El yo y el Otro Yo.
Este mundo en el que vivimos (el Tonal del yo) es una proyección del ser
que somos en el Ensueño y en el Silencio (el Nagual del Otro Yo). Es
decir que somos soñados más que soñadores, que lo sutil (la 4ª y 5ªD)
influye sobre lo más denso (3ª y 4ªD), y que aquí están las preguntas y
allí las respuestas frente a cualquier cuestión que nos planteemos en la
vida. Entre los dos mundos hay una barrera de fuego que podemos llamar
el Muro de niebla.
El yo se encuentra a esta lado de la barrera, donde prevalece la mente
implantada por seres foráneos que controlan nuestra vida (llena de miedo
y de agresividad) y que son predadores de nuestra energía (el brillo de
la Conciencia). Cualquier energía que proyectemos mentalmente dando
poder a un ser externo al Yo Soy (dioses, maestros ascendidos, ángeles,
vírgenes, gurús, artistas o deportistas) alimenta a estas entidades que
nos fagocitan, hasta el punto de que acabamos siendo como ganado al que
reúnen en grandes ciudades para sacrificarlo en sus fiestas privadas.
Por ello nada real puede suceder en nuestra vida interna mientras no
hayamos silenciado la mente ordinaria. Los niños están rodeados de una
burbuja brillante de energía hasta los cuatro años y atraen todas las
miradas, pero poco después la mente se activa y van perdiéndola, hasta
el punto que como adultos solo retienen un poco de su brillo en la
planta de los pies, casi insuficiente para sentir su vínculo con la
madre Tierra.
El Otro Yo es lo que eres cuando atraviesas la barrera. Se encuentra al
final del Túnel de Eternidad o del Ojo de Shiva, la corona de santidad
de las religiones. No es otro yo, sino aquello luminoso en lo que se
convierte el yo al pasar al Otro lado del espejo. Aquí eres el yo, allí
eres el Otro Yo, pero no existe nada como aquí y allí, tan solo la
simultaneidad del ahora, el instante sin tiempo. Ese Gemelo precioso o
Doble luminoso conoce todas las soluciones, pero tu solo coleccionas
interrogantes y te cuestionas cada pequeña cosa que sucede en tu vida. A
pesar de esto, la continuidad de la Conciencia se mantiene, ella es el
yo y el Otro Yo, y más aún. Allí la Palabra/pensamiento es poder y se
cumple siempre de forma inmediata (flotar, comprender, atravesar el
tiempo y el espacio, amar, aunque sin excluir todos los aspectos
negativos que puedas imaginar). Tu temor crea un fantasma o un enemigo
en un nanosegundo, sientes dolor o te angustias en cuando se levanta una
pequeña duda sobre tu identidad divina. Y es un mundo rebosante de
Sentimiento. Tanto que los hombres en sus sueños (lo masculino abre la
puerta de las diferentes dimensiones) temen esa frecuencia emocional y
se agitan mucho (a nivel cardíaco por ejemplo), experimentando la
nostalgia, la tristeza o la fusión con todo como un peligro a su
integridad. Mientras que las mujeres (lo femenino ha de seguir a lo
masculino) una vez que están dentro lo viven con mucha conciencia y se
mantienen en ese estado con mucha más tranquilidad.
Es necesario que seas capaz de crear una Conciencia Testigo (el
Observador no implicado) que te mantenga fuera de la identificación con
los objetos, personas y situaciones de la vida diaria (que logres salir
del yo ordinario y de la mente parásita). Pero también has de conseguir
mantenerte como Testigo ante la manifestación inconsciente de los sueños
(en el permanente flujo de cambio del nagual), y ser capaz rastrearlos
sin ser arrastrado por ellos. Es así como lograrás ser libre de las dos
atenciones, ambas complementarias y parciales, para alcanzar la
totalidad del Ser. Sin la experiencia del Otro Yo siempre serás un
muñeco en manos de los que conducen la matrix holográmica en la que
vives. Para que todo se armonice adecuadamente has de aligerar primero
tu relación con la personalidad que crees ser (orgullo, importancia
personal, miedo, pensamientos limitativos, creencias y emociones). Y
recuerda, si tienes que elegir entre los dos mundos, elige la integridad
y la impecabilidad del tonal, y deja el nagual para más adelante
(especialmente si, por falta de guía a tu lado, sufres una crisis mental
cuando conectas con los dos mundos al mismo tiempo). Sólo cuando tu
vida se haya vuelto ligera y transparente tu yo transmitirá estructura a
tu Otro Yo, y éste teñirá con los colores de la magia tus relaciones
cotidianas. Aquí todo está separado e inamovible y allí todo esta unido y
en cambio continuo, por eso tienes que poner un poco de simetría
estructurada en el Caos del nagual, y añadir un poco de encantamiento
mágico en el Orden del tonal.
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