miércoles, 18 de junio de 2014

El secreto para mejorar tu cerebro. DEEPAK CHOPRA.



¿Cuál es el secreto para mejorar tu cerebro? Deepak Chopra te lo dice
El cerebro reacciona a los pensamientos positivos o negativos y a la forma en la que te relacionas con él
Por Deepak Chopra


El cerebro es el único órgano que cambia al instante de acuerdo con la forma en la que la mente se relaciona con él (Getty Images).
Lo más importante
  • El secreto para mejorar tu cerebro es entender su singularidad
  • Puedes relacionarte con tu cerebro positiva o negativamente
  • Para inspirar a tu cerebro, haz algo creativo todos los días


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Nota del editor: DEEPAK CHOPRA es un experto en mente y cuerpo, fundador de la Fundación Chopra y escritor exitoso.
(CNN)– En el mercado hay muchos libros dedicados a tratar el cerebro como a cualquier otro órgano del cuerpo. Para mejorar el cerebro, recomiendan llevar una dieta balanceada, dormir lo suficiente y evitar las toxinas como el alcohol y la nicotina.
Estos son consejos sabios, pero en mi libro: Súper Brian (Súper cerebro), escrito con el profesor Rudolf Tanzi, de la Escuela de Medicina de Harvard, el énfasis cae sobre la singularidad del cerebro. El secreto para mejorar tu cerebro es entender su singularidad.
El cerebro es el único órgano que cambia al instante de acuerdo con la forma en la que la mente se relaciona con él. Puedes relacionarte con tu cerebro positiva o negativamente, y según la manera que elijas, tus neuronas, las sendas neurales y las zonas de alta y baja actividad se verán alteradas.
En pocas palabras, pensar para que tu cerebro funcione mejor es la forma más eficaz de mejorarlo. (Otros órganos del cuerpo también responden a los pensamientos positivos o negativos, pero su respuesta debe provenir del cerebro; funciona como el comando central para el resto del cuerpo).
La mejor manera de relacionarte con tu cerebro es inspirándolo; la peor es ignorarlo. Ya que el cerebro acoge cada pensamiento, cada palabra y cada acción; la lista de cosas que entra en cada rubro es larga, pero vale la pena ponerle atención. Descubre cuál de los siguientes es tu caso.
Cómo inspirar a tu cerebro
Ten cuidado con el estrés. Evita las rutinas aburridas. Haz algo creativo todos los días. Lee poesía, material espiritual o cualquier otra cosa que te haga sentir animado. Tomate un tiempo para estar en la naturaleza. Relaciónate con otra persona reconfortante. Pon atención en ser feliz. Asegúrate de pasar tiempo a solas cada día para relajarte, meditar y reflexionar. Enfrenta los sentimientos negativos como la ira y la ansiedad. Concéntrate en actividades que te hagan sentir satisfecho. Da algo de ti. Sigue una visión personal. Únete a una causa mayor a ti. Arriésgate a amar y a ser amado.
Cómo ignorar a tu cerebro
Aférrate a tu forma de hacer las cosas. No veas más allá de tus opiniones, de lo que te gusta y lo que no te gusta. Aíslate de los demás. Da por sentadas tus relaciones. Reconcíliate con la decadencia conforme envejeces. Piensa en el pasado como la mejor parte de tu vida. Olvídate de tus ideales. Actúa bajo impulsos egoístas. No analices lo que te molesta. Cede ante la ira y la ansiedad. Deja que la vida se encargue de sí misma. Déjate llevar por la corriente para relacionarte con la gente. Asume automáticamente que estás en lo correcto. Evita las cosas nuevas o los retos. Soporta el estrés. No tomes riesgos emocionales. Distráete con diversiones insignificantes como ver deportes durante horas.
La diferencia entre esas dos listas es bastante clara. En uno de los casos, consideras que tu cerebro tiene un enorme potencial no aprovechado. En el otro, asumes que el cerebro funciona el piloto automático.
Es innegable que el cerebro es infinitamente adaptable. Se transforma en cualquier cosa que esperas que sea. Tu relación con tu cerebro jamás será pasiva; siempre estás indicándole que funcione de cierta forma. Así, todo el paquete de creencias, expectativas, gustos y aversiones que tienes dentro crean un cambio –o lo impiden—a nivel de los circuitos cerebrales.
Sobra decir que es mejor inspirar a tu cerebro que ignorarlo. El potencial es algo que no se debe desperdiciar.
El primer paso para entablar una mejor relación con tu cerebro es darte cuenta de que existe una relación. Cuando te des cuenta, puedes elegir prestar atención a la relación y alimentarla. Ahora sabes un secreto que incontables personas desconocen. Aprovéchalo.
Reinventar el cerebro está más cerca de lo que crees: Deepak Chopra
Cada vez que aprendes, piensas, recuerdas o deseas algo, tu cerebro se modifica. Ahora que lo sabes puedes generar cambios positivos

