martes, 6 de mayo de 2014

Chamán Amazónico.




La cita fue a las diez de la mañana de un lunes de enero, en una habitación pequeña de un viejo departamento de La Reyna. Allí estaba, descalzo, Alejandro Jahuanchi, el chamán que vino del Cuzco a trabajar por un mes con un grupo de personas, fundamentalmente psicólogos, interesados en aprender de su sabiduría milenaria que le permite curar las dolencias del cuerpo y del alma. Su figura pequeña, cubierta con una túnica blanca, llevaba lo que con mentalidad profana se podría considerar adornos: un cintillo de plumas multicolores que coronaba su cabeza y un collar de piedras de varias vueltas del que pendía además un loro. “Estas ropas son nuestra protección. Nosotros actuamos en el nivel de sacerdotes, y siempre todos los sacerdotes han tenido que tener su túnica especial. Las plumas son para encerrar la mente, para lograr una concentración psico mágia del chamanismo; estos collares son descargadores de energía. Equivalen a esos tapabocas que se ponen los médicos. Si la fuerza del paciente es negativa estos collares absorben todo lo negativo de la enfermedad. Y el loro es mi símbolo”. Así, con una sencillez sorprendente para alguien poco acostumbrado a la vida de las ciudades, Alejandro responde una a una las preguntas que, torpemente intentan aprehender los secretos de su oficio. Ignorado o subestimado por años por la cultura occidental, vuelve a estar de moda en este reviva de fin de siglo o de milenio que encuentra al hombre sin respuestas para sus preguntas de fondo.
Perteneciente a la etnia huachipaeri, vive en un poblado situado en una parte de la selva llamada Kcosñipata Pilcopata, "Reserva de Biosfera del Parque Nacional del Manu Cuzco - Perú" que quiere decir tierra de los humos porque está cubierta casi siempre por la neblina. Allí daba clases en una escuela mientras paralelamente se preparaba estudiando la filosofía de sus antepasados y sirviendo a su comunidad en labores de curación chamanica. Hasta que un grupo de antropólogos estadounidenses apareció por el lugar y reparó en su sabiduría. De ahí en adelante comenzó a cambiar su vida y su área de acción, limitada hasta entonces a la provincia de Paucartambo, en el departamento del Cuzco.
Invitado por organizaciones de chamanes, sanadores y grupos espirituales, ha recorrido Miami, Dallas, Oregón, California. Su fama llegó hasta la Casa Blanca, donde dos años seguidos ha dado unas conferencias a sus trabajadores. “más que nada he estado con los que hacen el programa de conservación ecológica, hablamos sobre cómo proteger nuestra naturaleza”, dice. También ha recorrido parte de España dando cursos “porque todos los que están trabajando en esto de la curación aprenden a través de la lectura de libros, no tienen maestros naturales”. En Chile ha estado en dos oportunidades. La primera vez en 1995, gracias también al descubrimiento que hizo de él experto en runa Eduardo Labra.  Artículo


