Bebida sagrada, que se utiliza en forma de ritual, es capaz de propiciar
las experiencias más extraordinarias que alguien pueda imaginar en su
vida!!!
Muchos
rituales mágicos y curativos practicados por los habitantes de la Amazonía
emplean animales y plantas que, por culpa de la creciente deforestación de la
selva, quizá nunca lleguemos a conocer. Entre éstos, están los sorprendentes
efectos del veneno de una simple rana y sus variadas aplicaciones
terapéuticas.
En
las entrañas del Amazonas, en Brasil, se custodia un legado dotado de vital
importancia para la Humanidad; incontables remedios naturales, obtenidos de
plantas y animales que son empleados con los más variados propósitos.
Curanderos de muchas tribus los utilizan para sanar el cuerpo, equilibrar la
mente y realizar increíbles proezas espirituales. Sin duda, se trata de
una auténtico laboratorio farmacéutico de la Naturaleza que existe en el
planeta.
En uno
de los más remotos rincones del orbe existe una tribu, un grupo de seres
conectados profunda y sinceramente con la naturaleza y la espiritualidad, y
cuya vida se mueve alrededor de la práctica del Santo Daime, de una bebida
conocida como Céu do Mapiá (Cielo de Mapiá).
Quien
ha experimentado sus efectos sabe que esta bebida sagrada, que se utiliza de
forma ritual y a través de intensas ceremonias que empiezan al atardecer y acababan
al amanecer del día siguiente, es capaz de propiciar las experiencias más
extraordinarias que alguien pueda imaginar en su vida.
Clara
Shinobuiura, de ascendencia japonesa y gran amiga de los seres mágicos de la
naturaleza y la floresta, junto con otras seis personas, narra cómo fue que
vivieron una de las más espectaculares experiencias que persona alguna
imaginara vivir; “el ritual de sanación del kambô”.
Este
ritual consiste en la introducción del veneno de una rana amazónica,
phyllomedusa bicolor, a través de quemaduras realizadas en la piel. Para
llevarlo a cabo, entregada al rito ancestral, Clara raspó con una pequeña
navaja lo que antes había sido el líquido extraído de la piel de la rana,
llamada kampo o kambô, convertido ahora en sustancia sólida, preparada sobre
una tablilla de madera.
Con
un bastoncito quema en siete ocasiones el brazo izquierdo del ‘paciente’, a la
altura del hombro, provocándole un intenso dolor pero que éste soporta
imperturbable. Se dice que en ocasiones durante la etapa de sanación el aspecto
físico del paciente sufre cambios, que el rostro de la persona que recibe el
veneno del kambô sobre su cuerpo llega a parecerse al de una rana o que en
ocasiones se pone de color verde.
Uno de
los compañeros de Clara, que se dejó inocular la sangre con este veneno,
asegura que es un mal trago que hay que pasar si realmente se quieren comprobar
a conciencia los síntomas o el resultado. Como el veneno actuaba a una
velocidad sorprendente, sentía como si le hubieran inyectado ácido en las
venas, sentía en las siete punzadas un dolor acerado, como el de siete agujas
metiéndosele hasta lo más profundo de su organismo. Después ocurrió algo
verdaderamente extraño, sintió un calor como jamás antes; no era un calor que
viniera de fuera, esta vez provenía de su interior. Era infinitamente superior
al que se siente cuando alguien tiene cuarenta grados de fiebre y se le
desarrollaba en segundos.
Pero
entonces ocurrió algo insólito, un perro se echa sobre el ‘paciente’ mientras Clara
entona unos cánticos, el perro se levanta sobre sus patas traseras y abraza al
paciente por el cuello con las patas delanteras, como lo haría una persona.
Clara dice que cuando alguien es curado con el kambô, su aura se torna
intensamente verde y eso atrae a los animales. Y vean aquí las propiedades
curativas del kambô, se ha comprobado su eficacia en el tratamiento de la
depresión y de todo tipo de problemas como nerviosismo, ansiedad, fobias,
estrés, y desequilibrio mental. Tiene gran capacidad de activar el sistema
inmunológico y para actuar contra toda clase de trastornos musculares o
articulares: artritis, reuma, ciática o tendinitis.
También
combate los dolores de cabeza, el asma, bronquitis, rinitis, sinusitis,
enfermedades del sistema circulatorio, acné, hepatitis, epilepsia o malaria,
así como en irregularidades de la menstruación. Su actuación resulta muy
efectiva sobre la mayoría de los órganos del cuerpo; pulmón, genitales, bazo,
páncreas, vejiga, estómago, intestino, corazón, hígado, garganta y
tiroides.
Todo
esto suena esplendoroso, el problema es que para utilizar el kambô se tendría
que viajar hasta la Amazonía, y además, enfrentar el reto de encontrarlos, ya
que los que chamanes se esconden en la inmensidad de la selva porque no quieren
ser encontrados por los enviados de las empresas farmacéuticas.
Así,
este ritual de curación, su bebida sagrada y el por qué causa tan extraordinarias
sensaciones, seguirá siendo uno de los Enigmas y Misterios que la
Humanidad, se pierde por su misma voracidad.
Fuente: elaviso.com/enigmas-y-misterios
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