Tuve noticias del
trabajo del antropólogo don Carlos Castañeda en el año 1974 cuando el buque en
que yo navegaba, el Mount Edén, arribó al puerto de Nueva Orleáns. Entré en una
de las mejores librerías de esa histórica ciudad y le hablé al dependiente de
mis inquietudes, quien me ofreció el libro Las enseñanzas de don Juan, que
era el primer libro de antropología de campo de Castañeda. Después de este
libro, escribiría otros cuantos más.
La obra de Castañeda
apareció en España en los años setenta y fue muy bien recibida. Sigue teniendo
un buen puñado de seguidores.
El chamanismo
mesoamericano que practicaba don Juan Matus, recogido por Carlos Castañeda, es
un sistema de prácticas que facilitan el acceso a una realidad aparte. Algunos
de los elementos de esta vía del guerrero son: la figura del chamán o guía, las
realidades ordinaria y aparte, el tonal y el nagual. El trabajo con el ego, los
pinches tiranos, la importancia personal, la cháchara mental, el desapego. Los
niveles de atención, la voluntad del guerrero, los no-haceres, la
impecabilidad, el arte del acecho, la intención, el punto de encaje, el
ensueño. Las emanaciones del Águila y los campos energéticos, etc.
Los pinches tiranos y la importancia personal.
Trabajar con los
pinches tiranos es el refinamiento del arte del acecho.
Los pinches tiranos
son aquellas personas que nos aguijonean en nuestra importancia personal. Es un
torturador, alguien que le hace la vida imposible al guerrero y tiene el poder
de acabar con él. Cualquiera puede ser un pinche tirano para nosotros. Don Juan
dice que el guerrero que se encuentra con un pinche tirano es afortunado, y si
no lo encuentra, tiene que ir a buscarlo.
Cada uno tiene su
particular pinche tirano, bien sea persona o situación adversa contraria a la
propia voluntad, especialmente aquellas en las que el ego se siente afectado y
amenazado. Situaciones de maltrato, ofensa, humillación, etc.
El pinche tirano nos
hace de espejo de nuestra importancia personal, podemos ver todo aquello que
nos hace daño, pero no queremos desapegarnos de ello. El pinche tirano nos hace
de resonador de los elementos negativos de uno mismo. Proyectamos nuestros
problemas sobre los pinches, los cuales reflejan nuestros propios conflictos.
El problema está en
uno y tiene que ver con la importancia personal. Cuando la importancia personal
es muy grande y no tenemos estrategias para manejar las acciones del pinche
tirano, sucumbimos ante él. Pero si nos enfrentamos a los pinches tiranos desde
una posición de poder, entonces templaran nuestro espíritu de guerrero y
adquirimos la sobriedad y la serenidad necesarias para enfrentarnos con el
mundo de lo desconocido.
Hacer un buen uso de
un pinche tirano y no morir en el intento asegura la eliminación de la
importancia personal y prepara a los guerreros a la comprensión de que la
impecabilidad es lo más importante en el camino del conocimiento. Por el
contrario, si la persona sucumbe ante un pinche tirano, quedará derrotada,
sucediendo que, o bien se agrupa y vuelve a la pelea con más tino, o abandona
el camino del guerrero y se convierte en un pinche tirano.
El defecto fatal es
tomar demasiado en serio los sentimientos propios, así como las acciones de los
pinches tiranos. Los guerreros tienen una buena estrategia bien pensada y están
libres de su importancia personal, pues comprenden que la realidad no es más
que una interpretación personal que hacemos de la misma.
