El yagé y el jajañ forjadores del saber y tradición indígenas
VALLE DE LA PUERTA DEL SOL: TABANOK
Haciendo historia el Valle de Sibundoy fue una hermosa laguna poblada en sus colinas aledañas de indígenas Kamsá e Ingas, que posteriormente fue desecada para convertirla en tierra de cultivo.
En 1.535 cuando llegaron los tenientes Juan de Ampudia y Pedro de
Añasco, encontraron a estos pueblos indígenas organizados
tradicionalmente, con lengua propia y cultura propia ubicados en aquel
tiempo al pie donde empezaban las colinas y montañas. Allí vivían y a
dicho espacio lo denominaban TABANOK, que quiere decir: "el lugar de
origen"1, hoy conocida como el casco urbano el municipio de Sibundoy.
En la medida que iba madurando la Madre Tierra, ellos iban desarrollando
sus propios sistemas de cultivar la fauna y la flora, en la parte
plana hasta donde lo permitía la ciénaga de la laguna que estaba
secando.
Estos primeros pobladores tuvieron que soportar todos los
efectos de la "conquista" y en épocas de la Colonia les correspondió
volver a heredar su tierra en calidad de Resguardo, gracias al trabajo
del cacique Carlos Tamabloy (1.700), quien le compró a la Corona
Española una gran extensión de tierras, entre lo que hoy se conoce como
Nariño y Putumayo.
Desde entonces, la influencia de la inmigración
colona cambió el curso de la historia indígena del Alto Putumayo
iniciando un proceso de transformación cultural y social. no obstante,
luego de periodos críticos a través de la historia la convivencia ha
sido pacífica entre el colono y el indígena.
Restos arqueológicos
encontrados en los alrededores del Valle de Sibundoy, testimonio de
grupos precolombinos de hace 600 años después de Cristo hasta la época
de la Conquista Europea en el siglo XVI, hacen presumir que los Ingas
arribaron por el sur desde el Perú, lo que lo hace parte de la familia
lingüística quechua. De los Kamsá aún no se ha establecido bien, puesto
que su filiación lingüística no encaja en los grupos de la Zona Andina y
Amazónica, por tal motivo se ha dado espacio para crear diversas
versiones de su origen o ascendencia2. Entre ellas, la que más aceptada
es la que declara su ascendencia polinésica.
COMUNIDADES INDIGENAS DEL VALLE DE SIBUNDOY LOS KAMSA
Los
Kamsá habitan en la parte baja del municipio de Sibundoy y en parte del
municipio de San Francisco, son aproximadamente 5.000 individuos según
el último Censo establecido en la región; actualmente, algún sector de
la comunidad aún conserva su indumentaria y su lengua, otros han optado
por vivir, vestir y hablar cotidianamente como los colonos. De carácter
pacifico como sus antepasados cultivan la tierra, son en su mayoría de
escasos recursos económicos. Reconocen y ratifican a las autoridades
tradicionales indígenas, para que independientemente de las autoridades
municipales conozcan y ordenen los asuntos familiares y sociales de la
comunidad y apliquen sanciones menores usuales entre ellos. Reciben
apoyo del gobierno para que mejoren sus condiciones de vida y logren un
desarrollo acorde con el contexto en el que viven.
Son los mejores
sabedores de las plantas medicinales y mágicas, el Yagé ocupa el más
importante lugar entre las plantas mágicas, se le considera poderoso.
COSMOVISION
La
cosmovisión de comunidad Kamsá es vista como una totalidad de
cuerpo-alma-espiritu, unión compartida con sus elementos materiales que
entra en diálogo interrumpido con su forma de pensar, de ser, de obrar y
de actuar en conexión con la madre tierra, la naturaleza y el respeto
comunitario, con las plantas, animales y personas.
Con su lenguaje
ceremonial muy amplio y el profundo apego con sus creencias y sus
orígenes, con sus normas de comportamiento todas dirigidas hacia la
familia en el valor del respeto, en darle sentido a la vida partiendo de
la unidad en relación con el destino del universo, interiorizados y
transmitidos de generación en generación, en la vida cotidiana del bien
común, no siendo individualista, ya que los taitas mayores no lo fueron.
Su
pensamiento dentro de la unidad con relación al hombre a la naturaleza,
se ejemplariza con la formación de cuadrillas, grupo de personas que
trabaja comunitariamente en donde no existe obligatoriedad, mejor como
símbolo de amistad dando a entender que el espacio no es propiedad de
nadie, es compartido. Esto se explica con el principio de reciprocidad,
donde no hay compromisos adquiridos.
Como quiera que en toda
sociedad existen actitudes negativas, la comunidad Kamsá no es ajena a
ellas, siendo lo más característico la envidia, el egoísmo y en algunos
integrantes completa desidia por el futuro de su comunidad y del mundo
común, aunado esto a crecientes problemas de alcoholismo.
Tierra de los Taitas
La
Tierra para el indígena tiene carácter femenino, juego un papel
fundamental y es la representante de la gran MAMA, que tiene muchos
hijos, plantas, animales, etc. y que les enseñó que juntos forman un
complemento con la naturaleza, con espíritu de pensamiento colectivo
humanitario, que debe rescatarse, como enseñanza fraterna. Esta serie
de enseñanzas poco a poco se han ido perdiendo, absorbidas por la
transculturación de los pueblos.
Vemos entonces, que territorio y
cosmovisión están ligados, que es la misma forma de pensar y que le da
sentido a sus vidas. De esta manera han construido su identidad, su
sentido de pertenencia de pertenencia a través de la socialización han
dado a conocer su origen, territorio, cosmovisión, lengua, sus procesos
históricos portadores de una verdad sagrada para relacionarla con los
otros; esa identidad hace que los una al mundo natural, a su hábitat, a
su diferencia, a sus experiencias vividas de cuanto les rodea.
