¿Cuál es el secreto
para mejorar tu cerebro? Deepak Chopra te lo dice
El
cerebro reacciona a los pensamientos positivos o negativos y a la forma en la
que te relacionas con él
Por Deepak Chopra
El cerebro es el único órgano que cambia al instante de acuerdo con la forma en la que la mente se relaciona con él (Getty Images).
Lo más importante
- El secreto para mejorar tu cerebro es entender su singularidad
- Puedes relacionarte con tu cerebro positiva o negativamente
- Para inspirar a tu cerebro, haz algo creativo todos los días
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Nota
del editor: DEEPAK CHOPRA es un experto en mente y
cuerpo, fundador de la Fundación Chopra y escritor exitoso.
(CNN)– En el mercado hay muchos
libros dedicados a tratar el cerebro como a cualquier otro órgano del cuerpo.
Para mejorar el cerebro, recomiendan llevar una dieta balanceada, dormir lo suficiente
y evitar las toxinas como el alcohol y la nicotina.
Estos son consejos sabios, pero en mi libro: Súper Brian
(Súper cerebro), escrito con el profesor Rudolf Tanzi, de la Escuela de
Medicina de Harvard, el énfasis cae sobre la singularidad del cerebro. El
secreto para mejorar tu cerebro es entender su singularidad.
El cerebro es el único órgano que cambia al
instante de acuerdo con la forma en la que la mente se relaciona con él. Puedes
relacionarte con tu cerebro positiva o negativamente, y según la manera que
elijas, tus neuronas, las sendas neurales y las zonas de alta y baja actividad
se verán alteradas.
En pocas palabras, pensar para que tu cerebro
funcione mejor es la forma más eficaz de mejorarlo. (Otros órganos del cuerpo
también responden a los pensamientos positivos o negativos, pero su respuesta
debe provenir del cerebro; funciona como el comando central para el resto del
cuerpo).
La mejor manera de relacionarte con tu cerebro es
inspirándolo; la peor es ignorarlo. Ya que el cerebro acoge cada pensamiento,
cada palabra y cada acción; la lista de cosas que entra en cada rubro es larga,
pero vale la pena ponerle atención. Descubre cuál de los siguientes es tu caso.
Cómo
inspirar a tu cerebro
Ten cuidado con el estrés. Evita las rutinas
aburridas. Haz algo creativo todos los días. Lee poesía, material espiritual o
cualquier otra cosa que te haga sentir animado. Tomate un tiempo para estar en
la naturaleza. Relaciónate con otra persona reconfortante. Pon atención en ser
feliz. Asegúrate de pasar tiempo a solas cada día para relajarte, meditar y
reflexionar. Enfrenta los sentimientos negativos como la ira y la ansiedad.
Concéntrate en actividades que te hagan sentir satisfecho. Da algo de ti. Sigue
una visión personal. Únete a una causa mayor a ti. Arriésgate a amar y a ser
amado.
Cómo
ignorar a tu cerebro
Aférrate a tu forma de hacer las cosas. No veas más
allá de tus opiniones, de lo que te gusta y lo que no te gusta. Aíslate de los
demás. Da por sentadas tus relaciones. Reconcíliate con la decadencia conforme
envejeces. Piensa en el pasado como la mejor parte de tu vida. Olvídate de tus
ideales. Actúa bajo impulsos egoístas. No analices lo que te molesta. Cede ante
la ira y la ansiedad. Deja que la vida se encargue de sí misma. Déjate llevar
por la corriente para relacionarte con la gente. Asume automáticamente que
estás en lo correcto. Evita las cosas nuevas o los retos. Soporta el estrés. No
tomes riesgos emocionales. Distráete con diversiones insignificantes como ver
deportes durante horas.
La diferencia entre esas dos listas es bastante
clara. En uno de los casos, consideras que tu cerebro tiene un enorme potencial
no aprovechado. En el otro, asumes que el cerebro funciona el piloto automático.
