Retorno al vacío, por Thomas Hübl
La verdadera no dualidad es la maestría entre el silencio y el movimiento.
La verdadera no dualidad es descansar en lo que aún no se forma, aunque
nos estemos moviendo plenamente. Sabemos quiénes somos antes de
existir, pero estamos al mismo tiempo expresando nuestra existencia,
hasta regresar al vacío sin dejar rastro.
Una de las prácticas más importantes es vivir el momento sin dejar
rastro. ¿Cómo experimentar plenamente el momento sin dejar ningún
residuo en el espacio de nuestro corazón, en nuestro ser?. Algunas
situaciones no son experimentadas plenamente, y vas por la calle
pensando en ésto, alterado, recapitulando aún cuando la situación ya se
terminó. Esto significa que hay un residuo, una energía no integrada que
está circulando en tu interior: una sombra.
Si hablamos de sombra, si queremos entenderla, necesitamos comprender
cómo se mueve esta inteligencia. Es un movimiento que comenzó en algún
punto, tu práctica es encontrar qué motivó ese movimiento. El trabajo
más efectivo con la sombra es observar dónde está el sufrimiento, dónde
se encuentra la fricción del movimiento, ese intento de detener el
movimiento del universo.
La sombra es el vano intento de detener el movimiento del universo. El
sufrimiento en la vida es la fricción con el movimiento del núcleo del
universo. Si sé esto, sé que la restauración de dicho movimiento es
sanadora y es liberadora de un potencial creativo.
En cada área de sombra hay una inteligencia única que quiere continuar
su movimiento de retorno al vacío sin dejar un “pasado” en su
trayectoria, ya que mientras haya un “pasado” significa que no ha
llegado a su plenitud. Nada deja un pasado cuando es pleno, puesto que
si está pleno regresa al vacío y desaparece.
El pasado, de hecho, es energía que no ha alcanzado su plenitud y está
esperando regresar a la fuente. Una vez que retorna es plena, no deja
sombra, desaparece.
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