Para resolver el misterio de la vida sólo
necesitamos cumplir un mandamiento: vivir como una célula:
Propósito superior: Cada célula del cuerpo
acuerda trabajar por el bien del todo; el bienestar individual es secundario.
Si es preciso, morirá para proteger al cuerpo (lo que ocurre con frecuencia).
Las células de la piel mueren por cientos cada hora, al igual que las
inmunológicas que combaten los microbios invasores. El egoísmo resulta
inconcebible, incluso cuando la supervivencia de las células está en juego.
Comunión: Cada célula permanece en contacto con
todas las demás. Hay células mensajeras que corren en todas direcciones para
notificar a los puestos avanzados más lejanos cualquier intención o deseo, por
pequeño que sea. Retirarse o negarse a comunicar resulta inconcebible.
Conciencia: Las células se adaptan a cada
momento. Son flexibles para responder a cada situación. Mantener hábitos
rígidos resulta inconcebible. Aceptación: Las células reconocen que cada una es
igualmente importante. Todas las funciones del cuerpo son interdependientes.
Realizarlas de manera aislada resulta inconcebible.
Creatividad: Aunque cada célula cumple
funciones específicas (las células hepáticas, por ejemplo, realizan 50 tareas
distintas), éstas se combinan de manera creativa. Una persona puede digerir
alimentos que nunca había comido, concebir pensamientos nuevos o bailar de un
modo nunca visto. Aferrarse a conductas anquilosadas resulta inconcebible.
Estar: Las células obedecen al ciclo universal
de reposo y actividad. Aunque este ciclo se manifiesta de distintas formas
(niveles hormonales fluctuantes, presión sanguínea, ritmos digestivos), su
expresión más obvia es el sueño. Sigue siendo un misterio por qué necesitamos
dormir, pero si no lo hacemos sufrimos disfunciones graves. El futuro del
cuerpo se incuba en el silencio de la inactividad. La actividad obsesiva o la
agresividad resultan inconcebibles.
Eficiencia: Las células operan con la menor
cantidad posible de energía. En general, sólo almacenan tres segundos de
alimento y oxígeno dentro de la pared celular. Confían totalmente en que se les
proveerá. El consumo excesivo de alimento, aire o agua resulta inconcebible.
Conexión: Debido a su herencia genética común,
las células saben que, en esencia, son iguales. El hecho de que las células
hepáticas sean diferentes de las cardiacas, y las musculares de las cerebrales,
no contradice su identidad colectiva, que es inalterable. En el laboratorio,
una célula muscular puede transformarse genéticamente en célula cardiaca
refiriéndola a su origen genérico. Las células saludables permanecen vinculadas
a su origen sin importar cuántas veces se dividan. Vivir en aislamiento resulta
inconcebible.
Dar: La actividad principal de las células es
dar, lo que mantiene la integridad del resto. El compromiso total con la
concesión produce automáticamente la recepción, la otra mitad de un ciclo
natural. El acopio resulta inconcebible.
Inmortalidad: Las células se reproducen para
transmitir a su descendencia, sin restricciones, su conocimiento, experiencia y
talentos. Es una clase de inmortalidad práctica: someterse a la muerte en el
plano físico, pero vencerla en el no físico. La brecha generacional resulta
inconcebible.
Es lo que mis células han convenido. ¿No es un
pacto plenamente espiritual?
La primera cualidad -seguir un propósito
superior- corresponde a los atributos espirituales de renunciación o
desprendimiento; dar es devolver a Dios lo que es de Dios; la inmortalidad
coincide con la creencia en la vida después de la muerte. Sin embargo, al
cuerpo no le conciernen los apelativos adoptados por la mente. Para él, estas
cualidades son simplemente la manera en que funciona la vida, el resultado de
la expresión biológica de la inteligencia cósmica a lo largo de billones de
años. El misterio de la vida manifestó su potencial pleno con gran paciencia y
cuidado: aun hoy, el acuerdo que mantiene unido mi cuerpo parece un secreto
porque, a juzgar por las apariencias, no existe.
Más de 250 clases de células realizan sus
actividades diarias (las 50 funciones que cumplen las células hepáticas son
exclusivas de ellas y no se superponen a las de las células musculares,
renales, cardiacas o cerebrales) y sería catastrófico que tan sólo una de ellas
se malograra.
El misterio de la vida ha encontrado el modo de
expresarse perfectamente por mi conducto. Para cuando comience el noticiario de
esta noche habrán surgido problemas en todas partes, como siempre, y las
explicaciones no se acercarán siquiera a la sabiduría de una sola célula.
Fuente: Extracto de
“El libro de los Secretos” de Deepak Chopra
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