Es innegable que el cerebro es infinitamente
adaptable. Se transforma en cualquier cosa que esperas que sea. Tu relación con
tu cerebro jamás será pasiva; siempre estás indicándole que funcione de cierta
forma. Así, todo el paquete de creencias, expectativas, gustos y aversiones que
tienes dentro crean un cambio –o lo impiden—a nivel de los circuitos
cerebrales.
Sobra decir que es mejor inspirar a tu cerebro que
ignorarlo. El potencial es algo que no se debe desperdiciar.
El primer paso para entablar una mejor relación con
tu cerebro es darte cuenta de que existe una relación. Cuando te des cuenta,
puedes elegir prestar atención a la relación y alimentarla. Ahora sabes un
secreto que incontables personas desconocen. Aprovéchalo.
Reinventar el
cerebro está más cerca de lo que crees: Deepak Chopra
Cada
vez que aprendes, piensas, recuerdas o deseas algo, tu cerebro se modifica.
Ahora que lo sabes puedes generar cambios positivos
Las conexiones cerebrales se modifican cuando aprendemos e incluso cuando recordamos (Getty Images).
Lo más importante
- Nuestros pensamientos y experiencias moldean nuestro cerebro a diario
- Los hábitos también provocan cambios en el cerebro
- Un cerebro que procesa estímulos positivos se desarrollará y evolucionará de forma diferente a uno que se enfoca en los negativos
- Puedes cambiar incluso el significado de tu pasado al entrenar a tu cerebro
Vivimos en la era dorada de la investigación sobre el cerebro, la
cual podría revolucionar la forma en la que pensamos, sentimos y nos
comportamos.
Gracias
a la tecnología de visión, como la imagenología por resonancia magnética
funcional (MIRf), puede señalarse la localización de la actividad cerebral más
precisa. Por ejemplo: los investigadores pueden detectar, en la corteza visual,
la zona minúscula donde un daño puede ocasionar que una persona no reconozca
los rostros, incluso el propio. La neurociencia se inclina a mapear el cerebro hasta
el más mínimo detalle.
Pero,
para qué sirve ese mapa Una aplicación obvia es la medicina. Entre más sepamos
qué es lo que funciona mal cuando se presentan el mal de Parkinson y el Alzheimer,
estaremos más cerca de la cura. Sin embargo, la meta principal sería reinventar
la forma como usamos nuestro cerebro.
“Reinventar”
no es una exageración. Hace 10,000 años, el homo sapiens desarrolló
la misma configuración genética que las personas de la actualidad heredamos.
Sin embargo, en esos 10,000 años surgieron la escritura, la lectura, las bellas
artes, el gobierno, las matemáticas y demás ciencias. Dichas disciplinas se
cimentaron en una nueva relación entre la mente y el cuerpo.
Si
unos genes y estructura neuronal fijos contaran la historia completa, seguiría
siendo un misterio por qué un cavernícola de la última Edad de Hielo tenía la
dotación precisa de neuronas que le servirían para descubrir la gravedad o
componer una sinfonía, y no lo hizo. Ahora nos damos cuenta de que el cerebro
humano es todo menos fijo, a cualquier nivel.
A
lo largo de la vida se forman nuevas neuronas y se desarrollan billones de
sinapsis. La genética de cada neurona es dinámica y responde a cada experiencia
y cada estímulo que recibe del mundo exterior.
Los
seres humanos reinventan el cerebro día tras día; no es una cuestión de eones.
En breve: el cerebro es un verbo, no un sustantivo. Los pensamientos, los
recuerdos, los deseos y la experiencia le dan forma.
Como
es dinámico, fluido y siempre está renovándose, el cerebro es mucho más
maleable de lo que cualquiera hubiera imaginado.
Considera
el controversial artículo publicado en una revista médica británica en 1980,
titulado: ¿Es realmente necesario el cerebro? Se basó en el
trabajo del neurólogo británico John Lorber, con pacientes de hidrocefalia, que
ocasiona que se acumule un exceso de fluidos en el cerebro. La presión
resultante mata a las neuronas y trae consecuencias como retraso mental y en
ocasiones la muerte.
