La marihuana según los chamanes
La
relación entre el ser humano y el cannabis existe desde hace miles de
años. Se han encontrado restos en China y Turquestán que datan del 3.000
y 4.000 a.C., y se especula con la idea de que fuera una de las
primeras plantas que se cultivaron con la aparición de la agricultura en
el hombre moderno, hace más de 10.000 años.
Origen.
Esta planta es originaria de Asia. Antiguos textos hindús nombran y veneran la cannabis sativa o ganja, afirmando que agilizaba la mente, prolongaba la vida, bajaba la fiebre e inducía sueños.
En el Raja Valabha de los antiguos Vedas
encontramos: “Los Dioses se apiadaron de los hombres y les regalaron la
ganja para que alcanzaran la inspiración, perdieran el miedo y
conservaran el deseo sexual”.
En el Arthavaveda se describe al cáñamo como una
poderosa planta que confiere siddhis (poderes extraordinarios) a quien
la consume con el debido respeto y preparación.
En el libro IV de los Yoga Sutra del Rig Veda
Patanjali, describe como la iluminación puede ser alcanzada por cinco
vías, siendo una de ellas la vía de las plantas. Y de hecho, el himno
nepalí a Shiva dice así:
Yo Te saludo a Ti, que sembraste
la primera semilla de ganja,
de la que crece mi conocimiento de Ti…
He dejado el mundo atrás
y mirando hacia mi interior con ojos enrojecidos,
Te vivo en la embriaguez.
En China, la marihuana era una planta muy importante para los antiguos chamanes. Los
tibetanos, los celtas, los egipcios o los mediterráneos son culturas
que usaron tradicionalmente esta planta tanto para fines terapéuticos
como místicos.
Un sitio, no obstante, donde su uso continúa siendo sagrado
y está bastante extendido, es en las regiones de Marruecos. La ciudad
de Chaouen actualmente es famosa por el uso del kif, entre jóvenes y
ancianos, para meditar o simplemente para consumirlo mientras beben su
famoso té mentolado.
Actualmente, todos estos usos, extrapolados a la sociedad
Occidental (EEUU y Europa), han perdido todo su sentido, y la marihuana
se extiende entre los jóvenes como una planta inocua que provoca risas y
bienestar. Ya no se buscan en esta planta los cambios en la esfera
perceptiva, la introspección, los profundos beneficios sociales y
anímicos ni las experiencias extáticas que provoca en dosis elevadas. De hecho la gran mayoría de consumidores de cannabis no buscan NADA en ella,
ya que consumiéndola frecuentemente como si fuera un tentempié, la
tolerancia se adquiere muy rápidamente, por lo que los efectos a nivel
psicológico que podrían aparecer en un entorno, orientación y consumo
adecuados, simplemente desaparecen.
La voz del chamán.
Surge hoy la pregunta, entre algunas personas, sobre qué opinan los
maestros o chamanes actuales acerca del cannabis. Después de dañar la
reputación de esta planta con la propaganda y la guerra contra las
drogas, y de ver el consumo irrespetuoso que se está llevando a cabo,
son muchos los que se interesan por, realmente, qué es la marihuana. ¿Es
una planta buena, mala? ¿Es un enteógeno al nivel de los hongos o la
salvia, o por el contrario no merece ningún respeto porque es dañina?
En primer lugar nos ha de quedar claro que durante siglos, y
milenios, ha actuado como un potente expansor de la conciencia. El
libro bíblico del Éxodo, por ejemplo, relata cómo se ungía a las
personas con un aceite especial, para que estas entraran en contacto con
los dioses. En este aceite, había contenidos más de dos kilos de cáñamo, y con él se empapó el mismo Jesucristo.
Carl Ruck, experto en las influencias de los psicoactivos
en las religiones, dice: “Hay pocas dudas acerca del rol que jugó la
cannabis en la religión judaica… Es imposible que haya pasado
inadvertida una planta tan importante en fibra para elaborar textiles y
en aceites nutritivos, y tan fácil de cultivar… El solo hecho de
cosecharla ya induce una reacción enteogénica.”
Aunque hoy en día la mayoría de la gente prefiere fumar o
comer cannabis, cuando sus ingredientes activos pasan a una pasta base
con aceite, pueden ser absorbidos a través de la piel, que es un gran
órgano. Según el Nuevo Testamento, Jesús no bautizó a ninguno de
sus discípulos según la práctica bautismal que hoy cultiva la Iglesia
Católica, sino que los ungió frotándoles el cuerpo con este fuerte y
psicoactivo óleo.
Por tanto, está claro que tanto los chamanes, como los
grandes profetas o místicos (recordar que Buda también era un consumidor
de cannabis) tuvieron reveladoras experiencias místicas con dicha
planta, algo que ya nos dice mucho de todo su potencial, pues en
realidad son pocos los enteógenos que son capaces de generar este tipo
de experiencias.
Los chamanes amazónicos, aunque probablemente no conocieron
el cannabis hasta después de la invasión de Colón, ya que sus plantas
sagradas eran sobretodo hongos de psilocibina, mezclas de Ayahuasca, y
tabaco, también tienen muy clara su posición en cuanto a ella. Creen
firmemente que nuestro consumo es equivocado; hemos maltratado
al espíritu de la marihuana, y en el mejor de los casos este desaparece,
y en el peor, se gira en nuestra contra. La marihuana para
ellos es una planta sagrada, a más niveles incluso que muchas otras, ya
que también implica una sanación física mediante aceites, de diversas
dolencias. Pero estos beneficios solo se obtienen a cambio del respeto
de su esencia.
Aunque a priori pueda parecer extraño, es incuestionable
que los efectos que la marihuana provocaba en un asceta hace mil años,
no son los mismos que experimenta un individuo actualmente. Únicamente
por el contexto, por la distante adaptación social y genética, los
efectos subjetivos y hasta biológicos no pudieron ser los mismos. Si a
eso le añadimos la considerada “gran catástrofe” de la pérdida del
Ritual en nuestra sociedad, los efectos distan más aún.
Volviendo a la esencia, los chamanes defienden la
toma de cannabis en forma de té, después de un correcto aprendizaje y
dieta, y estando siempre guiado por un maestro o chamán. Se
deben tener, por tanto, conocimientos sobre el correcto ritual, y sobre
qué se busca con él. Hay muchas voces críticas en cuanto a los
procedimientos de los Occidentales, ya que cuando emprendemos una
búsqueda espiritual, cuando intentamos trascender nuestra realidad e
iniciamos el largo camino del autodescubrimiento, nos conformamos con asistir a cursos o seminarios muy caros, leer un par de libros, y fumar un par de porros.
Es una práctica muy peligrosa, y en cualquier caso, si se toma el
camino de las plantas maestras para la autorrealización, vía totalmente
legítima, hoy en día la marihuana no sería una buena opción.
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