En
las pocas chagras o jajañ que aún conservan algunos indígenas, con toda
la biodiversidad que les caracteriza (en momentos en que los
monocultivos amenazan con crear serios inconvenientes medioambientales),
están representados el mundo espiritual y el mundo material, el hombre y
la mujer, la cultura y la naturaleza. A través de las plantas los
Kamsás entienden el principio y el fin de la vida, las fuerzas naturales
que allí emergen con todo su poder y son las que le dan toda la
sabiduría en un mundo fuera de toda realidad científica, preñado de un
gran poder, donde han desarrollado una tradición oral de observación
aguda y memoria para ser aprendida por las generaciones futuras.
LOS INGAS
Los
Ingas han sido reconocidos tradicionalmente como comerciantes,
seminómadas, artesanos y especialistas del chamanismo, con gran
sabiduría de plantas medicinales y enteógenas3. La labor del comercio
ha sido quizá uno de los factores fundamentales para sus migraciones,
desplazándose a lo largo y ancho del territorio andino, llevando consigo
plantas medicinales y saberes médicos.
Al igual que las culturas
indígenas amazónicas, la Ingana gira en torno al consumo del yagé, punto
de partida de su cosmovisión y su medicina. Utilizan además, otras
plantas mágicas y enteógenas de la selva como el yoco, chuchuhuasa,
chondures, cabalonga y coquindo; su sistema mágico-religioso está
fuertemente ligado al jaguar, la anaconda y los loros animales también
de la selva.
Para los Ingas, el sabedor de la comunidad recibe el nombre de Sinchi y se asemeja al chamán.
ASPECTO CULTURAL
La
simbología artesanal, la melancolía la música, el mito de la medicina
vegetal, no se expresaron solo como la acumulación de actitudes y
saberes, sino como la expresión del pensar y del sentir individual y
colectivo de una educación integral. Son llamativos los trabajos del
arte que realizan como parte de la expresión viva y alegre dentro de las
ceremonias y festividades, sea como instrumentos decorativos o
implementos de disfraz.
Tallado en madera.
Las máscaras o caretas son talladas en sauce o ciprés, preferiblemente, también usan cedro, cedrillo, cancho y otras maderas.
Así
mismo, elaboran flautas, rondadores, quenas, zampoñas, elaborados en
caña de tunda o tundilla, además bombos o tambores hechos con cuero de
vaca. Todos estos instrumentos musicales, para acompañar melodías
andinas.
Tejidos
Realizan tejidos tradicionales como sayos y
fajas, ambas coloridas y con gran expresión artística, imitando un
lenguaje simbólico en sus dibujos. Estos los realizan en un telar
manual denominado "guanga".
También tejen "jigras", que son bolsos elaborados en fibra para utilizarlos en viajes largos, al igual que hamacas y atarrayas.
Cestería
Utilizando
palma de la montaña y totora, elaboran tapetes, esteras, aventadores
(que son instrumentos caseros para avivar el fuego), canastos
tradicionales, otros de adorno y uso diario.
Carnaval, música y danza
El
Carnaval Indígena del Valle de Sibundoy es una de las ceremonias más
importantes que se la realiza cada año, antes de Semana Santa, donde la
principal atracción es el ritual del gallo, en el cual los participantes
demuestran su valora arrancándole la cabeza a un gallo que ha sido
previamente amarrado a una especie de castillo. En esta ceremonia hay
una representación simbólica basada en imágenes variadas que expresan
burla, ironía, pánico, descontento, tristeza, risa y enfado; sus rostros
van cubiertos con esta gran variedad de imágenes e indumentaria muy
colorida que simbolizan fiestas, alegría o gusto.
Plantas usadas como colorantes
Los
artesanos indígenas, principalmente las mujeres utilizan los siguientes
materiales vegetales para sacar la tintura, algunas veces reemplazando a
las anilinas y pinturas modernas: Del pasto kikuyo se extrae el color
verde pastel; de la remolacha el color rosado; de la hoja de lengua de
vaca el color habano; de la flor de carnaval, que es de color rojo vivo,
se obtiene el rosado; del tallo del barbacoano con pepa de gallinazo
que es de color negro, resulta el color gris; el barbacoano con flores
de amaranto rosado-fucsia, a el color café claro; de raíz de la sandona
colorada con lengua de vaca, da el color verde caña; el tallo negruzco
de la arracacha da el color morado; la achira da el color negruzco y la
raíz de ésta con las cortezas de mofilón da el color café.
ETNOBOTANICA DEL YAGE. Banisteriopsis caapi.
Etnoshistoria del yagé
El
yagé es una liana o bejuco que entra en la composición de la bebida
conocida como Ayahuasca, término quechua castellanizado desde la época
colonial, y llamado yagé, al igual que la liana. La liana por sí sola
no produce ningún efecto enteógeno. Es necesario utilizar un aditivo
para buscar el efecto psicoactivo. Actualmente se conocen más de 90
especies vegetales repartidas en 38 familias (de las que una cuarta
parte son plantas por sí mismas enteógenas)4.
Se conocen más de 72
grupos culturales amazónicos que consumen esta mixtura vegetal,
siguiendo sus ancestrales tradiciones, la mayor parte de ellos situados
en la parte occidental de la Selva Amazónica.
Muchos fueron los
investigadores, misioneros y aventureros que tuvieron la experiencia con
la bebida enteógena Yagé, también llamada pildé, capi, natema y otros
nombre slocales asignados según la comunidad que la utiliza.
El
verdadero descubrimiento y la correcta identificación de la planta se
debieron al botánico británico Richard Spruce en 1.852. Asistiendo a
una fiesta en la zona del río Vaupés fue testigo de que los
participantes bebían un brebaje verdusco - pardo, muy amargo, preparado
con una planta trepadora denominada caapi. A esta planta la denominó
Banisteria caapi. Sólo hasta 1.858 el botánico alemán Grisebach publicó
este descubrimiento en un tratado sobre las malpigéaceas y nombró
correctamente a esta especie como Banisteriopsis caapi (Spr. Ex
Griseb.) Morton.
