El núcleo de todas las grandes enseñanzas y maestros espirituales se puede resumir en unos pocos párrafos.
Elige ser tolerante, benigno, indulgente y compasivo, amando incondicionalmente toda vida en todas sus expresiones, incluyéndose uno mismo.
Céntrate en el servicio desinteresado y en dar amor, consideración y respeto hacia todas las criaturas.
Evita la negatividad y el deseo de lo mundano, y la codicia de los placeres y posesiones.
Renuncia a opinar y a la crítica de lo correcto frente a lo erróneo, a la vanidad de tener “razón”, y a la trampa de la justicia.
Intenta comprender en lugar de condenar.
Confía en el amor, en la misericordia, en la sabiduría infinita y la compasión de la Divinidad, que ve a través de todo error humano, limitación y fragilidad.
Pon la fe y la confianza en el amor de Dios, que todo lo perdona, y comprende que la condena y el miedo al juicio provienen del ego.
Al igual que el Sol, el amor de Dios brilla igualmente para todos.
Evita las imágenes negativas de Dios en tanto que son un error antropomórfico, por ejemplo, los celos, la ira, la destructividad, la parcialidad, el favoritismo, la venganza, la inseguridad, la vulnerabilidad, etc.
El Ojo del Yo. Al cual nada le está oculto
Cap. 5. Burlando el ego.
David R Hawkins
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