SOGA DE LOS MUERTOS O AYAHUASCA
CON FRECUENCIA EN RITUALES Y CEREMONIAS DE LOS PUEBLOS AMAZÓNICOS. POR
SUS PROPIEDADES PSICOACTIVAS, EL BREBAJE HA COBRADO CIERTA POPULARIDAD ENTRE
LOS VIAJEROS, QUE ACUDEN A LAS COMUNIDADES EN LA SELVA PARA SANARSE O PARA
PROFUNDIZAR EN EL MUNDO DE LAS ENERGÍAS, EL INCONSCIENTE Y LA COSMOVISIÓN
AMAZÓNICA.
1. La ayahuasca no
provoca alucinaciones, sino que te lleva de viaje al inconsciente.
Por su
composición química, la ayahuasca es considerada una sustancia enteógena y no
alucinógena, lo que significa que el estado de conciencia alterado que produce
nos conecta con nuestra parte más espiritual. Etimológicamente, “enteógeno”
significa “ser inspirado por los dioses”. Es por eso que habitualmente se toma
para llegar a conectar con partes dormidas o bloqueadas en nuestro inconsciente
o para conectar con lo sagrado del mundo.
2. No es la ayahuasca
la que produce el “viaje”.
La
sustancia psicoactiva que modifica nuestro estado de conciencia es el DMT y no
se encuentra en la soga de ayahuasca, sino en las hojas de un arbusto bajo de
selva llamado chakruna. Nuestro cuerpo (que por sí mismo segrega DMT en
cantidades muy pequeñas, por ejemplo cuando recién nacemos) posee la habilidad
de neutralizar el efecto de la sustancia psicoactiva. Es decir: la chakruna por
sí misma no puede provocarnos nada. La ayahuasca es la que posee la capacidad de
bloquear las enzimas de nuestro hígado para que el DMT sea metabolizado con
éxito.
Lo
curioso es que la ayahuasca es la única planta de la selva (entre millones de
especies) capaz de bloquear estas enzimas en nuestro cuerpo. ¿Cómo lo supieron
los chamanes?
3. El chamán es el
mediador entre el mundo visible de las cosas y el mundo invisible de las
energías y los espíritus.
Mi
chamán se llama Braulio y le conocí porque se me rompieron las gafas y tuve que
encontrar alguien que me las arreglara. Y di con él. Era un hombre chiquito y
moreno, con los dientes enchapados en oro y una mirada líquida (la de aquellos
que saben muchas cosas pero no necesitan contárselas a nadie). Con él acordamos
hacer una ceremonia en sus tierras junto al río.
No importa lo que le preguntes a un chamán, que siempre terminará respondiéndote lo que le venga en gana. Nosotros, los de fuera, venimos con tantas ganas de saberlo todo, de conocer lo que hay en ese otro mundo invisible que está ahí pero que apenas podemos tocar, que no paramos de lanzar preguntas como flechas. Sin embargo, los chamanes saben que cada uno debe encontrar sus propias respuestas y practican muy bien su papel de guía.
La misión del chamán es dirigir la ceremonia, esto es, llamar a los espíritus (especialmente al espíritu de la Madre Ayahuasca) para que nos curen con su sabiduría y nos muestren lo que tenemos que ver.
No importa lo que le preguntes a un chamán, que siempre terminará respondiéndote lo que le venga en gana. Nosotros, los de fuera, venimos con tantas ganas de saberlo todo, de conocer lo que hay en ese otro mundo invisible que está ahí pero que apenas podemos tocar, que no paramos de lanzar preguntas como flechas. Sin embargo, los chamanes saben que cada uno debe encontrar sus propias respuestas y practican muy bien su papel de guía.
La misión del chamán es dirigir la ceremonia, esto es, llamar a los espíritus (especialmente al espíritu de la Madre Ayahuasca) para que nos curen con su sabiduría y nos muestren lo que tenemos que ver.
4. Todos los elementos
naturales tienen un espíritu o ánima.
Para
nuestra mentalidad occidental es muy difícil de aceptar que un árbol, una
piedra, o algo incluso más intangible, como el viento o el océano o la montaña
tengan un espíritu que les habita en cada una de sus partes. Sin embargo, la
cosmovisión amazónica considera que cada elemento posee su propia ánima, con el
que los seres humanos nos relacionemos en condiciones de igualdad (el fin del
antropocentrismo occidental de que los humanos somos los dueños del mundo). En
las ceremonias de ayahuasca son esas ánimas las que acuden para ayudarnos a
“ver”. Bajo los efectos del DMT nuestra sensibilidad a lo invisible se potencia
y somos capaces de intuir o incluso ver esos espíritus. Muchas veces
reconocemos la figura de la vieja Madre Ayahuasca, una brujita de piel rugosa
como la propia soga (su personificación en la Tierra). También es muy común que
aparezcan la boa, la víbora y otras serpientes: son espíritus protectores de la
selva. La forma que el chamán tiene de comunicarse con ellos es a través de sus
ícaros o cantos (el lenguaje del Universo).