Otro de los aventureros, Manuel Villavicencio, en
1.850 escribió que los indios Záparos, Anguteros, Mazanes y otras
tribus del Alto Napo usaban ayahuasca: Una droga productora de
visiones, usada para la hechicería, la brujería, la adivinación y para
hacer brujería.
De todas maneras fueron muchas las referencias de
aventureros que afirmaban haber probado una bebida similar a la descrita
anteriormente en muchos lugares de la amazonía.
A partir de
1.883, empiezan las dudas respecto a la identificación. Muchos años
pasaron antes de comprenderse que ayahuasca y yagé aluden a la misma
planta.
En 1.886, Spruce tuvo noticias de que en algunas regiones de la amazonía la bebida se preparaba sola o con varias mixturas.
En
1.890, se presentaron complicaciones relacionadas con la correcta
identificación de las plantas utilizadas para hacer el brebaje, cuando
el misionero Magelli, informó que los indios jíbaros consumían una
bebida embriagante llamada natema. Aparentemente Magelli confundió el
término natema (que se refiere a la Banisteriopsis) con el de maicoma
(un narcótico del género Brugmansia, Solanácea).
En 1.894, Paul
Rivet ofreció la identificación del nepe utilizando por los indios
Colorado del Ecuador y la pinde de los Cayapas, como B. caapi.
A
principios de siglo el etnólogo alemán Theodor Koch - Grunberg
distinguió dos clases de caapi utilizadas por los Tucano, una que
representaba a la B. caapi y otra que no identificó.
En 1.905 un
viajero colombiano, Rocha, quien había visitado a los indios Inga y
Siona, habitantes a lo largo de los ríos Caquetá y Putumayo, informó que
la planta era un "arbusto pequeño" o "liana" y que no adquirió
especímenes porque los nativos se rehusaron. Cuando estos aborígenes
querían usarla como alucinógeno y no como purgante lo mezclaban con
otras plantas, particularmente, con la chiripanga, que posiblemente se
trataba de un miembro de las Solanáceas, género Brunfelsia.
Otro
explorador, Whiffen, informó que al norte del Caquetá, el narcótico era
conocido como caapi y al sur del mismo río como ayahuasca.
El
antropólogo francés Reinburg, quien había realizado investigaciones
sobre los indios de la región amazónica del Perú, comprendida entre los
ríos Napo y Curaray, sostuvo que dos plantas diferentes formaban parte
de la preparación de la bebida.
Aparentemente, fue en 1.922, que
en el territorio del río Beni, Bolivia, se informó por primera vez de la
existencia de la ayahuasca. White identificó definitivamente la
ayahuasca como Banisteriopsis caapi.
Un explorador botánico belga,
Claes, estudió el yagé entre los indios Coreguaje y Witoto del Sur de
Colombia. Sus trabajos indicaron que el yagé no era como, se había
descrito hasta entonces, un "arbusto pequeño", sino una enorme liana de
la selva virgen. Señalo que los pedazos del tronco y de la corteza
machacada del yagé se hervían y que después se agregaban el tallo y las
hojas de una planta que los indios no permitieron que él viera.
El
primer estudio taxonómico serio, desde el descubrimiento fue publicado
en 1.931, cuando el botánico estadounidense Morton describió una nueva
especie de Banisteriopsis en Colombia, llamándola B. inebrians. Sostuvo
también, que al menos tres especies se empleaban como alucinógenos en
el Putumayo: B. caapi, B. inebrians y B. quitensis.
En 1.957,
Schultes analizó los intentos históricos por identificar las fuentes de
los narcóticos malpigeáceos, y concluyó, con base en una evaluación
bibliográfica, notas relativas a especies herbáceas y sus propios
estudios de campo, que las especies usadas eran B. caapi, B. inebrians,
B. quitensis y B. rusbyana (conocida ahora como Dyplopteris cabrerana).
Cuatrecasas
reconoció a la B. caapi, B. inebrians, y B. rusbyana como especies
empleadas en la preparación del brebaje llamado ayahuasca, caapi y
yagé5.
El yagé en el Valle de Sibundoy
Uno de los enigmas
de la etnobotánica amazónica es el hecho de que los indígenas reconocen
diferentes "clases" de varias plantas; ahora bien, expertos botánicos y
taxónomos consideran que es imposible separar dichas "clases" en
especies o, incluso, en variedades. Esta situación particular es
especialmente común en el caso de la B. caapi. Lo que no deja lugar a
duda es que, en la mayor parte de los casos, los indígenas pueden
identificar la "clase" a una distancia considerable sin haber sentido,
probado u olido la planta.
En el Valle de Sibundoy, el yagé es
pilar dentro de la cosmovisión de los indígenas y sonlos taitas quienes
manejan esa fuerza. Cuando se les pregunta en que consiste conocer el
mundo o como se conoce, responden: "a través del yagé.
Sería
incompleto hablar del pensamiento indígena del Valle de Sibundoy, sin
mencionar el "Saber del yagé, legado de sus antepasados selváticos, que
les permite no sólo conocer la vida secreta de todos los componentes del
mundo (natural, humano, divino) para tener una vida más armónica, sino
también les sirve como transmisor vivencial y permanente de su
cosmovisión. Es un saber que se vuelve palabra, que se teje en la
cotidianidad y se vive en un devenir espiritual. Es saber simbólico y
es arte. Por lo tanto, el saber es vivencia y acción simbólica, es
comprensión para estar de acuerdo con el mundo, es iluminación y armonía
social, que hace presencia en la vida diaria del indígena y donde el
principal protagonista es el taita o sabedor, no solamente como curado
de males corporales, sino como artista de equilibrios sociales y de
convivencia con la naturaleza. Esta liana enteógena, selvática,
considerada como el "bejuco del alma" o "la liana de la sabiduría", con
su "espíritu" pone en contacto a su aprendiz con el mundo de lo natural y
de lo sobrenatural a través de los "sueños" que produce su brebaje; le
transporta el alma a lugares inaccesibles a su cuerpo y le enseña, a su
vez, los remedios que le obsequia la naturaleza para curar sus
dolencias. Con la guía del maestro que a través de sus cantos
milenarios conecta el alma con los "sueños", con las visiones del
espíritu selvático del bejuco, el aprendiz conoce, de la forma vivencial
desde los más detallados secretos del mundo natural, hasta los mitos de
los antiguos, determinante en la visión del mundo de su pueblo. Una
visión del mundo enseñada por la naturaleza, sus ciclos, por los sueños
de la liana que vivencia la existencia de varias dimensiones de la
realidad, formando un todo unido que pide solamente reconocimiento y
respeto de todas sus partes para mantenerse en equilibrio y crecer.
