Los antiguos maestros usaban la oración como una técnica poderosa para introducir de forma gradual sugerencias positivas, sobre todo en los procesos curativos. Ellos exploraban al individuo y observaban las condiciones de los cuerpos físicos y sutiles. Percibían las ilusiones más profundas y las pautas de energía, y recuperaban el equilibrio del individuo por medio de la oración en tono enérgico o la sugestión.
Empleaban por medio del poder de la palabra, una resonancia forzada con la persona.
El proceso utilizado comprende dos pasos. Después de la exploración, se construye en la mente, con la máxima intensidad, un pensamiento referente a la salud. A través de la oración y las palabras, este pensamiento se proyecta hacia fuera para producir efectos en el sistema de energía de la persona. El uso de la visualización, la voluntad y la proyección verbal transforma el antiguo estado, creando en su lugar uno nuevo. (Ésta es la verdadera esencia de la plegaria, tal como refleja la Biblia con la utilización de la frase «Estás curado»)
La idea que tenemos de la plegaria y su adecuada utilización ha sido desvirtuada. Nuestras oraciones se han convertido en rutinarias salmodias o simples peticiones de deseos.
La plegaria es un proceso de visualización concentrada, combinada con un aporte de energía emocional y mental, y su concreción en el campo físico por medio de la vocalización adecuada. La plegaria debería dirigirse hacia la consecución de la unión del cuerpo, la mente y el alma, dado que implica las energías de todas estas partes. La oración y el sonido sagrado son vínculos directos entre la humanidad y lo divino, pero a menos que nuestras palabras y sonidos tengan significado, nunca cruzarán la trama etérea de la duda ni las energías negativas que hemos formado a nuestro alrededor.
Nosotros utilizamos afirmaciones y plegarias, e incluso cuando se ven cumplidas, lo que generalmente solemos decir en primer lugar es: «Acaba de ocurrir la cosa más sorprendente». Lo realmente sorprendente sería que nuestras oraciones no tuvieran respuesta. Éstas tienen que tener respuesta.
El uso adecuado de la plegaria nos ayuda a expandimos. Si se utiliza y vocaliza con la adecuada visualización, cada pensamiento, deseo. anhelo y aspiración puede convertirse en un acto de plegaria. Podemos poner en marcha la energía para que se manifieste. Funciona según la ley de causa y efecto. Lo que ofrecemos, se nos devuelve.
La plegaria es un diálogo que establece el cambio. Es un diálogo con el universo y lo divino. Aún más, es un diálogo con aquellas partes de nosotros mismos que resuenan con lo divino. Es un diálogo con aquella parte de nuestro ser que tiene la capacidad de crear cualquier situación necesaria o deseo. Funciona para todos nosotros, si bien únicamente conforme a nuestro nivel de energía y conciencia. Cuanto más conscientes seamos de que lo divino vive en nosotros, más capaces seremos de crear por medio del poder de la plegaria.
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