En estos últimos tiempos se habla mucho se habla de la energía femenina y la mujer, sin embargo, el hombre también es poseedor de esta energía.
Si bien la mujer es una réplica biológica de la Madre Tierra, al tener dones como el de nutrir y gestar, el hombre que tiene y/o fortalece su energía femenina es realmente esencial en este momento.
En los círculos de consciencia vemos un numero amplio de mujeres frente a los hombres que asisten a meditaciones y otros encuentros; estos hombres en su gran mayoría tienen desarrollada su parte femenina sean conscientes o no, es decir tiene cualidades desarrolladas como la paciencia, la tolerancia, la empatía, la capacidad de escucha y no se sienten amenazados por una mayor presencia de mujeres a su alrededor.
Sin embargo, por mi propia experiencia muchos de ellos no son conscientes del poder femenino que poseen, pues aún hay huellas en nosotras las mujeres que debemos sanar para poder guiarlos y ayudar a equilibrar su energía femenina. Es esta la razón por la cual ciertos hombres líderes en el mundo espiritual causan confusión y distorsión entre las mujeres y pueden manifestar una especie de “idolatría” hacia a ellos por parte de ellas. Esto sucede porque la energía femenina de estos hombres es fuerte pero no está equilibrada, reflejando a veces confusión.
El hombre consciente es:
UN GUARDIAN DE LO FEMENINO, DE LA MADRE TIERRA Y DE TODAS LAS MUJERES.
Debe tener conexión consciente con su propia energía femenina y como manejarla
Debe comprender la diferencia entre energía femenina y feminidad sin sentirse amenazado
Debe reconocer como una igual a su compañera y dejar amorosamente que ella muestre su brillo, aunque algunas veces brille mas que él.
Debe mostrar respeto al resto de las mujeres con las que comparten su vida (madre, hermanas, amigas), esto incluye la sinceridad, la lealtad y la fidelidad, la transparencia, dejar de generar conflicto y confusión hacia las mujeres.
Debe sentirse orgulloso de la sensibilidad y la creatividad y además complementarla con su compañera.
Debe sentir respeto y compartir la ritualidad y el camino del sacerdocio femenino.
Debe tener una forma amorosa y coherente de comportamiento con la mujer y por consiguiente con la Madre Tierra.
Debe comprender el sexo como un acto sagrado y de amor absoluto…
Para que esto llegue a suceder, esta tarea de todas las Mujeres el que podamos lograrlo; pues como dice la Abuela Margarita (de origen maya), “la misión de la Mujer es enseñar al hombre a amar”, y de esta manera podrá respetarnos y respetar a la Tierra.
Es por esto de suma importancia que las mujeres sanen su Matriz y las memorias que en ella acumulamos, pues de lo contrario seguiremos generando y despertando el dolor en los hombres, haciendo que ellos no puedan manifestar su energía femenina de forma equilibrada y consciente, sino con rebeldía y violencia.
La Mujer que sana, sana a su familia, a su compañero y a la humanidad entera, libera a sus generaciones.
Para que despierte ese Guardián que todos los hombres llevan, debemos sanar en nosotras las huellas de violencia y dolor que llevamos en nuestro vientre; así nuestros padres, hermanos, hijos y compañeros podrán convertirse en “ese guardián amoroso” que fue o que fuimos alguna vez.
La Madre Tierra hoy ya no quiere ni matriarcados ni patriarcados, quiere a sus Hijos e Hijas equilibrados conviviendo como iguales en armonía.
Con Amor
Samahia
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