Estos
saberes, transmitidos de generación en generación por los curacas que
desde épocas prehispánicas conocen las virtudes del "bejuco del alma",
han permitido a los indígenas del Valle de Sibundoy sobrevivir tanto
física como culturalmente, a través de los siglos. Físicamente, porque
enseñan una relación respetuosa, de equilibrio con la naturaleza que ha
asegurado su elemento y culturalmente, porque mantiene vivo su
pensamiento, que se perpetúa a diario en el cultivo de la chagra.
El mito del yagé
«El
mito es palabra de verdad porque es palabra de conciencia... Las
palabras dichas por los taitas son palabras confiadas y confiables
porque develan. En este sentido todo mito es verdadero máxime si nos
atenemos a ese bello tropo oculto en la palabra griega aletheia (verdad)
que tan bien ha explicado Heidegger: a = sin, letheia = de Letos: ese
río de las sombras, ese ámbito velado del inframundo. Aletheia sería
no un resultado sino un camino, un sendero develador, una acción
descubridora y como es medio y no fin, nunca ha de lograrse de modo
absoluto. Toda verdad es sólo sugerencia. Todo mito sugiere»6.
Entre los indígenas del Valle de Sibundoy y del Bajo Putumayo, se escuchan narraciones sobre el mito del yagé.
"En
un principio, la Tierra estuvo a oscuras, poblada de todos los seres
vivos, incluido el hombre, pero este carecía de inteligencia y erraba a
tientas buscando el alimento. Una noche, realizando esta tarea, el
Sinchi Yachac, tropezó con el bejuco del Taita Yagé, lo partió justo por
la mitad y lo dio a probar a las mujeres y tuvieron la menstruación.
Cuando los hombres lo tomaron, quedaron extasiados viendo como el pedazo
que les sobró empezó a crecer y a trepar hacia el cielo. Poco a poco,
las sombras tomaron contorno y las siluetas comenzaron a dar pequeños
destellos, en el fondo del cielo vieron que el yagé penetraba en una
flor inmensa que al ser fecundada se transformó en el sol. De allí
bajaron los hombres del sol, cada uno tocando una melodía, que se
transformó en un color distinto cuando llegaron a la tierra
dispersándose y cada uno depositó la luz y el color en cada ser y cuando
el mundo estuvo iluminado, toda esta sinfonía de colores y de música
hizo brotar el entendimiento en los hombres, creándose la inteligencia y
el lenguaje" (Taita Miguel Chindoy, Kamsá)
De igual manera se relata como se descubrió el yagé:
"El
yagecito fue descubierto por unos indígenas que atravesaban una montaña
de un vecino, a la pérdida de otra montaña, más los que vivían tras esa
montaña serían cuatro o cinco personas; esto es por el Bajo Putumayo,
tierra caliente y como allí la tierra es tupida, no se puede observar a
larga distancia. Por allá las montañas son limpias. Como allá las
montañas son limpias, como allá hay bastantes árboles grandes e
inmensos, el espacio del monte es vistoso. Entonces cuando iban, uno se
quedó atrás haciendo sus necesidades biológicas. Los demás se fueron
adelante. Al ir detrás de ellos, por el lado del camino escuchó que
conversaban; él veía que por ahí no había gente, entonces, empezó a
correr, para alcanzar a los demás, pero se percató de que cerca de donde
hablaban, había un árbol cargado de bejucos. Tomó algunos pedazos y
fue a alcanzar a sus compañeros y les contó lo que había sucedido.
Juntos prepararon una bebida y al tomarla se emborracharon. En su
borrachera escucharon una voz que les decía: "Les habla el Yagé, donde
cogieron el bejuco, allí mismo hay un árbol que se llama chagropanga,
éste es de mezclarlo y cocinarlo con el otro, entonces, ese puede ver
visiones, yo hago el efecto de purgar, limpiar el organismo y la hoja de
chagropanga sirve para ver las visiones, eso va en conjunto para los
saberes. Ya es para la borrachera, pero no se pierde el sentido."
(Taita Martín Agreda, Kamsá)
Estos textos identifican clara y
simbólicamente la historia del yagé. El hombre indígena descubre la
sabiduría del yagé y la influencia simbólica, de fuerza, y poder para
adquirir su sabiduría. Con el "espíritu del yagé, que penetra el
pensamiento, descubrieron en él su interioridad espiritual y su
situación de ánimo físico.
EL YAGE: PLANTA SAGRADA
Cultivo
Por
ser una especie vegetal cuyo hábitat está en las selvas cálidas
tropicales de la amazonía, los curacas Ingas del Bajo Putumayo, siembran
dentro del monte el bejuco.
Para sembrar las diferentes clases de
Yagé se busca un suelo apropiado junto a la sombra de un árbol el cual
se abona con material orgánico. Ahora bien, el efecto deseado depende
del sitio donde se sembró. Si la liana crece en lo espeso de la selva o
cerca de lugares despejados; si la zona en que se encuentra es lugar
sagrado o embrujado; a que distancia está la planta de un río o de una
cascada.
Las mujeres tienen completamente prohibido pasar por
delante de la planta donde está creciendo y especialmente durante el
período de la menstruación o cuando están embarazadas, hasta cuando la
edad de la planta oscile entre 5 a 6 años, estado en que se puede cortar
para prepararla.