Cuál es el objetivo de este segundo viaje suyo? - Vine para entrevistarme con la gente y ver cómo está en este punto de encuentro, de tradiciones y visiones. Hay mucha gente que está en una búsqueda constante, hay en todo el mundo una fiebre por escapar de esta realidad agobiante y yo vine acá para apoyarlos en esta búsqueda. Todos estamos enfermos por el problema psíquico y físico. Acá en Santiago vamos a tener que instalar un Pueblo Huachipaeri para que podamos manejar la situación.
¿Cómo se inició en esta actividad, quien le dio el atributo de chaman? - El tiempo y el espacio son nuestra maestría, de lo que hemos pasado sacamos experiencias. El espacio que hemos vivido es una maestría. Dentro de eso se ha mantenido el saber, no es una enseñanza que se reciba de la escuela ni tampoco de otro chaman. Sino de mis antepasados. Ahí están mis raíces. Soy de la séptima generación de mis antepasados chamanes, entre los cuales hay grandes maestros de nuestra cultura.
En que consiste el Chamanismo? - Cosiste en el conocimiento del misterio, en función de las energías de la naturaleza; tierra, fuego, aire, agua que son las fuerzas del saber. El chamán es un vidente, alguien que tiene sus visiones, que convive con los espíritus de la naturaleza, aunque yo no entiendo mucho de esa denominación de chaman porque no es la que usamos en nuestra lengua.
¿Cómo se llaman entonces a los chamanes en su lengua? - en mi lengua somos watopakeri, que significa pronosticador del tiempo o profeta. Cada cultura tiene sus propios curanderos o sanadores. En el Perú dividimos a los curanderos en tres grandes: el paco, que vive en las montañas y tiene conexión con los espíritus andinos; los chamanes que son de la costa y los kuracas que están en la selva y también son curanderos. Pero el nombre de chaman los engloba a todos porque el termino se hizo universal.
PALABRAS CLAVES Usted en la práctica, ¿cómo aplica su sabiduría en chamanismo? - Primeramente tenemos que preocuparnos de nuestra formación personal como chamanes, lo que implica seguir una disciplina y llevar una dieta especial. Quiero decir que tenemos que vivir como chaman de una manera mejor que las demás gentes comunes. Nosotros tenemos que tener suficiente salud, libertad y serenidad, porque si no soy sereno, si no soy libre, si no soy sano, el saber no me hace chaman sino el ser. El ser esta en la salud en la libertad, en estar sereno. Esos tres poderes permiten que el chamán tenga fuerza para poder entrar al cuerpo del enfermo y expulsar lo que tenga como enfermedad. Se requiere un nivel de pureza espiritual para poder expulsar ese espíritu negativo que es la enfermedad.
En el chamanismo (hay elementos mágicos o de brujería en su actividad? - El chamán o curandero es un brujo pero no para hacer daño sino para salvar la vida. Hay, por supuesto, gente que práctica la magia negra, pero nosotros sabemos discriminar el mal y el bien. Yo, especialmente no me mezclo con el mal, hago el bien, el mal no lo fabrico yo, sino esta en los elementos y el curandero malo usa estos elementos de acuerdo a su pensamiento negativo.
O sea ¿mezclan elementos de hechicería con elementos médicos? - Si, para las curaciones empleamos los cuatro elementos, tierra, agua, fuego y aire y dentro de eso están las plantas, los animales, que de alguna manera hay que meterlos al cuerpo humano bajo la forma de una medicina, ya sea directamente o indirectamente de las plantas. Estas se recogen en su estado natural, y ya sea por la vía del zumo o del mate o resina se la da a la persona para que se cure. El otro método es el tracen o método psicomágico del chamanismo a través de las Plantas Maestras; como la Ayahuasca, Floripondio o Datura, La Coca y el Tabaco, consiste en tomar la energía de las plantas y tener aquí, en el centro, algo como farmacia psíquica, mágica y espiritual. El soplo o la saliva interior hacen que esa persona se cure. Yo también trabajo en ese nivel. A estas alturas de la conversación se hace necesaria la intervención de su amigo Eduardo Labra, quien ha visto a Alejandro haciendo curaciones. “Cuando él dice que la selva es mi farmacia no deja de tener razón porque a través de esta sabiduría milenaria y de los estados de meditación muy profunda que consigue, puede identificar el tipo de planta y la dosis justa para darle a la persona enferma. Paralelo a eso hay todo un trabajo físico, que tiene que ver con los masajes y trabajo corporal muy parecido a lo que hacen los terapeutas actuales. Alejandro Jahuanchi no aplica un patrón, sino que trata a cada persona de manera diferente de acuerdo a lo que experimenta frente a ella. A través de oraciones y meditación provoca en la persona una limpieza psíquica que lo ayuda notablemente en su tratamiento medicinal”. Chamanismo Perú Cuzco
A qué apela usted en las oraciones? - Primero tengo que profundizar en el amor y en la verdad que son las dos fuerzas que permiten crear el poder del misterio del gran espíritu. Nosotros creemos que existe un poder, no dominador, sino relajador, compasivo y bondadoso. Nunca hemos creído en el poder grande que nos va a castigar, sino que yo mismo me juzgo y me castigo de acuerdo a mi comportamiento. Entonces trabajamos con la fuerza del misterio, que no se ve, y con la fuerza de la naturaleza que si se ve.
Requiere de varias sesiones para tratar a una persona? - No, no necesito más de una, la visión que tengo de esa persona a través de la concentración me permite saber cómo está funcionando su parte espiritual y como debo trabajar para que funcione armónicamente con su propio cuerpo físico. Parece un poco difícil de comprender, pero a través de este estado de relajación profunda que provoco en los pacientes y logro sanarlos.
¿La gente le consulta por dolencias psíquicas y física? - Por las dos cosas y las dos son graves. La gente de las ciudades muy grandes está con úlcera, el cáncer y a eso se suman las enfermedades psíquicas. Están desorientados abiertos a la ansiedad, al stress, sienten que alguien los persigue por delante y por detrás y surgen los fantasmas. La ansiedad por no alcanzar su meta los daña psíquicamente y yo les hago ese balance y les digo que todavía no es su tiempo de llegada, están abriendo la puerta antes de que haya alguien o algo para entrar.
Usted le habla a la gente o actúa solo a través de la concentración? - Yo les hablo y enseguida les hago un examen de conciencia, les pregunto si han hecho más mal que bien, les hago separar las dos cosas y esa es la preocupación psíquica. Después hago mi concentración para que esa persona pueda recibir la energía de los cuatro elementos y, finalmente, apelo a los niveles de fuerza o espaciales, en los que intervienen los espíritus de los que están arriba sin tiempo y sin espacio; luego le hago visualizar a la gente imágenes que a veces corresponde a las de un animal o a ríos, rocas, árboles, ahí está la conexión con las dos fuerzas de conexión de poder una femenina y otra masculina. La femenina equivale a la tierra, la masculina es una fuerza de expansión y corresponde a los astros, las estrellas.
¿Qué es lo que más agobia al hombre en este minuto? - La parte material es los que agobia al hombre de un país civilizado, vivir bien es su preocupación fundamental, hay competencia por tenerlo todo, la gente está abocada al lujo material y no al lujo espiritual.
Qué le diría usted al hombre? Que se conformara con lo que tiene, claro que hay que trabajar pero no más allá de sus capacidades. El hombre tiene que frenarse un poco porque está corriendo mucho con su mente; la mente corre demasiado, el cuerpo psicomotor corre demasiado, el cuerpo emocional corre demasiado y el cuerpo instintivo corre demasiado. Cualquiera de los cuerpos usados fuera de su capacidad hace que el hombre se termine antes de tiempo, antes de vivir sus tres fases de la vida. Técnicas del chamanismo para curar.
El Chaman Alejandro Jahuanchi, Falleció en el año 1998.






No hay comentarios:

Publicar un comentario