miércoles, 27 de marzo de 2019

LA TRANSFORMACIÓN ES VIBRACIÓN


La Ley de la vibración es la diferencia entre la mente y la materia, entre los mundos físicos y no físico.
De acuerdo con la Ley de Vibración, postula que todo vibra o se mueve, nada permanece inactivo.
Todo está en un estado constante de movimiento, y por lo tanto, no hay tal cosa como la “inercia”, o un estado de reposo.

Desde lo más etéreo, y hasta lo más importante forma de la materia, todo está en un constante estado de vibración.
Si trasladamos desde el más bajo al más alto grado de vibración, descubrimos que hay literalmente millones y millones de niveles o grados; desde el electrón en el universo, todo está en movimiento vibratorio.
Sobre este principio o ley expresamos que nada en el cosmos, en el universo, las galaxias, los sistemas solares, los planetas, los satélites, las estrellas y toda la existencia es estático.
No existe la rutina cósmica o universal en ninguno de los planos o dimensiones. Es una creación de la mente egotista.
Todo es movimiento, es dinámico; se transforma, cambia, modifica o transmuta, desde lo más aparentemente sólido y denso hasta lo más sutil, etéreo o invisible a los ojos.
En tan solo millonésimas de segundos se producen infinitos cambios que son indetectables, incluso por la tecnología más avanzada conocida. Cambios que son imperceptibles por el ser humano, pero que sin embargo están ocurriendo.
Cuando observamos el cielo a cualquier hora del día, notaremos que jamás se repite una forma exacta en las nubes, pues ellas danzan constantemente al ritmo del viento y el universo.
Si miramos las estrellas, las constelaciones, nebulosas, aunque para el ojo humano aparentemente siempre están en el mismo lugar y en repetitivo alineamiento, realmente nunca lo están.
Tanto las partículas más pequeñas conocidas hasta ahora según la física cuántica, tales como las cuerdas (hilos elásticos de energía), quantos, átomos, células, hasta los objetos o estructuras naturales más grandes como las elevadas montañas, por mencionar una de ellas, a cada segundo sufren modificaciones constantes.
Los fractales (formas geométricas cuya estructura básica y fragmentada se repite a distintas escalas en muchas estructuras de la naturaleza) son una muestra de la transformación continua que se manifiesta en todas partes.
En tal sentido, cada segundo y minuto que transcurre en la vida de una persona, se producen cambios y transformaciones en toda su estructura física, en la mente, ADN, que van condicionando la manera de ver y entender lo que ocurre en su mundo interior, por ende, el mundo exterior.
A veces se presentan eventos tan intensos que producen cambios de manera inmediata, notoria y en ciertas ocasiones bruscas.
Por consiguiente, cada individuo es como una ola de un vasto océano, donde viene y va pero nunca permanece en el mismo lugar; donde se desvanece y aparece, a veces chocando con las rocas enormes que reposan en los acantilados, llegando con suavidad a la orilla de alguna playa o tomando formas y siluetas distintas.
Toda experiencia que nos toca vivir, crease o no, genera transformaciones representativas en nuestra psique, mente, consciencia y frecuencia vibratoria. La visión de nuestro entorno cambia. Lo que veíamos o percibíamos de una manera, la empezamos a ver de otra.
Y en esa transformación, en ocasiones nos tocará sufrir y en otras las experiencias serán placenteras, sin embargo, todas serán necesarias para realizar cambios transcendentales e imprescindibles dentro de nosotros.
En ciertas ocasiones la falta de Fe nos hará creer que no existen salidas. Que nada de lo que hacemos o hagamos será suficiente para poner fin a ese sufrimiento que nos agobia todos los días.
Ahora recordemos por un instante:
Cuántas veces nos tocó pasar por momentos de preocupación, angustia, estrés, tristeza, miedo o depresión, y después de tanto resistir, al final logramos vencer todos los obstáculos.
Que más que obstáculos, fueron y serán las pruebas que como almas de luz en vehículos físicos (nuestra fantástica estructura humana) elegimos vivir para lograr la transformación necesaria para elevar las vibraciones, alcanzar el despertar de la consciencia y llevar a cabo la misión que se nos fue asignada para ser cumplida en este plano dimensional.
Amemos y Vibremos con el Universo.
Amemos todas nuestras experiencias sin negarlas, a todas las personas que pasen por nuestra vida sin juzgarlas, ya que a través de ellas nos transformaremos en esos seres estelares que por Orden, Voluntad, Decreto y Esencia Divina “YA SOMOS”.

Marco Fajardo

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