Un
colega de la Universidad de Sheffield refirió con Lorber a un joven que tenía
la cabeza agrandada. El paciente se había graduado con honores de la
licenciatura en Matemáticas y tenía un coeficiente intelectual de 126 (100 es
promedio y 110 es considerado de inteligencia superior); no tenía síntomas de
hidrocefalia y llevan una vida normal.
Sin
embargo, se descubrió en una tomografía que, en palabras de Lorber,
“virtualmente no tenía cerebro”. El cráneo estaba cubierto por una delgada capa
de neuronas, de aproximadamente un milímetro de espesor, y el resto de la
bóveda craneal (la parte superior e interna del cráneo) estaba llena de fluido
cerebral.
Ésta
es una condición impresionante y poco común en la población, pero Lorber siguió
adelante y logró registrar más de 600 casos. Dividió a sus sujetos en cuatro
categorías, dependiendo de la proporción de fluido en el cerebro. La categoría
más severa, que conformaba solo el 10% de la muestra, consistía en personas que
tenían el 95% de la cavidad craneal llena de fluido. De estos casos, la mitad
tenían retraso severo; sin embargo, la otra mitad tenía coeficientes
intelectuales superiores a 100.
Estos
hallazgos no recibieron impugnaciones serias por falsedad o distorsión.
Generaron mucha controversia sobre cómo explicarlos e incluso hoy, que se ha
reemplazado la vieja idea de un cerebro fijo por la de uno maleable, tal
adaptabilidad tan radical es desconcertante.
Sin
embargo, es innegable la posibilidad de reinventar el cerebro. Las víctimas de
infarto cerebral se rehabilitan con base en eso: en el entrenamiento de las
partes del cerebro que no resultaron dañadas para que asuman las funciones que
se perdieron con la embolia.
Un
acercamiento similar al Alzheimer, que examina los cambios en el cerebro
de adultos jóvenes que podrían ser genéticamente susceptibles a la enfermedad,
podría revertir dicha susceptibilidad a través de una terapia con fármacos. Se
realizan investigaciones similares sobre autismo y esquizofrenia.
Una
vez que la ciencia médica reconozca que el cerebro puede ser reinventado, no
habrá límites. En equipo con Rudolph E. Tanzi, profesor de Neurología en la
Escuela de Medicina de Harvard y uno de los más prominentes investigadores del
Alzheimer, he dirigido mis esfuerzos a cómo cada persona puede relacionarse con
el cerebro en una forma nueva. Como argumentamos en nuestro libro Super
Cerebro, la vía más directa para mejorar la función cerebral es la mente.
La
conexión entre cuerpo y mente es poderosa porque nuestros hábitos producen
cambios en el cerebro. A qué pones atención, cuál es tu pasión, tu
actitud hacia la alimentación, el ejercicio, el estrés y cómo lidias con
emociones básicas como la ira y el miedo; todas estas cosas se registran en tu
cerebro y moldean su estructura drásticamente.
En
los términos más sencillos: cada experiencia es positiva o negativa cuando se
toma como aportación para el cerebro. Un cerebro que procesa estímulos
positivos se desarrolla y evoluciona de forma muy diferente a un cerebro que
procesa estímulos negativos.
Esto
siempre ha parecido intuitivamente correcto. Por ejemplo: todos sabemos que los
niños que son amados casi siempre resultan ser mejores adultos que los que son
víctimas de maltrato. Ahora tenemos la validación de la neurociencia.
La
conclusión más importante es que nadie tiene que sujetarse al viejo concepto
del condicionamiento. El pasado puede cambiarse al cambiar el cerebro, de la
misma forma que el futuro puede moldearse al entrenar tu cerebro hoy. La reinvención
del cerebro está más cerca de lo que crees.
FUENTE: cnn.com
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