Preparación y uso
El yagé, entre los
indígenas del Bajo Putumayo, se prepara conociendo la edad del bejuco;
de acuerdo al grosor del tallo; también es necesario saber la parte de
la planta de donde se va a tomar el material vegetal; si la bebida con
que éste va a prepararse será consumida en un ritual curativo o en un
ritual mágico - religioso.
Luego, el pedazo escogido se corta en
pedazos, se machaca con un mazo en cantidad de media arroba, luego se
mezcla las hojas de Chagropanga, Banisteriopsis rusbyana, se pone a
hervir en 10 litros de agua hasta que se reduzca a sólo 5 litros. Es
recomendable hacer esta preparación dentro de la montaña. Cuando está
todo debidamente preparado se invitan a varias personas a participar de
esta experiencia. Es indispensable que las personas que asistan a este
ritual, hayan guardado dieta, consumido únicamente líquido y no
alimentos sólidos, porque perjudica la efectividad del tratamiento.
Cuando
queda todo listo para el día siguiente y a la altura de las 10 de la
noche, el curaca se viste con ropa buena, se pinta la cara para iniciar
el Ritual de la toma de yagé, trae el líquido en presencia de los
participantes en una totuma grande. El curaca procede en la siguiente
forma: En la mano derecha toma la flautilla Guairachinga y en la otra
una totumita pequeña con una capacidad de 5 copas de aguardiente. El
curaca canta el ritual y comienza a suministrar el bebedizo a todos los
asistentes, a la vez desea buena suerte por la efectividad de este
remedio. Luego en el aire un ramo de hojas de huairasacha, árbol
considerado mágico que crece en el Bajo Putumayo para sacar y alejar los
malos espíritus cuando el líquido está bien preparado tiene una
consistencia espesa y de 20 minutos a 2 horas comienza a coger la
borrachera. El alucinamiento depende de la clase de yagé.
Mientras
los participantes están en el proceso de alucinamiento, el curaca sigue
cantando y bailando dentro de la sala. El último proceso del ritual,
empieza a las 4 a.m. y termina a las 6 a.m. luego de que el curaca
efectúa la limpieza del cuerpo de todos los pacientes. Si en el proceso
de limpieza el curaca se da cuenta de que alguien está enfermo hace un
diagnóstico e inmediatamente procede a preparar el remedio con plantas
medicinales.
A pesar de que el yagé es utilizado para los mismos
fines, entre los indígenas del Valle de Sibundoy la situación y el
contexto cambian, ya que se pasa de una zona selvática a una andina.
Tanto los Ingas como los Kamsás inician el ritual en las horas de la noche y utilizan otros elementos para completar el rito.
Algunos
taitas Kamsás, encienden una vela que debe durar toda la noche
prendida, si esta se apaga, existe la creencia de que el ritual no
tendrá una buena representación simbólica, en otras palabras no habrá
"pinta", ni alucinaciones, únicamente hará el efecto de purgante; además
el ritual se realiza alrededor de una fogata, aunque otros lo hacen
simplemente en un salón grande; utilizan un ramo de hojas de
huairasacha, y a cada "medida" le soplan humo de tabaco, le silban y le
cantan. Al terminar la sesión, el paciente es soplado y chupado con una
mezcla de bulbos de chondor y aguardiente, según dicen los taitas para
limpiar el espíritu del participante.
Los Inganos experimentan de
manera similar el rito, cambia al inicio de la sesión cuando a cada
participante se le da una pepita de chondor para que la mastique y sea
comida antes de ingerir la bebida; también cuando en el punto más
alucinante de la sesión, el taita toma un cuarzo y lo pasa por todos los
integrantes reunidos y lo hecha en la taza grande donde se encuentra el
líquido, esto le sirve para diagnosticar enfermedades. Al finalizar la
sesión, para hacer la limpieza a los participantes, en primer lugar, el
taita, da un jarabe de las siete hierbas para purificar los pulmones y
por último hace masticar kurivinán, utilizado para la buena suerte.
Según
Ignacio Vergara7, si nos acercamos a participar de este ritual con
conciencia de "blancos", lo haremos en forma dominadora y controladora
queriendo descubrir placeres y nuevas formas de excitación, lo cual
chocará con la espiritualidad del momento, además porque la experiencia
misma del yagé es dura a nivel orgánico y psicológico. Una vez que la
persona llega a la toma tiene que enfrentarse al choque cultural. Los
olores, los sabores, las escupidas, la falta de higiene, de acuerdo a
nuestros valores "higiénicos" de salud. Sin embargo, una vez sueltos
todos nuestros temores y el control que ejercen nuestras pasiones
occidentales, la experiencia y la sabiduría de los taitas son
refrescantes y logramos adquirir una valoración y confianza de sus
métodos.
Clases
Según Pedro Juagibioy se pueden distinguir los siguientes tipos de yagé:
Cuando
el tipo de yagé que se toma es el monohuasca, se siente mareo en la
cabeza, el cuerpo liviano, pero no se pierde el sentido, se miran cosas
que nunca se han visto en la vida, como montañas en la mitad de una
sala, una cadena de colores. Vale la pena anotar, que no a todas las
personas les da lo mismo, otras miran, casas, mesas, gente, luego se le
aparecen monos de distintas clases, aves, personas ausentes, sin
embargo, todas estas reacciones y manifestaciones dependen de la
intencionalidad de quien vive la experiencia.
Cuando el tipo de
yagé que se toma es el corehuasca, lo primero que se mira es el tigre
Jaguar, por esta razón, también se conoce con el nombre de tigrehuasca.
Cuando
es el intihuasca lo primero que se mira es el colibrí o picaflor y en
los oídos se escucha un zumbido como el batir de alas de un insecto.
El
amaron o culebrahuasca, es el más terrible y peligroso. La alucinación
comienza de la misma forma que las anteriores, con la diferencia que en
este se miran víboras en la mitad de la sala, que se van acercando y que
se envuelven en el cuerpo de quien lo toma amenazando con morderlo.
Luego cambia el alucinamiento y observa un fogón grande, lleno de gente,
dando gritos.
