El proceso por el cual la
mente crea nuestra existencia ignorante y el sufrimiento en el que vivimos lo
describe Chandrakirti en su obra Guía del Camino Central (Madhyamakavatara),
en donde afirma: "Un estado mental
indisciplinado da origen a los engaños que propulsan a un individuo a la acción
negativa que, a su vez, crea el entorno nocivo en el que vive la persona".
Para tratar de comprender
la naturaleza de la libertad del sufrimiento (nirvana) de la que habla
el budismo, podemos remitirnos a un pasaje del texto de Nagaryuna, Fundamentos
del Camino Central (Mulamadhyamakakarika), en el que, en cierto
sentido, equipara la existencia no iluminada (samsara) a la existencia
Iluminada (nirvana). Lo que indica, aquí, Nagaryuna es que no debemos
creer que nuestra naturaleza o nuestra existencia,
iluminada o no, es
intrínseca. Desde el punto de vista de la vacuidad, ambos estados se hallan
igualmente vacíos por completo de una realidad o de una existencia intrínseca. Lo que diferencia un estado no iluminado de uno iluminado
es el conocimiento y la experiencia de la vacuidad. El conocimiento y la
experiencia de la vacuidad del samsara es el nirvana. La
diferencia entre samsara y nirvana es un estado mental.
Una vez dadas estas
premisas, es lógico preguntar: "¿Está
sugiriendo el budismo que todo cuanto existe no es más que una proyección de
nuestra mente?". Ésta es una pregunta crítica a la que los maestros
budistas han ofrecido distintas respuestas. Por un lado, los grandes maestros
han argumentado que, en el análisis final, todo, incluyendo nuestra experiencia
de sufrimiento y felicidad, no es más que una proyección de nuestra mente. Pero
hay otro grupo que ha argumentado, vehementemente, en contra de esa forma
extrema de subjetivismo. Este segundo grupo mantiene que, si bien en cierto
sentido se puede comprender que todos los fenómenos, incluyendo las
experiencias propias, son creaciones de la propia mente o consciencia, esto no
significa que todo sea sólo mente. Ellos afirman que uno ha de mantener un
grado de objetividad y creen que las cosas existen. Aunque mantienen que la
consciencia, la mente, el sujeto, desempeña una función en la creación de
nuestra experiencia y del mundo, insisten en que existe, también, un mundo
objetivo que es accesible a todos los sujetos y a todas las experiencias.
Hay otro punto, con
respecto al concepto budista de libertad o nirvana, que creo necesario
que se comprenda. Nagabuddhi, un discípulo de Nagaryuna, afirma que, "la Iluminación o la libertad espiritual no es un
regalo que alguien pueda hacerte ni es la semilla de la Iluminación algo que
sea poseído por otro". La implicación, aquí, es que la semilla o el
potencial para la Iluminación existe naturalmente en todos los seres. A continuación, Nagabuddhi pregunta: "¿Qué es
nirvana?, ¿qué es la Iluminación?, ¿qué es libertad espiritual?". Y
su respuesta es la siguiente: "La verdadera
Iluminación no es más que la comprensión absoluta de la naturaleza de la propia
entidad". Cuando Nagabuddhi habla de la naturaleza de la propia
entidad, se está refiriendo a lo que los budistas llaman la clara luz última o
la naturaleza interna y radiante de la mente. Nagabuddhi
afirma que el auténtico estado de budeidad se alcanza cuando la naturaleza
interna se ha actualizado o comprendido en toda su profundidad.
Así pues, cuando hablamos
de la Iluminación, el estado de la budeidad o del nirvana, que son los frutos
de los esfuerzos espirituales personales, estamos hablando de una cualidad de
la mente, de un estado mental. Del mismo modo, cuando nos referimos a los
engaños y a los factores que oscurecen y obstruyen nuestra logro del estado
iluminado, estamos hablando también de estados mentales, de los estados
mentales engañosos. En particular, nos estamos refiriendo a los estados
engañosos que se hallan enraizados en un modo distorsionado de percibir el
propio yo y el mundo. La única forma de eliminar esa comprensión errónea, esa
manera distorsionada de percibir el yo y el mundo, es cultivar la visión
correcta de la verdadera naturaleza de la mente, de la verdadera naturaleza del
yo y del mundo. Aquí, una vez más, tanto la percepción purificada como los
objetos de purificación han de ser comprendidos en términos de estados
mentales.
En resumen, la enseñanza
del Buda equipara, por un lado, un estado mental indisciplinado con el
sufrimiento y con la existencia no iluminada y, por el otro, un estado mental
disciplinado con la felicidad, con la Iluminación o la libertad espiritual. Éste es un punto esencial. Generalmente, nuestras
experiencias diarias de placer y de dolor están relacionadas con sensaciones
físicas y con estados mentales. Es obvio. Cuando el placer o el dolor se
manifiesta principalmente en forma de sensaciones físicas, puede sersubyugado o
neutralizado por un estado mental. Esto está claro. Por otra parte, es difícil
neutralizar un estado mental desdichado mediante el bienestar físico. Si un
enfermo que padece grandes dolores mantiene una mente serena, será capaz de
neutralizar su sufrimiento. Y también se puede aliviar el sufrimiento físico
con una actitud de aceptación o con el deseo de soportarlo. Es pues tan útil
como importante concentrarse en el adiestramiento mental sobre una base diaria,
incluso sin considerar la próxima vida o la libertad espiritual. Yo creo que a
todos nos conviene
cuidarnos más de nuestra mente, no sólo del dinero. Creo que conviene incluso a aquellos que no buscan
ni están interesados en obtener resultados a largo plazo.
Fuente: ADIESTRAR LA MENTE - DALAI LAMA
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