Fray Bernardino de Sahagún, cronista de la
conquista a mediados del siglo XVI, menciona a los hongos capaces de provocar
alucinaciones, los cuales recibían, entre diversas denominaciones, el nombre
indígena general "teonanácatl"; por ser considerados hongos sagrados
("carne de los dioses").
El doctor Francisco Hernández, médico personal del rey de España, escribió que había tres tipos de hongos narcóticos que se veneraban. Después de describir las especies venenosas, anotó que: "otros, cuando se comen, no causan la muerte sino la locura que en muchas ocasiones es permanente; su síntoma es una especie de risa incontrolable. Por lo regular se les llama teyhuintli, son de un color amarillo subido, picantes y de una frescura no desagradable. Existen otros que, sin inducir a risa, producen visiones de todo tipo, tales como guerras e imágenes de demonios. Hay otros que son muy apreciados por los príncipes en sus fiestas y banquetes. Se procuran en vigilias imponentes y terribles que duran toda la noche. Este tipo es de color tostado y algo picante en su sabor".
Los españoles los catalogaron como hongos malos u hongos demoníacos y fueron satanizados, de ahi que su existencia pasara casi inadvertida a los europeos y, en general, a los mexicanos no indígenas durante cuatro siglos, fue hasta la mitad del siglo XX en que fueron redescubiertos por varios investigadores extranjeros.
El doctor Francisco Hernández, médico personal del rey de España, escribió que había tres tipos de hongos narcóticos que se veneraban. Después de describir las especies venenosas, anotó que: "otros, cuando se comen, no causan la muerte sino la locura que en muchas ocasiones es permanente; su síntoma es una especie de risa incontrolable. Por lo regular se les llama teyhuintli, son de un color amarillo subido, picantes y de una frescura no desagradable. Existen otros que, sin inducir a risa, producen visiones de todo tipo, tales como guerras e imágenes de demonios. Hay otros que son muy apreciados por los príncipes en sus fiestas y banquetes. Se procuran en vigilias imponentes y terribles que duran toda la noche. Este tipo es de color tostado y algo picante en su sabor".
Los españoles los catalogaron como hongos malos u hongos demoníacos y fueron satanizados, de ahi que su existencia pasara casi inadvertida a los europeos y, en general, a los mexicanos no indígenas durante cuatro siglos, fue hasta la mitad del siglo XX en que fueron redescubiertos por varios investigadores extranjeros.
Huautla de Jiménez
El
29 de junio de 1955, en las cercanías de Huautla de Jiménez (México), R. Gordon
Wasson y su fotógrafo Allan Richardson fueron invitados por una chamán
mazateca, María Sabina, a una "velada" donde serían iniciados en el
uso de los hongos visionarios. El conocimiento de este tipo de hongos fue
rescatado del olvido gracias a los esfuerzos combinados de un grupo de
pioneros, encabezado por el propio Wasson y su esposa Valentina, el botánico
Richard Evans Schultes y el etnobotánico Blas Pablo Reko. En 1957, el micólogo
francés Roger Heim, colaborador y amigo de Wasson, logró cultivar con éxito
ejemplares de psilocybe mexicana en su laboratorio, y una parte de los
mismos fue enviada al genial Albert Hofmann, quien en un breve espacio de
tiempo logró aislar y sintetizar los alcaloides indólicos psilocibina y
psilocina, responsables de los efectos psicoactivos de los hongos mexicanos. La
publicación en la revista Life, el 13 de mayo de 1957, del artículo de R.
Gordon Wasson titulado "En busca del hongo mágico", trajo como
consecuencia un creciente interés por los hongos visionarios y la expansión del
uso de los mismos en la sociedad occidental.
Maria Sabina y Gordon Wasson
Una segunda generación de etnomicólogos entre los que destacan Jonathan Ott, Jeremy Bigwood, Terence McKenna, Andrew Weill, Jochen Gartz, Giorgio Samorini y Paul Stamets recogieron el testigo dejado por Wasson y empezaron a desentrañar el misterio que aún rodeaba a los hongos alucinógenos. El desarrollo de las investigaciones en este campo permitió constatar la presencia de hongos psilocíbicos en prácticamente todas las regiones del mundo.
Psilocybe Mexicana |
Psilocybe Cubensis |
Psilocybe Cyanescens |
El uso
de los mismos a lo largo de la historia se ha revelado evidente tras el
descubrimiento de motivos artísticos que señalan la presencia de un uso de
estos hongos en culturas de diferente tiempo y lugar: Tassili (Argelia), Kerala
(India) y la Europa Medieval. Nos encontramos sin duda ante una de las
sustancias visionarias que más ha influido en la cultura humana, y responsable
-para algunos- de la génesis de las religiones.
Por lo que respecta a México se sabe que muchos de estos hongos se utilizan en ritos religiosos y oraculares entre los mazatecas, chinantecas, chatinos, mixes, zapotecas y mixtecas de Oaxaca; los nahuas y posiblemente los otomíes de Puebla y los tarascos de Michoacán. Actualmente, son los mazatecas los que más utilizan los hongos sagrados.