Cuando es la ayahuasca, al principio el efecto es
el mismo que los anteriores, luego se produce una variante que consiste
en oír el sonido de un tambor y de flautas. Se observa mucha gente.
Cuando
es el rayotruenohuasca se inicia el alucinamiento observando en la sala
un relámpago y a los pocos segundos escuchan ruidosos truenos.
Todas estas clases de yagé se comportan como purgantes, produciendo vómito y diarrea.
LA CHAGRA O JAJAÑ EN LA COSMOVISION INDIGENA
Jajañ,
como prefieren los indígenas Kamsás que se llame a las Chagras
Tradicionales, es "el lugar donde está presente y vigilante el
pensamiento, el respiro y el ánimo de nuestros mayores", "es la cuna y
el pensamiento del indígena".
El cultivo del jajañ comprende un
gran caudal de conocimiento sobre el medio natural: los astros, la
inmensa diversidad de tierras y aguas, el comportamiento de las plantas y
los animales, la bondad de materiales constructivos y abono. También
habilidades en el uso productivo de estos elementos en agricultura y
ganadería, medicina y veterinaria, protección contra pestes y
enfermedades8. Estos saberes, que devienen de un proceso de acuciosa
observación, experimentación y transmisión de muchos siglos, forman
parte de un sistema coherente inspirado en una cosmovisión propia, en
una manera de mirar el mundo, y de gozar el paisaje, pues, «paisaje es
el resultado de la apropiación de la naturaleza por el hombre, es un
producto cultural; los modelos nativos de manejo ambiental no se
refieren únicamente al ordenamiento del paisaje; articulan experiencias y
conocimientos con la organización de la sociedad, cristalizando
manifestaciones culturales registradas en arquetipos vernáculos, la
mitología, el ritual, el chamanismo»9.
Los habitantes indígenas
del Valle de Sibundoy, por su condición de mediadores entre las tierras
bajas y altas, presentan rasgos culturales tanto andinos como
selváticos. En el pensamiento Sibundoy la tierra es la Pachamama andina
y el uso del Yagé es el camino hacia su íntimo saber.
Para el
indígena, el mundo es un todo vivo y todos los seres que lo componen
(los humanos, los entes sobrenaturales y la naturaleza) están
interrelacionados, están en comunicación. Los elementos de la
naturaleza, sean árboles, piedras, ríos o cerros, casas o chagras, todos
tienen su vida interior, su vida secreta, su propia personalidad, capaz
de comunicarse con el hombre a condición de que sepa abrirse a ellos y
tratarles con sensibilidad.
La armonía del cosmos es óptima si hay
equilibrio dentro de los componentes del universo y entre ellos
mismos. Equilibrio entre la sociedad humana y naturaleza: Si el hombre
respeta la naturaleza reconociendo las características propias de su
vida, de sus ritmos y se adapta a ellos, la naturaleza mantendrá su
equilibrio y dará al hombre lo que él quiere recibir de ella. El mundo
indígena es un mundo animado y el hombre es hijo de la tierra, parte de
ese universo animado, a diferencia de la visión occidental en que el
mundo aparece como un mundo máquina, destinado a ser manejado por el
hombre.
La tierra es vida y fuente de vida, es la madre universal,
la Pachamama. La tierra es la madre que nutre, protege y sustenta a
los seres humanos. El trabajo es un culto a la tierra y jajañ es su
templo. El jajañ y todo lo que él representa, desde la semilla y la
planta hasta la cosecha, merecen el respeto y una dedicación
responsable.
"Todas las plantas tienen su espíritu" (Taita Martín, Kamsá, Sibundoy).
"Las
platas que tenemos aquí eran de mi padre... cuando se estaba muriendo,
ellas se fueron muriendo. (Mercedes Cuatindioy; Inga, San Andrés).
"Las
plantas medicinales se siembran separadas... cada una tiene su poder.
las que tienen el mismo poder se pueden sembrar juntas.... el ají no se
siembra con las medicinales.... las maticas sienten.... tienen vida como
uno". (Salvador Buesaquillo, Kamsá).
"A los ancianos no les gusta
que se corte la tierra. Todos las labores se hacen con machete y se
siembra con madera, con el "chakin". El azadón no es bien visto porque
al cortar se hiere la madre... la chagra permite la relación con una
madre que siempre está frente a uno... no sólo es algo que produce
plantas y cuida animales... es madre creadora de todos... por eso los
ancianos nunca consideraron la tierra como dinero". (Egidio Muchavisoy,
Kamsá).
De la cosmovisión centrada en la tierra, personificada y
divinizada como la madre universal, resulta una relación del hombre con
su medio natural de diálogo y de respeto. De ello resulta una
tecnología benévola, respetuosa que fomenta la vida profunda de los
cultivos y toma en cuenta la vida secreta de todas las cosas del medio
natural, humano y divino. La intervención del indígena en el mundo
natural, el trabajo de la tierra, es un verdadero diálogo y una
crianza. En este diálogo cariñoso y respetuoso, las cosas y el hombre
mismo se llenan de vida y florecen. Esta crianza es simbiótica,
mientras se cultiva la chagra, se cría el ganado, éstas crían al hombre
dándole vida. Es una relación no violenta, no sujetando la naturaleza
por la fuerza sino ganando su voluntad y siempre teniendo en cuenta que
el hombre es tan parte de ella como las plantas, el agua, los astros,
los animales y el mundo sobrenatural.
Jajañ es en pequeño lo que
la naturaleza es en grande. Es un espacio reducido donde se cría en
desorden. Es un bosque tropical de cultivos: es lo que podríamos
llamar un bosque tropical. Con base en la riqueza cultural, los pueblos
indígenas, tanto andinos como selváticos, inventaron un sistema de
agricultura que se originó en la domesticación de una gran variedad de
especies de plantas, simulando la composición de un bosque natural.
