**IN LAK’ECH: Yo soy tú. Yo soy otro tú.
HALA KEN: Tú eres yo. Tú eres otro yo.**
Estas palabras ancestrales no son solo un saludo, sino un espejo del universo: **un recordatorio sagrado de que tu aliento es mi aliento, tu dolor es mi dolor, tu luz es mi luz.** En esta verdad simple y profunda, se disuelven las barreras que nos separan.
**Imagina un mundo donde esta conciencia late en cada corazón:**
Un mundo donde tu bienestar no compite con el mío, sino que lo nutre. Donde la prosperidad de tu familia es bendición para la mía, y el fluir de tu economía fortalece el río de la abundancia colectiva. **Porque si tú estás bien, el mundo está bien.** Si tu comunidad florece, la humanidad entera da un paso hacia la plenitud.
Este es el cimiento de la **Nueva Era que nace:**
Una era donde la diversidad de culturas, creencias y sueños no es motivo de conflicto, sino el tejido radiante de nuestra humanidad compartida. Donde honramos cada camino espiritual, cada tradición, cada voz que canta a la Vida. **Ya no necesitamos aniquilar los sueños ajenos para validar los nuestros.** La guerra, el odio, la explotación... son sombras de un tiempo que se desvanece ante el amanecer de la compasión activa.
**Llega el momento de recordar:**
Recordar que todos somos memoria ancestral, que en nuestras venas corre la sabiduría de incontables vidas y pueblos. Rompemos las cadenas impuestas por sistemas egoístas que dividieron lo indivisible. **No hay "pueblo elegido": TODOS lo somos.** Cada ser humano es sagrado, portador de una chispa divina. No necesitamos profanar tumbas ni invocar oscuridades para encontrar poder. El verdadero poder yace en el respeto a los que partieron, en dejar descansar a los ancestros, y en construir sobre la tierra un legado de paz.
**Bienvenida, Era de la Luz:**
Una luz que no ciega, sino que revela nuestra esencia interconectada. Es la luz del reconocimiento: cuando miro tus ojos, me veo a mí mismo. Cuando escucho tu historia, escucho la mía. Es la luz de la responsabilidad compartida: tu dolor me llama a actuar, tu alegría me eleva. **La magia que ahora invocamos es blanca, pura, creadora:** la magia de elegir el bien común, de sanar heridas colectivas, de tejer comunidades donde la individualidad brilla sin apagar a otra estrella.
**Este es el juramento silencioso que late en cada "In Lak’ech":**
*"Tu existencia es mi espejo. Tu lucha es mi llamado. Tu sanación es mi liberación.
Cuidaré de ti como cuido de mí, porque en el tejido del universo, tu hilo y el mío son uno.
Construiré un mundo donde tu prosperidad sea mi celebración, tu cultura mi enseñanza, tu fe mi respeto.
Juntos, recordaremos quienes somos realmente: hijos e hijas de la misma Tierra, custodios de la misma Luz."*
**IN LAK’ECH: Yo soy tú.
HALA KEN: Tú eres yo.
Y en esa unidad sagrada, renace el mundo.**
Este texto busca ser un eco de la verdad que ya reside en el corazón humano: **somos Uno.** Su fuerza está en recordárnoslo con belleza, claridad y un llamado profundo a vivir esa unidad en lo cotidiano y en lo trascendente.
DAHARA VIDYA...
Armando Rodriguez Morales.
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