jueves, 15 de mayo de 2014

EL MENSAJE DEL AGUA.


“Un regalo de los dioses”
Por: Pedro Pablo Rincón -


Gracias a la ciencia y a los conocimientos acumulados por la experiencia humana, hoy día sabemos que el agua es el elemento de la naturaleza que encierra los más grandes misterios del origen y existencia de la vida, y que por lo tanto su valoración, acceso y conservación son los desafíos más grandes de la humanidad para este milenio.


Un cuento milenario
Lo que se sabe y se cuenta de este precioso liquido viene desde lo divino, pasa por lo cósmico y llega hasta lo humano. En general, en todas las culturas se comparte que el agua hace parte de los 4 o 5 elementos que son el principio organizativo del universo (tierra, aire, agua, fuego y éter).

Muchas tradiciones coinciden también en el significado dado a algunos de sus usos. Por ejemplo la inmersión en las aguas simboliza la disolución y el renacimiento a una nueva vida, como en el bautismo, donde la persona sumerge su cabeza para enterrar su ser terrenal y resucitar a su ser espiritual.

En la mayoría de las religiones se comparte el agua como fundamento del origen y continuidad de la vida, para algunas representa la bendición de los dioses y el descenso de la gracia divina sobre la tierra. Los Chinos hablan de ella como la residencia del gran Dragón, y en la India es considerada el elemento mantenedor de la vida, que circula en forma de lluvia, savia. Leche y sangre.


Un desafío cósmico
Pero si por la religión y la cultura llueven los misterios del agua, en la ciencia no escampa. La NASA anunció en mayo de 1997, la observación de cuerpos de 12 m. de diámetro, semejantes a bolas de nieve, volando en grandes cantidades desde el espacio hacia la tierra; que sugieren la idea de que miles de cuerpos celestes llegan del espacio diariamente y a medida que se acercan a la tierra se decomponen y se convierten en parte de las nubes. Según los expertos, este fenómeno podría dar explicación a la aparición del agua sobre la tierra hace millones de años.

Dicen los científicos que un planeta cubierto el 70% de agua debería llamarse agua y no tierra, así como por ser el único planeta del sistema solar que posee agua líquida y abundante, y además conservando los mismos volúmenes desde sus orígenes, hace más de 3600 millones de años.

La ciencia también nos ha demostrado que en el universo todo está enlazado por el agua, su movimiento mantiene las células y órganos de los seres vivos, transporta los minerales y nutrientes que permiten la supervivencia de todas las especies del planeta y nos enlaza con el cosmos.


¡Tenía que ser el hombre!
Pese a todo lo que se ha dicho y lo que hemos aprendido sobre su importancia y misterio, su radiante belleza se ve empañada por el poco valor y cuidado que muchos de los seres humanos le hemos dado a este líquido vital.

Según datos aportados en la cumbre mundial del agua que se celebró este año en México, en la actualidad más de 1.200 millones de personas en el mundo carecen de agua potable, y 2.400 millones no tienen servicios sanitarios. Por esta causa, millones de personas, la mayoría de ellas niños, mueren cada año. También se calcula que 4.000 millones de personas podrían sufrir escasez de agua para el año 2025, inclusive en regiones con abundancia de agua como las Américas.

Si a estos escalofriantes datos le agregamos que la presencia del agua dulce y accesible para el hombre es menos del 1% de la que existe en el planeta; que de ella más de las dos terceras partes (70%) se utiliza para el riego en la agricultura; y que además, la poca que tenemos disponible la estamos contaminado vertiéndole aguas residuales y desechos industriales, esta historia de amor sobre el agua empieza a volverse de terror. No en vano, algunos ecologistas como Andrés Hurtado, han pronosticado que si las cosas siguen como van, las próximas guerras serán por el acceso al agua potable.


Agua, un mensaje de esperanza
Gracias a Dios, y a la magia de la vida, no todos los seres humanos somos iguales y para esperanza de todos, algunos de ellos han hecho del agua su fuente de inspiración y el reflejo de su conciencia. Este es el caso del Dr. Masaru Emoto, un científico japonés que se atrevió a experimentar con el agua y demostrar al mundo que el agua tiene memoria y que es posible aportarle información y alterar su estructura molecular para purificarla utilizando el lenguaje, la música, nuestros pensamientos y emociones.

Estos nuevos conocimientos, resultado de sus experimentos los ha compilado en un hermoso libro llamado “Mensajes del Agua” al que tuvimos la fortuna de acceder en una conferencia reciente a su paso por Colombia. Sus observaciones lo han llevado a comprobar que el agua es el gran espejo del planeta y que además de reflejar la luz y el sonido, refleja el estado de nuestra conciencia.

El Dr. Emoto cuenta que todo empezó hace 13 años cuando de América recibió un aparato usado en la homeopatía: Analizador de Resonancia Magnética (MRA), que además de servir para codificar los patrones de energía o vibración de los átomos, mide si estas leves ondas o unidades mínimas de energía (HADO) producen resonancia o no.