5. Es absurdo seguir
pensando que el mundo invisible es una copia del mundo visible.
Las
películas de fantasmas nos han sugerido que si vemos un espíritu nos
encontraremos con una copia de su forma física, pero en versión
semi-transparente. Nada más alejado de la realidad. Del mismo modo que el mundo
visible y físico es muy complejo y está formado por millones de partículas,
desde un átomo hasta una mega-estrella, el mundo invisible también posee
jerarquías y formas propias, que nos cuestan mucho entender y aceptar. En mi
experiencia descubrí que mi manera de notar o sentir las energías y los
espíritus, especialmente durante las tomas y en el proceso de dieta, era a
través de la piel: cosquilleos en las manos, sensaciones de incomodidad física,
aires que pasan, etc.
6. Es muy importante
dietar antes y después de la toma.
Como
medicina, la ayahuasca posee sus propias instrucciones de uso. Una de las más
importantes es cumplir con el proceso desde el principio hasta el final.
Dependiendo de la zona donde tomes ayahuasca, los chamanes tendrán una manera
distinta de prepararte para ello, pero siempre habrá una dieta que seguir. Esto
es: abandonar productos “nocivos” o “fuertes” como la carne, la leche, el café,
el alcohol, e incluso el azúcar un tiempo antes de la toma y también durante
periodos que van de una semana hasta tres meses después de tomar. Esto sucede
porque en la selva la ayahuasca se toma más como purga que como conector con
mundos invisibles, es decir, para curar enfermedades del cuerpo (como puede ser
una gastritis o incluso un cáncer). La dieta, por tanto, prepara nuestro cuerpo
para llegar lo más limpios posibles al encuentro con la planta.
7. La dieta más dura es
la dieta humana.
Durante
el periodo de reposo después de tomar, el chamán te indicará el tiempo que
debes estar sin ver, hablar, tocar ni por supuesto mantener relaciones sexuales
con otra persona. Es sencillo: a través del contacto físico vinculamos nuestras
energías y es contraproducente, después de una “purga” o ceremonia de limpieza
como ésta, que otras personas que no han tomado (“que no se han limpiado”)
estén cerca de nosotros.
Para
romper la dieta (tanto la de alimentos como la de sexo) se sigue un
procedimiento que se llama “mapachear”. Consiste en inhumar los alimentos o a
tu pareja con el tabaco de selva o “mapacho” con el objetivo de limpiarlos y de
protegernos. El ánima del tabaco es protector y está muy presente en todas las
ceremonias rituales de la selva (también es un potente vomitivo).
8. Se pasa mal, se pasa
bien, se disfruta, se teme, se vomita, se sana.
La
experiencia con la ayahuasca es integral y con toda probabilidad te provocará
emociones muy diversas y contradictorias en una misma toma. La ayahuasca nos
remueve por dentro y saca a la superficie cosas que nos gustan de nosotros
mismos, y también problemas o traumas que tenemos bloqueados. Es importante no
pensar en esto en términos de “bien” y “mal”, sino como parte de una sanación
completa. El chamán siempre está ahí para guiarte y para que no pases miedo.
Elígelo bien: ha se ser de confianza.
9. La ayahuasca no es
una atracción turística.
Aquel
que quiera tomar ayahuasca para divertirse, que se abstenga y elija otra
sustancia. Por toda la selva hay estafadores que venden ayahuasca en botellitas
para que cada cual lo consuma a su modo. Por favor, no lo hagas. La presencia
del chamán es crucial, así como una actitud de respeto hacia la medicina, la
cultura amazónica y a nosotros mismos.
10. Existen muchos
testimonios, muy interesantes, de las búsquedas que emprenden los seres humanos
a través de esta medicina.
Por
ejemplo, las Cartas de la Ayahuasca, un libro que reúne la correspondencia
entre los beats norteameticanos William Borroughs y Allan Gingsberg sobre su
viaje por la Amazonía profundizando en la toma de ayahuasca o yagé (es también
un hermoso libro de viajes y búsquedas).
11. La verdadera
enseñanza es solo una.
El amor.
Por muchas preguntas que tengas que hacerle a la planta, por muchos problemas
que quieras solucionar, por muchos traumas que quieras superar, la lección que
te enseña la planta es la única: si vivimos a través del amor (el amor
incondicional por todo lo que existe, si nos sentimos parte de ese Todo)
estaremos viviendo en armonía con el Universo
Fuente: matadornetwork.com
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