La psilocibina (O-fosforil-4-hidroxi-N-dimetiltriptamina), un alcaloide fúngico o triptamínico de núcleo indólico fosforilado. Esta psilocibina fosforilada es la forma estable del hongo. Ingerida por el hombre se transforma se transforma mediante hidrólisis del resto fosfórico en psilocina, que parece ser el principio fisiológicamente activo.
Por lo que respecta a México se sabe que muchos de estos hongos se utilizan en ritos religiosos y oraculares entre los mazatecas, chinantecas, chatinos, mixes, zapotecas y mixtecas de Oaxaca; los nahuas y posiblemente los otomíes de Puebla y los tarascos de Michoacán. Actualmente, son los mazatecas los que más utilizan los hongos sagrados.
La psilocibina (O-fosforil-4-hidroxi-N-dimetiltriptamina), un alcaloide fúngico o triptamínico de núcleo indólico fosforilado. Esta psilocibina fosforilada es la forma estable del hongo. Ingerida por el hombre se transforma se transforma mediante hidrólisis del resto fosfórico en psilocina, que parece ser el principio fisiológicamente activo.
Psilicibina |
Psilocina |
Este
alcaloide fúngico posee una estructura molecular prácticamente idéntica al
neurotransmisor serotonina. Los neurotransmisores son los encargados de llevar
la información de una neurona a la siguiente. La serotonina es la responsable
de la percepción sensorial, la regulación de la temeperatura y el inicio del
reposo nocturno. La psilocibina compite en eficacia con la serotonina en su
ligazón con las localizaciones sinápticas.
Quienes investigan este tema coinciden en afirmar que la psilocibina, del cual no se conoce cantidad letal para los humanos, ni hay antecedente alguno de intoxicación aguda, tiene un efecto profundamente catalítico del impulso lingüístico. Mejora el funcionamiento cerebral agudizando los sentidos. La psilocibina produce un mayor efecto de despersonalización que el LSD. Estudios psicométricos demuestran que la psilocibina acarrea modificaciones individuales ligadas a la afectividad, sobre la propiedad que tiene de estimular la memoria afectiva, provocando inhibición y extroversión, facilitando la expresión de los sentimientos. Se necesitan dosis superiores a los 0.8 gramos para que los efectos sean apreciables. No se han descrito fenómenos de dependencia física o psíquica, o enviciamiento.
Los efectos farmacológicos comienzan al transformarse por desfosforilización la psilocibina en psilocina durantie la digestión. Pasados unos 30 o 45 minutos desde la ingestión (la masticación prolongada puede acortar este periodo de tiempo), se observa un aumento de la temperatura corporal, enrojecimiento cutáneo, alteraciones visuales y auditivas, sinestesias y, en general, efectos similares a los producidos por el LSD o la mescalina. La duración de la experiencia es de unas 3 a 6 horas, y la ingestión de dosis altas suele producir un aumento en la intensidad de la experiencia en lugar de prolongarla.
Los efectos físicos consisten, casi siempre, en aumento del pulso, de la presión arterial, del ritmo cardíaco y de la temperatura corporal, temblores en las extremidades, estremecimiento, escalofríos, momentos de respiración arrítmica, anorexia, aumenta la salivación, náusea, rubefacción, palidez, midriasis, micturación; sensaciones somáticas subjetivas de debilidad, frío, calor, entumecimiento y llenura del abdomen, entre otras.
Los efectos sicológicos son: alucinaciones, ilusiones, los colores se avivan, los objetos se mueven y se deforman, se ven manchas, destellos de luz, figuras geométricas y líneas zigzagueantes, así como formas caleidoscopicas que cambian rápidamente, el gusto, el olfato, el tacto y el oído se agudizan, hay sinestesias que es una especie de traslación de tipo sensorial en otro; puede haber cambios emocionales como reír sin un motivo aparente y sentir hostilidad, sospecha o intenso afecto. También hay cambios en el entendimiento, fácil distracción por estímulos externos o internos, rápido flujo de ideas, pérdida del sentido del tiempo y del espacio, despersonalización, con una separación del cuerpo y de la mente.
Quienes investigan este tema coinciden en afirmar que la psilocibina, del cual no se conoce cantidad letal para los humanos, ni hay antecedente alguno de intoxicación aguda, tiene un efecto profundamente catalítico del impulso lingüístico. Mejora el funcionamiento cerebral agudizando los sentidos. La psilocibina produce un mayor efecto de despersonalización que el LSD. Estudios psicométricos demuestran que la psilocibina acarrea modificaciones individuales ligadas a la afectividad, sobre la propiedad que tiene de estimular la memoria afectiva, provocando inhibición y extroversión, facilitando la expresión de los sentimientos. Se necesitan dosis superiores a los 0.8 gramos para que los efectos sean apreciables. No se han descrito fenómenos de dependencia física o psíquica, o enviciamiento.
