Yo te amo profundamente. Si no lo hiciera, no habría podido venir a ti de la forma en que lo he hecho. Cuando aprendas a amarte a ti mismo como yo te amo, entenderás estas verdades, y entenderás la grandeza que realmente eres. Y ese será un día grande y glorioso.
Capítulo 4
DIOS ES
Mis amados hermanos,
a muchos de vosotros se os ha enseñado durante eras que la esencia llamada Dios
es un personaje sombrío, atemorizante, enfadado y sentencioso. Pero Dios no es
ninguna de estas cosas. El Dios que sermonea, que juzga, que persigue, nunca ha
existido excepto en los corazones y las mentes de los hombres. Fue el hombre el
que creó a un Dios que juzga a unos y exalta a otros. Ese es un Dios del
hombre; fue creado por el hombre y su voluntad.
El Dios que yo
conozco y que amo, que es el poder que emana de mí y el reino que yo soy, es un
Dios de amor completo y sin enjuiciamientos. No es nada más, sino todo lo
demás. Dios te ama con un amor mucho mayor del que alguna vez hayas
comprendido; pues él es la vida que tú eres, la tierra que pisas y el aire que
respiras. Es el color de tu piel, la magnificencia de tus ojos, la suavidad de
tu tacto. Eres tú en cada momento que eres, en cada Pensamiento que piensas, en
cada una de tus acciones, incluso en las sombras de tu alma.
Dios es una fuerza
que lo consume todo, que es todo. Es el viento sobre el agua, el cambio de las
hojas, la simplicidad de una rosa, profunda en su color y matiz. Dios es los
amantes en su abrazo, los niños en su risa y el brillo del cabello color miel.
Es el sol que sale en la mañana, la estrella parpadeando en la noche y la luna
creciendo y menguando en el cielo de medianoche. Dios es el hermoso insecto, el
humilde pájaro en su vuelo, el feo y vil gusano. Dios es movimiento y color,
sonido y luz. Dios es pasión, es amor, es alegría. Dios es tristeza. Aquello
que existe, todo lo que es, es lo que tú llamas Dios, el Padre, la totalidad de
la vida y el amante de todo lo que existe. Dios no es un personaje singular que
se sienta sobre un trono y juzga a la totalidad de la vida. Dios es la
totalidad de la vida, cada momento palpitante. Es la continuidad y eternidad de
todo lo que existe.
¿Crees acaso que la
vida te ha juzgado? En absoluto. Porque si Dios —-que es lo que tú eres—te
juzgara estaría ciertamente juzgándose a sí mismo. ¿Y por qué la inteligencia
suprema haría una cosa así?
La fuerza vital que
llamas el Padre, ni siquiera tiene la capacidad de juzgarte, ni a ti ni a
ninguna otra cosa. Porque la vida no posee una personalidad con un ego que se
pueda dividir a sí mismo en facetas de bueno o malo, correcto o incorrecto,
perfecto o imperfecto. Si Dios poseyera un ego, también tendría la capacidad de
percibir la alteración dentro de sí mismo. Y si Dios pudiera contemplar la
alteración dentro de su ser siquiera por un momento, la vida que él es cesaría
en el próximo instante y nunca sería otra vez.
Dios en sí mismo,
carece totalmente de bondad o maldad, de positivo o negativo. Dios no es
perfecto, porque la perfección es una limitación a la vida continua, siempre
cambiante y exuberante. Dios simplemente es. Lo único que tu amado Padre sabe
hacer es ser, para que todas las cosas —q son él— puedan expresar la vida que
él es.
Dios es la esencia
ilimitada y suprema del ser, una totalidad indivisa d Ser. Y ese Ser1 te ama tan inmensamente que te ha permitido crear tus ilusiones de
perfección e imperfección, de bondad y maldad, de positivo y negativo. Y a
través de tu percepción se ha convertido en lo que tú has percibido. Y así
Dios, siendo la totalidad de todo lo que es, es lo incorrecto al mismo tiempo
que lo correcto, es la fealdad al mismo tiempo que la belleza, y la vileza al
mismo tiempo que la divinidad.
' (N.T.) En el original
en inglés «Isness», palabra que Ramtha usa para referirse a la esencia del Ser.
El Padre nunca te ha
juzgado, ni en éste ni en ningún otro momento que hayas vivido. Él ha sido tú y
la plataforma de vida sobre la cual has expresado tu propio Yo, divino y con un
propósito. Él te ha dado la singularidad de tu propio ego y la voluntad libre2 para convertirte en cualquier cosa que desees, para percibir la fuerza
que él es, de cualquier manera que escojas percibirla. Y nada que hayas hecho o
que hayas pensado, no importa lo vil, lo malvado o lo maravilloso que haya
sido, ha sido visto por Dios como algo diferente a ser.
Este Dios que conozco
te ama con un amor más grande y más profundo que el que nunca hayas concebido,
porque te ha permitido crear tu vida de cualquier manera que hayas deseado. El
Padre siempre te ha amado. Él no conoce otra manera de percibirte, porque él es
lo que tú eres.
El Padre no ve el error, sólo se
ve a sí mismo. El Padre no ve el fracaso, sólo su Ser siempre.
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