En otras palabras es como encontrar la frecuencia exacta en que dos personas producen empatía o se atraen, para medir su campo magnético y poderlo codificar. Esta información (energía), así como puede ser leída puede también ser transcrita a un objeto o una sustancia como el aceite, el alcohol y ahora al agua, (gracias al descubrimiento del Dr. Lorenzen), y utilizarlo para que las personas recuperen su frecuencia natural de vibración y de esta forma se sanen. Con este método de transmisión de energía o “información curativa”, a través de la resonancia el Dr. Masaru ha logrado diagnosticar y sanar a más de 15 mil pacientes.


Los cristales son la cara del agua
Pero los descubrimientos no pararon ahí. Pronto pudo comprobar que aunque en general se dice que el agua es inodora, insípida e incolora, en realidad no existen dos aguas iguales. Esta reflexión lo llevó a inventar un método que le permitiera apreciar las diferencias de información que cada tipo de agua contiene y que es lo que hoy mantiene deslumbrado al mundo. La pista se la dio un libro que preguntaba si era posible que hubiera dos cristales de nieve que tuvieran la misma forma. ¡Esa es la clave! expresó el Dr. Masaru. De ahí en adelante todo fue fotos de cristales.

Pasaron varios meses en su laboratorio, ensayando con la temperatura, el tiempo y la calidad del agua, hasta que pudo congelar una gota que le permitiera una estructura de cristales fija, y las condiciones necesarias para apreciarla en el microscopio, fotografiarla y registrarla cientos de veces para lograr la repetitividad requerida por la ciencia.

Las diferencias apreciadas en los distintos cristales de las aguas examinadas le permitieron concluir que la calidad del agua depende de sus alrededores y de su capacidad de almacenar información.

El paso siguiente fue analizar las aguas de todo el mundo.Tomó muestras de acueductos de distintos países y concluyó que además de las aguas contaminadas, algunas tratadas tampoco muestran cristales, o los muestran parcialmente. Los más formados y hermosos los encontró en Vancower Canadá, Manaus Brazil y Buenos Aires Argentina.


Amor y gratitud los más bellos
Su curiosidad lo llevó a registrar la formación de cristales en manantiales, arroyos y ríos que nacen en lugares místicos como Nanay y Machu Pichu en Perú, así como las aguas de fuentes consideradas sagradas como Fátima y Lourdes. Los resultados fueron cristales únicos y bellos.

Para el Dr. Masaru estos lugares que durante años y siglos han concentrado gran energía de amor y gratitud y admiración, reflejan esta vibración a través del agua, lo que las hace poderosas y curativas. Esto explica por qué se cura una persona que bebe o se baña con esta agua.

Si todo vibra en el universo, todo produce energía y sonido. Con este principio experimentó colocando sonidos, música y ambientes al agua y registrando la formación de sus cristales. Mientras el agua destilada sometida a música clásica de autores como Mozart, Chopin y Bethowen mostraron cristales que parecían fractales hermosamente ordenados, la música metálica o el rock pesado, no formó ningún cristal.


Cristales “diabólicos”
Pero ¿qué pasaría con los cristales del agua destilada si se sometieran a las altas odas electromagnéticas y la radiación emitida de aparatos como el computador, el horno microondas y las llamadas de celular?. Forma cristales feos y amorfos que el Dr. Masaru llama gustosamente “diabólicos”.

Y las preguntas continúan: ¿si esto le hacen al agua, qué le hacen estas radiaciones altas a nuestro cuerpo que es el 70% agua?. Para este científico inquieto la respuesta es simple: tiene efectos nocivos para la salud.

Para el Dr. Emoto, el secreto para contrarrestar los efectos nocivos de estas radiaciones está en los mensajes de amor y gratitud que se le imprimen al agua. El agua destilada que fue sometida primero a esta información (mensajes) positivos y luego se expuso a las radiaciones nocivas no registró alteración alguna en sus hermosos cristales. El Dr. Emoto afirma que ha curado muchos de sus pacientes “enfermos mentales”, con agua “buena” o “viva”, simplemente deshaciendo estas altas cargas magnéticas en las personas.


El poder de la palabra
Muchos libros sagrados afirman que la palabra tiene tanto poder que ha sido el medio a través del cual, energías superiores han creado mundos y han logrado transformar realidades. Para el Dr. Masaru esta afirmación es correcta. Explica que la vibración (energía) de las palabras, por sí mismas, producen efectos sorprendentes en la materia. Para comprobarlo llevó a cabo el siguiente experimento:

Sometió dos vasos con arroz cocido a mensajes diarios de un niño de 10 años. Al primero, la voz del niño le decía ¡hey estúpido! Y al segundo le decía ¡gracias!. Al cabo de 3 semanas, el vaso de arroz al que se le maltrató con la voz se volvió picado y negro, mientras que al que se le agradeció se fermentó y se conservó blanco. Según el Dr. Emoto, esta experiencia realizada por muchos niños en el Japón, logró demostrar que hasta las bacterias y microbios entienden nuestro lenguaje. Cuando se les regaña no les gusta, y entonces, no hacen su trabajo y la muestra de arroz se empieza a picar.

