Hace algún tiempo veía en la televisión una serie de casos reales de personas necesitadas y presentaron a un niño como de 8 años que no podía caminar, que había nacido con determinada enfermedad que le impedía muchas cosas; pero lo sorprendente es que el niño, que vivía felizmente, vigilaba el estado de ánimo del papá (quien vivía deprimido). Así que con toda la dificultad del mundo el niño se movía e iba con él para preguntarle: ¿Papá estás bien? Y el hombre secándose las lágrimas! Entonces el niño le decía: Papá no llores que la vida es bella, y sonreía como si a cada segundo recibiera un regalo.
Comprendí que la actitud sabia del niño es lo que llamamos amor. Y que el amor, como la enseñanza está en todas partes, incluso en algunos programas de televisión.
El amor que no das. ¿A quién? Pues a ti mism@. Quizás no hayas pensado que este regalo llamado vida es cortísimo, y que en la última hora casi siempre se desea un poquito más de tiempo para reparar lo que no pudo hacerse durante años, para abrazar y amar lo que siempre se dejó de lado. Quizás no hayas pensado que es más difícil vivir pensando que nadie te ama o que tod@s te lastiman o te fallan. Que la vida es muy dura. Que tu cuerpo no responde a las palabras amorosas. Que nada está funcionando. Quizás no hayas tomado en cuenta que pensar así es lo que te hace daño.
Pero aparte de cómo estos pensamientos te hacen sentir, también importa lo que emanas, la vibración que envías para que se te devuelva más de lo mismo. Entonces si te quejas por falta de dinero te aparecerán más deudas de la nada. Si te quejas de tu cuerpo, aumentarás un par de kilos con sólo pasar frente a la panadería. Si te quejas de tu novi@, un buen día ya no le tendrás. Si te quejas de la vida, su peor cara te mostrará.
Estas palabras también son para una mujer que me escribió para darme las gracias y de paso contarme que mi boletín de nombre: el amor que no das, evitó que ella intentara terminar con su vida. Y leyendo sus palabras me di cuenta de que sin saberlo, ella me daba una oportunidad, un motivo más para amar, agradecer y perdonar a esa pequeña o gran parte de mí, que inconscientemente había generado su experiencia. A ella le dije en mi mente, por favor perdóname, gracias, te amo.
Esta entrada no es para decirte que la vida es bella y que por favor luches por ella, porque la vida no es un cuadrilátero de boxeo, la vida es un campo de girasoles y sólo te es preciso comprender que hay una fuerza superior a ti, que se introduce a través de tu cuerpo y te permite detenerte entre sus flores o caminar entre ellas. Así que sólo continúa caminando y ama la oportunidad de caminar, el crujir de las hojas o quizás la tierra cálida bajo tus pies. Ama el vehículo que te mantiene unid@ a este mundo y ama también la oportunidad de amar. No los resultados, sino la simple oportunidad de decir: te amo. Eso ya es un regalo.
Y si todo esto es muy difícil para ti, si no puedes sentirlo, ámalo también. Agradece tus momentos de oscuridad, que todo lo agradecido se ilumina. Perdona por completo lo que sientes si te lastima, por muy justo que parezca. Se trata de ti, de sanar el dolor, de que seas feliz, de que si vas a pensar, a partir de hoy lo hagas diferente, a favor tuyo.
Si dominar el arte de amar, te va a llevar a la conquista de la dicha, entonces vale la pena cada lágrima, cada intento y cada “no puedo” envuelto en gratitud.
Gracias por leerme.
Vivi Cervera-
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