El sol es capaz de mejorar
sustancialmente nuestro estado de ánimo, como si en los rayos solares
viajara una pequeña dosis de Prozac. Algo que la sabiduría popular
considera de perogrullo pero que la ciencia está confirmando.
La relación entre el sol y las emociones ha sido analizada por Matthew Keller y sus colegas del Virginia Institute for Psychiatric and Behavioral Genetics, cuyos resultados han sido publicados en Psychologic Sciencie del 2005 bajo el título de “A Warm Heart and Clear Head. Te contingent Effects of Weather on Mood and Cognition”.
El
estudio sugiere que las personas tenían mejor humor y mejor memoria si
el tiempo era caluroso, caracterizado por temperaturas y presión
barométrica alta. Sin embargo, este efecto sólo se observaba si la persona había pasado más de 30 minutos en el exterior.
Si pasaba menos de media hora, entonces el humor no cambiaba.
Los rayos ultravioleta aumentan la producción de serotonina,
asociada con la sensación de bienestar, la regulación del sueño, la
temperatura del cuerpo y la conducta sexual. Una exposición moderada
también beneficiará al sistema inmunitario, además de aportarle vitamina
D.
La influencia de la luz es tan poderosa en los neurotransmisores cerebrales, que se recurre a ella en tratamientos para aliviar ciertos casos de obsesión, ansiedad, bulimia y, por supuesto, depresión. La técnica que la emplea se denomina lumino terapia, y consiste en aplicar luz blanca artificial a través de lámparas especiales con filtros ultravioleta o infrarrojos, de intensidad de 2500 lux (500 watts de potencia) al menos durante dos horas al día, un mínimo de dos semanas.
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