La
estructura de las chagras en el Valle de Sibundoy, presenta un dosel
compuesto de árboles de 5 - 10 metros de altura. Entre los principales
árboles pertenecientes al primer nivel se encuentran: Nogal, Macó,
Motilón, Ciruelos, Aguacate, Capulí, Moquillo. Estos frutales comparten
el dosel con Eucaliptos y Sauce utilizados como barrera rompevientos.
En el nivel intermedio se encuentran árboles de 2 - 5 metros de altura:
Chilacuán, Guamos, Sachaporoto, Tomate de árbol, Lulo o naranjilla,
Plátanos, Naranjos, Duraznos, Peras, Manzana, Reina Claudia, Chirimoya
El nivel inferior o herbáceo está compuesto de plantas que crecen entre
la superficie del suelo y los dos niveles. Encontramos aquí: Maíz,
Plantas aromáticas y medicinales, Arracachas, Moras, Achiras, Uchuvas,
Xanthosomas, al menos 5 especies (Sixe, tumaqueño, barbacoano, cuna),
Papas, Habas, Alverja Guasimba, Col, Repollo. De las ramas de los
árboles descuelgan enredaderas como: Frijol tranca, Frijol matambre,
Granadilla, Curubas, Maracuyá, Sidrayota. Por el suelo crecen Calabazas
y Zapallos que de vez en cuanto trepan a los árboles.
Esta
imitación cultural de la vegetación natural balancea con notable
eficacia los efectos del clima y permite, de la mejor manera, la
utilización de la luz, el sol y el suelo.
Según F. Correa, las
chagras o jajañ son objeto y medio de producción fundamental, su
utilización equilibrada vía el complejo sistema de preservación
ecológica, lo transforma en medio de producción y reproducción social.
son sofisticados taxonomías nativas de suelos de cultivo, de econichos, o
de clasificaciones etnobotánicas lo que evidencia una profunda
experimentación en busca de un adecuado manejo del territorio
conservado10.
Las chagras son autosuficientes y en algunas
ocasiones los subproductos pueden ser vendidos en las plazas locales.
Por otra parte, el tamaño de las chagras y la especial protección que
les brindan los grandes árboles, limitan la devastadora acción de los
vientos, además poseen zanjas en los linderos y dentro de ellas mismas,
lo que permite evitar encharcamientos debido a la alta precipitación con
la que adolece el Valle en algunas épocas del año.
El cultivo de jajañ
Alrededor
de la chagra se siembran árboles con frijol tranca, que sirven de cerca
viva, tumaqueños (Xanthosomas) que aguantan mucho agua y borrachero
(Daturas)11 muy característicos de la zona andina. Los borracheros
hacen buen abono, botan muchas hojas, no dañan la tierra, evitan la
peste en las gallinas y protegen la chagra, "hacen sentir respeto"
dicen. El borrachero, como el Yagé, es un enteógeno con un "espíritu muy
fuerte". La variedad de borracheros en el Valle de Sibundoy es enorme,
son muy pocas las chagras que no tienen su presencia. Se utiliza no
sólo para entrar en contacto con el mundo sobrenatural, sino también,
como insecticida orgánico. "Para evitar la plaga y el malhecho se
machaca el borrachero con ají rocote... se mezcla y se riega por toda la
chagra... también se mezcla la ruda con eucalipto y se riega el maíz
ya seco en rama... para que el maíz no se gorgojee antes de la siembra,
se pasan las semillas por agua de borrachero". (Salvador Buesaquillo,
curaca Kamsá).
Para cultivar el jajañ, ante todo se mira la Luna
(en Kamsá Joashkon "aquello que le dan la vuelta"), sus concepciones
míticas han determinado algunos comportamientos culturales.
Según los indígenas, tanto Ingas como Kamsás, las fases de la luna indican los quehaceres en la chagra:
"Luna
tierna: no se hace nada, no se debe cosechar frutas, durante el 1 y 2
día de luna, es buena época para deshierbar, del 3 al 4 de luna y del 7
al 13, días de siembra. El 5 de luna no se debe hacer nada, si se
trabaja se llena de hormigas el cultivo ... se pueden sembrar flores
pero no plantas de alimento porque salen "vanos".
El resto de la
creciente se puede trabajar ... es el mejor tiempo para podar frutales.
Del 5 de luna en adelante se cosechan las plantas medicinales".
"Luna
llena: se relaciona con la buena o mala suerte para el trabajo en las
cuadrillas, para adquirir fuerza en los brazos; los árboles frutales
cargarán en abundancia si la víspera de la luna llena les hechan
tierra. Durante la luna llena, es muy buen momento para trabajar en la
chagra... se hace deshierbe nocturno... si amanece claro se sacuden las
plantas para despertarlos... se arreglan, se les quitan las hojas
secas... momento de poda y de hechar abono... es el mejor día para
curar... las medicinales tienen todo su poder..."
"El segundo día
de menguante, cuando todavía la luna se ve llena, es el día de la
suerte, de curar, de componer, de aprender... el tercer día es día de no
hacer nada."
"Luna nueva: Se aconseja en esta época no sembrar
maíz, pues únicamente crecerán plantas largas con frutos vanos. Es
bueno sembrar a los 3 ó 6 días semillas de arracacha para que las raíces
tengan muchos hijuelos". (Testimonio Ingas y Kamsás).
AGRICULTURA EN EL JAJAÑ
En
las chagras o jajañ también se observan principios de agroecología y
de un manejo integral de la naturaleza, practicándose formas de
agricultura alternativa.
"Para hacer jajañ, se siembra todo
parejo... maíz, achira, calabaza, frijol, zapallo... primero, se siembra
el maíz, si es con frijol, con frijol... luego, se siembran las
arracachas y los sixes... los sixes se siembran en forma de caracol, la
parca grande se siembra en el centro y las otras alrededor... cuando se
va cosechando, se va sembrando..." (Rosa Cuatindioy, Inga).