Los efectos farmacológicos comienzan al transformarse por desfosforilización la psilocibina en psilocina durantie la digestión. Pasados unos 30 o 45 minutos desde la ingestión (la masticación prolongada puede acortar este periodo de tiempo), se observa un aumento de la temperatura corporal, enrojecimiento cutáneo, alteraciones visuales y auditivas, sinestesias y, en general, efectos similares a los producidos por el LSD o la mescalina. La duración de la experiencia es de unas 3 a 6 horas, y la ingestión de dosis altas suele producir un aumento en la intensidad de la experiencia en lugar de prolongarla.
Los efectos físicos consisten, casi siempre, en aumento del pulso, de la presión arterial, del ritmo cardíaco y de la temperatura corporal, temblores en las extremidades, estremecimiento, escalofríos, momentos de respiración arrítmica, anorexia, aumenta la salivación, náusea, rubefacción, palidez, midriasis, micturación; sensaciones somáticas subjetivas de debilidad, frío, calor, entumecimiento y llenura del abdomen, entre otras.
Los efectos sicológicos son: alucinaciones, ilusiones, los colores se avivan, los objetos se mueven y se deforman, se ven manchas, destellos de luz, figuras geométricas y líneas zigzagueantes, así como formas caleidoscopicas que cambian rápidamente, el gusto, el olfato, el tacto y el oído se agudizan, hay sinestesias que es una especie de traslación de tipo sensorial en otro; puede haber cambios emocionales como reír sin un motivo aparente y sentir hostilidad, sospecha o intenso afecto. También hay cambios en el entendimiento, fácil distracción por estímulos externos o internos, rápido flujo de ideas, pérdida del sentido del tiempo y del espacio, despersonalización, con una separación del cuerpo y de la mente.
Pero hay una experiencia superior de la
experiencia con psilocibina y ésta es la total apertura al éxtasis chamánico
que proporciona. Fuertes vivencias de embriagadora profundidad en la que se
disuelven los límites que la conciencia ordinaria impone. Una suerte de acceso
hacia las otras realidades sitas en lugares que están más allá de este
superholograma al que llamamos mundo físico. No es de extrañar que los físicos
cuánticos vanguardistas vean en las sustancias alucinógenas una interesante vía
de acceso a los mundos que pueden teorizar desde las matemáticas. Esta
sustancia que suele describir cuadros de percepción suprasensorial, tiene
actualmente un consumo extendido en los países del norte de Europa y Escocia,
sobre todo en las discotecas de música House y Trance. En Holanda se pueden
comprar en algunos establecimientos estas setas de forma legal, contrastando
con la persecución que sufre en Alemania.
Por: José Luis Vrátný
Estudios anteriores del Imperial College de Londres sugieren que la
psilocibina en "hongos" puede curar la depresión y el trastorno de
estrés postraumático, y ahora, estudios de South Florida confirman que los
"hongos" y la psilocibina son como la planta milagrosa del cannabis
que poco a poco se está legalizado, un producto milagroso de la tierra con
múltiples y potentes usos médicos.
Nuevos estudios demuestran que la psilocibina
elimina el trauma y el miedo de la memoria en la mente de los ratones, e
incluso estimula el crecimiento de una gran cantidad de nuevas células
cerebrales.
Estudios realizados en la Universidad del Sur
de Florida indican que la psilocina (o la psilocibina que se metaboliza en
psilocina) encontrada en "hongos", provoca crecimiento de nuevas
células cerebrales, y borra los recuerdos aterradores en ratones.
Los ratones entrenados para temer una
descarga eléctrica al oír un ruido asociado con el choque, dejaron de
reaccionar con miedo al ruido cuando se les administró una pequeña dosis de
psilocibina, mucho más rápidamente, a diferencia de los ratones que no recibieron
psilocibina.
"Ellos
simplemente perdieron el miedo", exclamó el co-autor del estudio, el Dr.
Juan Sánchez-Ramos, profesor de trastornos del movimiento.
Mucho más investigación podría hacerse por la
gente común y profesores por igual, si el gobierno de Estados Unidos y otros
gobiernos demasiado poderosos no estuvieran en guerra con sus propios
ciudadanos sobre las drogas.
Los hongos de psilocibina, o
"chongos", por supuesto, son ilegales en los Estados Unidos, e
ilegales también en otros países, simplemente porque los poderes de Estados
Unidos y el oeste los acosan para que cumplan o persuadan de alguna manera que
no conocemos. Los hongos de psilocibina son un género de hongos, llamado
"Psilocibe".
Estos hongos que entran en este género son Psicibine Cubensis Psilocybe o Psilocybe
bispora.
La gente está ansiosa de mirar en la idea de
utilizar hongos de psilocibina para curar,
·
TEPT (trastorno de estrés postraumático)
·
depresión crónica,
...y una amplia gama
de otras enfermedades mentales y físicas, por lo que sólo tendremos que
sacarnos de nuestras espaldas al gobierno para hacerlo.
Fuente bibliotecapleyades.net
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