta, en Octubre de 1992.
Graduado en el curso de Relaciones Internacionales, Departamento de
Humanidades y ciencias, Universidad de Yokohama. Actualmente es el
presidente del I.H.M. Instituto General de Investigaciones, Sociedad
HADO.
Actualmente investiga sobre varios tipos de agua, como el
agua en el cuerpo humano, agua en la vida cotidiana, y agua en la
tierra. Ha escrito un gran número de libros como: “El Agua lo Explica
Todo”, “Preludio a la Era HADO” “Mensajes del Agua”, “El Agua Sabe las
Respuestas” y “Los Mensajes Ocultos de los Cristales del Agua”.
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