"Se
siembra entreverado, siempre guardando la misma distancia... las plantas
se protegen unas con otras: Yo tengo un café que le cuelga granadilla,
una reina Claudia que le cuelga calabaza, un tomate que le carga
frijol, un Chilacuán que le cuelga pepino, un limón que carga
frijol..." (Vicente Jajoy, Inga).
"La Sidrayota y la granadilla se siembran con el moquillo y al sauco le gusta el frijol." (Salvador, Chindoy, Kamsá).
"Las
plantas medicinales se siembran lejos el ají... son plantas que tienen
espíritus encontrados... cuando el curaca está aprendiendo con yagé, no
puede comer ají... las plantas que curan no crecen cerca del ají (Taita
Avelino Chicunque, Kamsá).
En las chagras selváticas la técnica es
la "tumba y quema", en el Valle de Sibundoy es la de "tumba y pudre".
La chagra no se siembra todo el tiempo sino que se deja siempre un
pedazo con arvenses que a los dos años se vuelve a utilizar, esto claro
está en jajañes que abarquen algo mas de dos hectáreas. Fuera del
"compost" que se produce con el rastrojo, se utiliza también el
estiércol de cuy y de gallina para abonar la tierra.
Para el
indígena del Valle de Sibundoy, el maíz es el alimento por excelencia y
se le tiene enorme reverencia. No hay jajañ que no tenga la presencia
del maíz. Es el cultivo que asegura la vida desde siempre.
Desde
épocas milenarias, "el maíz es Regalo de los dioses. Para los nativos
americanos, representaba el vegetal más importante en la dieta
alimenticia del Nuevo Mundo, siendo además el cultígeno que facilitó la
adopción de la agricultura, como base principal de la economía
prehispánica12.
Para sembrar el maíz, la tierra se abre con un
"chakin" (palo de madera con punta), antes se sembraba 7 granos por
hoyo, luego 6 y ahora 4 o 5. En general se siembra en el hoyo una
semilla de frijol o de haba. No se siembra en línea recta pero se va
manteniendo la misma distancia entre mata y mata. El terreno se ve
limpio, sin rastrojo, pero no tiene surcos. El rastrojo no se recoge
sino que después de la limpieza se debe amontonar en zigzag dentro de la
chagra y una vez se pudre, se riega alrededor de las matas de maíz.
"En
abril y mayo es la siembra propia... una vez sembrado el maíz, a los
tres días bota la "aguja", a los ocho días tiene dos "hojas", y en
junio, se hace la primera deshierba y se le alza la tierra. A los dos
meses, en agosto, se hace la segunda deshierba, en octubre, cundo se
pone amarillo, se deshoja, en noviembre se cosecha. Siempre hay buen
maíz para la chicha del carnaval". (Pedro Juagibioy, Kamsá).
Sin
embargo, también es común observar dentro del jajañ algunos cultivos
sembrados por surcos, tal como maíz, arracacha, pero siempre en
asociaciones.
Es de anotar que, aunque es mínima la diferencia
entre la composición de la chagra Ingana y la Kamsá, su gente trabaja
distinto. El Kamsá usa el machete bajito, es decir, a ras con la tierra
y amontona el rastrojo de forma muy ordenada. El Ingano usa el machete
más alto y deja la hierba desordenada en la chagra dejándola en el
sitio a que se pudra. Posteriormente, igual que el Kamsá, la utiliza
como abono.
Animales en el chagra
Así como se observa una
gran diversidad de plantas, en las chagras o jajañ los animales
domésticos deambulan sin ningún impedimento, es común observar perros
que además de servir de compañía cuidan la propiedad; gallinas, patos
los que se alimentan de piedrecillas, gusanos, lombrices, arvenses;
cerdos alimentados con tumaqueño (Xanthosoma sp.) y sidrayota; en la
cocina de la casa, se observan carretear cuyes, los cuales son
alimentados con hojas de maíz y las restos de las mazorcas, con cáscaras
de papa y de plátano.
Ocasionalmente se ven ardillas, raposas y normalmente gorriones, golondrinas, gallinazos.
¿Por qué estudiar la agricultura tradicional en las comunidades indígenas?
El
estudio de la agricultura tradicional no es nuevo. Los antropólogos
han estudiado sociedades indígenas y sus sistemas agrícolas a lo largo
de diversas regiones geográficas por más de un siglo. Los modelos
tradicionales de subsistencia en diversas comunidades agrícolas
indígenas han sido objeto de estudios y análisis detallados teniendo en
cuenta los saberes acumulados, las habilidades y las técnicas13. En los
tiempos actuales en donde la agricultura se moderniza, los saberes de
los sistemas tradicionales y la lógica de los mismos se está perdiendo.
En
esta agricultura tradicional se presentan tanto habilidades para
sortear riesgos, mezcla de especies que se mantienen simbióticamente
como "manejo" racional de los recursos naturales que pueden permitir
desarrollar estrategias agrícolas más apropiadas, más sensibles a las
complejidades de los procesos en los diferentes hábitats, especialmente
en las muchas deficiencias que afectan a la agricultura hoy en día. Y
es que la agricultura debe ser tomada desde «el manejo de los recursos
en una relación necesaria del ser humano-sociedad-naturaleza, para la
obtención continuada de satisfactores tales como los alimentos (las
plantas sintetizan nutrientes), la salud (plantas medicinales) y la
visión cultural antropogénica que las comunidades tienen de sus
vegetales»14.
Los saberes en agricultura tradicional presentan
muchos referentes simbólicos, que incluyen aspectos lingüísticos,
botánicos, zoológicos, artesanales, los cuales permiten exhibir
interacciones complejas entre asociaciones de plantas, animales y suelos
y los seres humanos. No hay que olvidar que los saberes tradicionales
son transmitidos oralmente o a través de continuas experiencias. Es
común en las comunidades indígenas que los mayores sean quienes poseen
los saberes en forma más detallada que los jóvenes.
En las chagras
tradicionales se puede percibir un gran potencial de especies de las
cuales algunas son alimenticias, otras presentan principios
alelopaticos, lo cual se refleja en un control natural de ins
Fuente: www.mailxmail.com
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