El primero dice que cada
uno de nosotros está aquí para descubrir su verdadero yo, para descubrir por su
cuenta que el verdadero yo es espiritual y que somos en esencia seres
espirituales que han adoptado una forma física para manifestarse. No somos seres
humanos que tienen experiencias espirituales ocasionales, sino todo lo
contrario: somos seres espirituales que tienen experiencias humanas
ocasionales. Cada uno de nosotros está aquí para descubrir su yo superior o su
yo espiritual. Esa es la primera forma de cumplir la ley del Dharma. Debemos
descubrir por nuestra cuenta que dentro de nosotros hay un dios en embrión que
desea nacer para que podamos expresar nuestra divinidad.
El segundo componente de
la ley del Dharma es la expresión de nuestro talento único. La ley del Dharma
dice que todo ser humano tiene un talento único. Cada uno de nosotros tiene un
talento tan único en su expresión que no existe otro ser sobre el planeta que
tenga ese talento o que lo exprese de esa manera Eso quiere decir que hay una
cosa que podemos hacer, y una manera de hacerlo, que es mejor que la de
cualquier otra persona, en este planeta. Cuando estamos desarrollando esa
actividad, perdemos la noción del tiempo. La expresión de ese talento único, o
más de uno en muchos casos, nos introduce en un estado de conciencia atemporal.
El tercer componente de
la ley del Dharma es el servicio a la humanidad, servir a los demás seres
humanos y preguntarse: -¿Cómo puedo ayudar? ¿Cómo puedo ayudar a todas las
personas con quienes tengo contacto? Cuando combinamos la capacidad de expresar
nuestro talento único con el servicio a la humanidad, usamos plenamente esta
ley. Y cuando unimos esto al conocimiento de nuestra propia espiritualidad, el
campo de la potencialidad pura, es imposible que no tengamos acceso a la
abundancia ilimitada, porque ésa es la verdadera manera de lograr la
abundancia. Y no se trata de una abundancia transitoria; ésta es permanente en
virtud de nuestro talento único, de nuestra manera de expresarlo y de nuestro
servicio y dedicación a los demás seres humanos, que descubrimos preguntando: ,
en lugar de:La pregunta es el diálogo interno del ego. La pregunta es el
diálogo interno del espíritu. El espíritu es ese campo de la conciencia en
donde experimentamos nuestra universalidad. Con sólo cambiar el diálogo interno
y no preguntar sino , automáticamente vamos más allá del ego para entrar en el
campo del espíritu. Y aunque la meditación es la manera más fácil de entrar en
el campo del espíritu, el simple hecho de cambiar nuestro diálogo interno de
esta manera también nos brinda acceso al espíritu, ese campo de la conciencia
donde experimentamos nuestra universalidad. Si deseamos utilizar al máximo la
ley del dharma, es necesario que nos comprometamos a hacer varias cosas:
Primer compromiso: Por
medio de la práctica espiritual buscaremos nuestro yo superior, el cual está
más allá de nuestro ego.
Segundo compromiso:
Descubriremos nuestros talentos únicos, y después de descubrirlos disfrutaremos
de la vida, porque el proceso del gozo tiene lugar cuando entramos en la
conciencia atemporal. En ese momento, estaremos en un estado de dicha absoluta.
Tercer compromiso: Nos
preguntaremos cuál es la mejor manera en que podemos servir a la humanidad.
Responderemos esa pregunta, y luego pondremos la respuesta en práctica.
Utilizaremos nuestros talentos únicos para atender a las necesidades de
nuestros congéneres los seres humanos;
combinaremos esas
necesidades con nuestro deseo de ayudar y servir a los demás. Hagamos una lista
de nuestras respuestas a estas dos preguntas: ¿Qué haría yo si no tuviera que
preocuparme por el dinero y si a la vez dispusiera de todo el tiempo y el
dinero del mundo? Si de todas maneras quisiéramos seguir haciendo lo que
hacemos ahora, es porque estamos en dharma, porque sentimos pasión por lo que
hacemos, porque estamos expresando nuestros talentos únicos. La segunda
pregunta es: Respondamos esa pregunta y pongamos la respuesta en práctica.
Descubramos nuestra divinidad, encontremos nuestro talento único y sirvamos a la
humanidad con él; de esa manera podremos generar toda la riqueza que deseamos.
Cuando nuestras expresiones creativas concuerden con las necesidades del
prójimo, la riqueza pasará espontáneamente de lo inmanifiesto a lo manifiesto,
del reino del espíritu al mundo de la forma. Comenzaremos a experimentar la
vida como una expresión milagrosa de la divinidad, no ocasionalmente, sino a
toda hora. Y conoceremos la alegría verdadera y el significado real del éxito,
el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu.
Fuente: Deepak Chopra
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