Y como para que no quepa duda del efecto de las vibraciones de las palabras en la naturaleza, el mismo experimento se hizo con el agua destilada, pero esta vez sólo con las palabras pegadas en el frasco. A unas les pegó: ”estùpido”, “demonio” y a otras: “gracias” y “ángel”. Las diferencias en sus cristales fueron contundentes: las vibraciones de las palabras positivas generaron belleza y geometría, mientras que las negativas generaron fealdad y deformación.


La Conciencia de la gente puede cambiar el agua
Si exponer el agua a la música, al lenguaje y a las palabras, resultó un experimento asombroso, lo que ocurrió con la energía mental lo es todavía más.

Todo empezó al observar los cristales formados en el agua, horas después de un gran terremoto que en 1995 sacudió a Koben en el Japón. La tragedia, la pena y el miedo causado por el desastre fueron captados por el agua, mostrando unos cristales totalmente deformados. Sin embargo, 3 meses después cuando la gente de Kobe recibió expresiones de ayuda, bondad y comprensión del mundo, los cristales del agua recibieron estos sentimientos formando hermosos cristales geométricos.

Estas observaciones lo llevan experimentar con la energía del poder mental para intentar purificar el agua del lago Biwa, el más grande y contaminado del Japón. Con la ayuda de un monje de 72 años y 350 personas que acudieron a la convocatoria, armaron una cadena de oración que creó un campo de fuerza armónico que hizo que el agua pasara de ser oscura y maloliente a un agua clara y sin olor. Como un acto verdaderamente milagroso, lo registraron los principales medios locales.

Para Masaru, lo sucedido en el lago tiene su explicación científica. “El lago estaba contaminado por la presencia de algas que producían dioxinas en demasía. La energía generada por la oración irradió vibración a una frecuencia tal que hizo que las burbujas de aire formadas en el agua explotaran atómicamente, separando el dióxido y restableciendo su relación original” Los cristales obtenidos antes y después de la purificación reflejan este cambio extraordinario.

Esta conclusión bella y esperanzadora: el agua tiene memoria y es el espejo de la mente. Cualquier agua del mundo, así esté contaminada puede ser transformada a través de pensamientos conscientes de los seres humanos. Ese es el secreto y el misterio que ahora le regala al mundo.

Ya está en marcha un super proyecto que pretende llevar, en forma gratuita, este mensaje del agua y sus enseñanzas, a todos los niños del planeta.

Desde hace un par de años, el Dr. Masaru ya no atiende en su consultorio, está dedicado a irradiar este mensaje del agua por el planeta a través de sus libros y conferencias, y haciendo que sea la misma fuerza del amor y de la gratitud de las personas quien les restablezca su vibración original para que se curen de todos sus malestares y de paso, entre todos, le hagamos un gran homenaje a nuestro “planeta agua “.

Gracias al Dr. Masaru Emoto, ahora duermo más tranquilo, porque sé que el agua y la vida de muchos niños en este hermoso planeta depende, menos de la voluntad y las acciones de todos esos “líderes políticos” que cada tres años se reúnen en las cumbres mundiales a “mal decir” con sus palabras, a hacerse cruces con las cifras y a firmar promesas muertas con su suerte, y en cambio, depende más de la conciencia y la mente prodigiosa de seres gratos y amorosos que dedican su vida a enseñarnos cuánto poder y cuánto misterio hay dentro de cada uno y a comprobar lo grande y transformador que es ese poder cuando muchos seres vibran juntos y enfocados en el mismo objetivo.

¡Gracias Masaru por ese gran regalo y hermoso recuerdo!.


MASARU EMOTO
Nació en Yokohama en Junio de 1943. Dr. Diplomado y Licenciado en Medicina Alternativa en la Universidad Internacional Abierta, en Octubre de 1992. Graduado en el curso de Relaciones Internacionales, Departamento de Humanidades y ciencias, Universidad de Yokohama. Actualmente es el presidente del I.H.M. Instituto General de Investigaciones, Sociedad HADO.

Actualmente investiga sobre varios tipos de agua, como el agua en el cuerpo humano, agua en la vida cotidiana, y agua en la tierra. Ha escrito un gran número de libros como: “El Agua lo Explica Todo”, “Preludio a la Era HADO” “Mensajes del Agua”, “El Agua Sabe las Respuestas” y “Los Mensajes Ocultos de los Cristales del Agua”.

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