Las conexiones cerebrales se modifican cuando aprendemos e incluso cuando recordamos (Getty Images).
Lo más importante
  • Nuestros pensamientos y experiencias moldean nuestro cerebro a diario
  • Los hábitos también provocan cambios en el cerebro
  • Un cerebro que procesa estímulos positivos se desarrollará y evolucionará de forma diferente a uno que se enfoca en los negativos
  • Puedes cambiar incluso el significado de tu pasado al entrenar a tu cerebro


Vivimos en la era dorada de la investigación sobre el cerebro, la cual podría revolucionar la forma en la que pensamos, sentimos y nos comportamos.
Gracias a la tecnología de visión, como la imagenología por resonancia magnética funcional (MIRf), puede señalarse la localización de la actividad cerebral más precisa. Por ejemplo: los investigadores pueden detectar, en la corteza visual, la zona minúscula donde un daño puede ocasionar que una persona no reconozca los rostros, incluso el propio. La neurociencia se inclina a mapear el cerebro hasta el más mínimo detalle.
Pero, para qué sirve ese mapa Una aplicación obvia es la medicina. Entre más sepamos qué es lo que funciona mal cuando se presentan el mal de Parkinson y el Alzheimer, estaremos más cerca de la cura. Sin embargo, la meta principal sería reinventar la forma como usamos nuestro cerebro.
“Reinventar” no es una exageración. Hace 10,000 años, el homo sapiens desarrolló la misma configuración genética que las personas de la actualidad heredamos. Sin embargo, en esos 10,000 años surgieron la escritura, la lectura, las bellas artes, el gobierno, las matemáticas y demás ciencias. Dichas disciplinas se cimentaron en una nueva relación entre la mente y el cuerpo.
Si unos genes y estructura neuronal fijos contaran la historia completa, seguiría siendo un misterio por qué un cavernícola de la última Edad de Hielo tenía la dotación precisa de neuronas que le servirían para descubrir la gravedad o componer una sinfonía, y no lo hizo. Ahora nos damos cuenta de que el cerebro humano es todo menos fijo, a cualquier nivel.
A lo largo de la vida se forman nuevas neuronas y se desarrollan billones de sinapsis. La genética de cada neurona es dinámica y responde a cada experiencia y cada estímulo que recibe del mundo exterior.
Los seres humanos reinventan el cerebro día tras día; no es una cuestión de eones. En breve: el cerebro es un verbo, no un sustantivo. Los pensamientos, los recuerdos, los deseos y la experiencia le dan forma. 
Como es dinámico, fluido y siempre está renovándose, el cerebro es mucho más maleable de lo que cualquiera hubiera imaginado.
Considera el controversial artículo publicado en una revista médica británica en 1980, titulado: ¿Es realmente necesario el cerebro? Se basó en el trabajo del neurólogo británico John Lorber, con pacientes de hidrocefalia, que ocasiona que se acumule un exceso de fluidos en el cerebro. La presión resultante mata a las neuronas y trae consecuencias como retraso mental y en ocasiones la muerte.
Un colega de la Universidad de Sheffield refirió con Lorber a un joven que tenía la cabeza agrandada. El paciente se había graduado con honores de la licenciatura en Matemáticas y tenía un coeficiente intelectual de 126 (100 es promedio y 110 es considerado de inteligencia superior); no tenía síntomas de hidrocefalia y llevan una vida normal. 