Don Juan comenta la
siguiente experiencia con un pinche tirano. Apenas tenía veinte años de edad
cuando consiguió un empleo como jornalero en un molino de azúcar. Había un
capataz que durante varios años le hizo la vida totalmente imposible
sometiéndole a trabajos forzados y a todo tipo de vejaciones. Un buen día
intentó huir, pero el capataz lo alcanzó y le pegó un tiro en el pecho, dándole
por muerto. Su benefactor lo encontró y le dijo: "ese capataz es un
verdadero tesoro, es algo demasiado raro para ser desperdiciado. Algún día
tienes que volver a esa casa". Y así fue. Volvió al cabo de tres años,
pero con una buena estrategia utilizando los cinco atributos del ser guerrero:
control y disciplina, impecabilidad, refrenamiento, la habilidad para escoger
el momento oportuno. Don Juan volvió al molino sin ser reconocido por el
capataz. Gracias a su estrategia, no sintió ni pizca de orgullo cuando era
pisoteado en su importancia personal, afinando su espíritu y teniendo un
control en cada situación. Ejerció el arte del acecho y exploró el carácter y
las debilidades del capataz, pues así conocía mejor a su enemigo. Don Juan se
libró de su pinche tirano haciéndole sucumbir ante las propias pasiones de
éste. Había pasado seis meses en el molino y durante ese tiempo ejerció los
cuatro atributos del ser guerrero, logrando el triunfo. Nunca sintió compasión
por sí mismo, ni lloró de impotencia.
1. Los pinches tiranos
tienen el poder de acabar con la vida de sus víctimas a capricho.
2. Los pinches
tiranitos hostigan e infligen injurias sin llegar a causar la muerte de sus
víctimas.
3. Los repinches
tiranitos (o pinches tiranitos chiquititos) producen molestias y exasperación
sin fin.
División de los pinches tiranitos, cuatro
categorías:
1. Los que atormentan
con brutalidad y violencia.
2. Los que atormentan
creando aprensión.
3. Los que oprimen
generando tristeza.
4. Los que atormentan
haciendo enfurecer.
La importancia
personal es el núcleo de todo lo que tiene valor en nosotros, siendo al mismo tiempo
el núcleo de toda nuestra podredumbre. Es el modo en que cada uno construye y
maneja la realidad tratando de autoafirmarse y convencerse de que es real,
cuando en realidad es una ilusión. La importancia personal es nuestro mayor
enemigo, por culpa de ella consumimos gran parte de nuestras vidas sintiendo
dolor por las ofensas de los demás. Es un terrible estorbo, por su culpa nos
hacemos vulnerables.
Para erradicar la
importancia personal de la vida de los guerreros hay que seguir las cinco
estrategias para alcanzar la invulnerabilidad.
Cinco estrategias o
atributos fundamentales del ser guerrero para erradicar la importancia
personal: control y disciplina, impecabilidad, refrenamiento, la habilidad para
escoger el momento oportuno y el intento. Estos cinco elementos pertenecen al
mundo privado del guerrero. Los primeros cuatro elementos pertenecen al mundo
de lo conocido. El quinto elemento, el intento, se reserva para la última
confrontación, porque pertenece al mundo de lo desconocido. El sexto elemento
es el pinche tirano y pertenece al mundo exterior del guerrero.
El control y la
disciplina se logra cuando las personas comunes dan el paso para convertirse en
aprendices, esto supone un cambio de ideas con respecto a sí mismos y al mundo;
es entonces cuando se convierten en guerreros. Este proceso les hace capaces
del máximo de disciplina y control sobre sí mismos. Ejercer el control es
afinar el espíritu cuando alguien nos pisotea.
La impecabilidad es el
uso adecuado de la energía. Los guerreros hacen inventarios estratégicos para
enfrentarse a sus enemigos y hacen listas de sus actividades y sus intereses.
Después de esto deciden cuáles pueden cambiarse considerando un mínimo del
consumo de la energía y un máximo rendimiento. El inventario estratégico sólo
concierne a patrones de comportamiento que no son esenciales para nuestra
supervivencia y, por consiguiente, hay que eliminar.
El refrenamiento y la
habilidad para escoger el momento oportuno es esperar con paciencia, sin prisas
y sin angustia el momento oportuno para "clavarle la espada" al
pinche tirano.
Gracias a estos
atributos, los guerreros se convierten en hombres de conocimiento y aprenden a
ver, haciéndose videntes.
Por Carlos Velasco Montes. Psicólogo
No hay comentarios:
Publicar un comentario