sábado, 4 de abril de 2015

La vida es un movimiento de relación.


Dos personas que viven juntas quizás se encuentren en la cama, pero por lo demás llevan vidas con intereses distintos. Son como dos líneas paralelas que nunca se encuentran. Y a esto, en lo que no existe un verdadero sentimiento de amor, llamamos relación.
¿Cómo es que los seres humanos con sus extraordinarias capacidades y su energía, con la inteligencia que han demostrado en el plano tecnológico, no han sabido resolver esta cuestión, este problema tan esencial? Ya puede uno meditar, dedicar su vida a la búsqueda de la iluminación, seguir al último gurú o a la última manifestación de lo que quiera que uno siga; si uno no ha resuelto este problema, ninguno de sus logros espirituales ni hallazgos tecnológicos le servirá de nada. Porque nuestra vida es relación, y mientras no resolvamos esta cuestión básica de la relación que en la actualidad nos aísla a unos de otros, ese aislamiento, inevitablemente, engendrará toda clase de desdicha, confusión, odio e ira. Debemos preguntarnos si es posible entablar una relación en la que no haya ni la más leve sombra de conflicto.
Seguridad significa permanencia, pero, ¿existe algo en la vida que sea permanente? En nuestras relaciones, buscamos permanencia. Y lo que ocurre, presten atención a esto, es que el concepto mismo de sentir que necesitamos esa seguridad y permanencia se traduce en apego. ¿Se dan cuenta? Y así hacemos a la otra persona objeto de ese intenso apego, durante un mes, una semana o ciencuenta años, del cual nacen toda clase de conflicto: celos, sospechas, miedo, sentimiento de adquisición y pérdida. Ya saben ustedes a lo que me refiero, ¿no es cierto? Vamos a suponer que quien les habla, o cualquiera de ustedes, no tiene ese deseo de seguridad y permanencia… No digo que sea así, es simplemente una suposición. ¿Qué es la relación entonces? ¿Entienden la pregunta? El deseo de estabilidad y el apego, con su correspondiente dolor y placer, ansiedad y miedo, no es amor. Cuando ese deseo y ese apego estan totalmente ausentes, el otro es como una flor que se abre.
Uno toma la mano de la otra persona, la abraza, camina a su lado, pero interiormente está separado de ella. Es un hecho, afrontemoslo. Por consiguiente, hay perpetuo conflicto entre los dos, y uno pregunta, ¿es posible vivir en relación con otro sin que haya conflicto? ¿Se basa en la memoria nuestra relación? Porque si nuestra relación está hecha de recuerdos, de imagen diversas, entonces todo lo que hay es producto del pensamiento. Y, ¿que es el “pensamiento amor”? Por favor, háganse esta pregunta a ustedes mismos, no es a mi a quien deben responder.
¿Puede haber paz entre los seres humanos, sea cual fuere su color, raza o idioma o su así llamada cultura?
Para lograr esa paz, primero debe haber paz entre usted y el otro, entre usted y su esposa, entre usted y sus hijos. Luego, es posible que haya paz, es decir, que no haya ningún conflicto.
En la ausencia total de conflicto, lo que hay es infinitamente más extraordinario que la actividad del pensamiento.
— Jiddu Krishnamurti

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