Sin embargo, se descubrió en una tomografía que, en palabras de Lorber, “virtualmente no tenía cerebro”. El cráneo estaba cubierto por una delgada capa de neuronas, de aproximadamente un milímetro de espesor, y el resto de la bóveda craneal (la parte superior e interna del cráneo) estaba llena de fluido cerebral.
Ésta es una condición impresionante y poco común en la población, pero Lorber siguió adelante y logró registrar más de 600 casos. Dividió a sus sujetos en cuatro categorías, dependiendo de la proporción de fluido en el cerebro. La categoría más severa, que conformaba solo el 10% de la muestra, consistía en personas que tenían el 95% de la cavidad craneal llena de fluido. De estos casos, la mitad tenían retraso severo; sin embargo, la otra mitad tenía coeficientes intelectuales superiores a 100.
Estos hallazgos no recibieron impugnaciones serias por falsedad o distorsión. Generaron mucha controversia sobre cómo explicarlos e incluso hoy, que se ha reemplazado la vieja idea de un cerebro fijo por la de uno maleable, tal adaptabilidad tan radical es desconcertante. 
Sin embargo, es innegable la posibilidad de reinventar el cerebro. Las víctimas de infarto cerebral se rehabilitan con base en eso: en el entrenamiento de las partes del cerebro que no resultaron dañadas para que asuman las funciones que se perdieron con la embolia. 
Un acercamiento similar al Alzheimer,  que examina los cambios en el cerebro de adultos jóvenes que podrían ser genéticamente susceptibles a la enfermedad, podría revertir dicha susceptibilidad a través de una terapia con fármacos. Se realizan investigaciones similares sobre autismo y esquizofrenia.
Una vez que la ciencia médica reconozca que el cerebro puede ser reinventado, no habrá límites. En equipo con Rudolph E. Tanzi, profesor de Neurología en la Escuela de Medicina de Harvard y uno de los más prominentes investigadores del Alzheimer, he dirigido mis esfuerzos a cómo cada persona puede relacionarse con el cerebro en una forma nueva. Como argumentamos en nuestro libro Super Cerebro, la vía más directa para mejorar la función cerebral es la mente.
La conexión entre cuerpo y mente es poderosa porque nuestros hábitos producen cambios en el cerebro. A qué pones atención, cuál es tu pasión,  tu actitud hacia la alimentación, el ejercicio,  el estrés y cómo lidias con emociones básicas como la ira y el miedo; todas estas cosas se registran en tu cerebro y moldean su estructura drásticamente.
En los términos más sencillos: cada experiencia es positiva o negativa cuando se toma como aportación para el cerebro. Un cerebro que procesa estímulos positivos se desarrolla y evoluciona de forma muy diferente a un cerebro que procesa estímulos negativos.
Esto siempre ha parecido intuitivamente correcto. Por ejemplo: todos sabemos que los niños que son amados casi siempre resultan ser mejores adultos que los que son víctimas de maltrato. Ahora tenemos la validación de la neurociencia.
La conclusión más importante es que nadie tiene que sujetarse al viejo concepto del condicionamiento. El pasado puede cambiarse al cambiar el cerebro, de la misma forma que el futuro puede moldearse al entrenar tu cerebro hoy. La reinvención del cerebro está más cerca de lo que crees.

 FUENTE: cnn.com

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